Foto I Archivo I LA P ATRIA
El 9 de julio del 2006 LA PATRIA publicó esta nota sobre el paso del cortejo fúnebre con los restos de Carlos Gardel, máximo símbolo del tango en el mundo. En la imagen se recogen aspectos del recorrido, histroias de personas, entre otros aspectos.
LA PATRIA viajó al occidente de Caldas, donde en diversos parajes recogió testimonio sobre el paso del cortejo fúnebre con los restos de Carlos Gardel. En Supía, Anserma y Riosucio el suceso tomó aspectos de la leyenda que es hoy ante un personaje ubicado en el olímpo de los más populares de nuestra América. Esta es la historia, publicada el 9 de julio del 2006 en este diario.
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RELATOS DEL TRASLADO DEL CUERPO SIN VIDA DEL CANTANTE
Restos de Gardel, recuerdo vivo en Supía, Riosucio y Anserma
Por caminos de arriería y a lomo de mula pasaron por el occidente caldense los despojos mortales de la máxima leyenda del tango del mundial. Lo velaron en un viejo hospedaje y en casas antiguas. La ruta fue de Medellín a Buenaventura. Testimonio.
Óscar Veiman Mejía
Editor regional/LA PATRIA
La carretera empedrada se convierte, a medida que se camina, en un estrecho sendero. Algunos pobladores dicen que la gente de Supía pasa por el lugar en noviembre y en Semana Santa en busca del oro que carga el fantasma de un militar de la Guerra de los Mil Días. “Señor, pero dicen que por aquí velaron a Gardel”. El campesino se queda callado. “El que sabe de eso es don Napoleón Orozco”, asegura una voz femenina.
Al final del camino aparece, detrás de tres árboles de mango, una casa blanca y roja, con piedras perfectamente ubicadas como tapete a la entrada, bombillos de Navidad en el largo corredor, tejas de barro, paredes roídas por el tiempo y un solitario y manso perro guardián. LA PRADERA, estampado en la pared, define el nombre de la finca y del sector.
La afirmación parece increíble por más que la corroboran herederos de la casa, escritores, historiadores, publicaciones: allí estuvieron los restos mortales de Carlos Gardel, la leyenda mundial del tango. “Qué bueno que yo hubiera nacido en esa época para ver visto eso”, dice don Napoleón, quien nació en 1936, justo al año siguiente del paso de los restos de Gardel por la casa de la finca de sus familiares.
Napoleón se convirtió en un seguidor de la milonga y el tango. “Por eso, de los hijos yo era quien le preguntaba y le preguntaba a mi padre por aquella historia y cada vez me apasionaba más. Vea, ahí en el corredor de la casa fue donde tuvieron los restos de Gardel”.
La vivienda de bahareque aún firme, y ubicada a 10 minutos en vehículo del casco urbano de Supía, servía de hospedaje a quienes transitaban por caminos con mulas cargadas de mercancía por el occidente de Caldas y sur de Antioquia. Antonio “el Mono” Montoya y “Pepe” Meza, dos legendarios arrieros de la zona, según don Napoleón, tuvieron la misión de recibir los restos de Gardel y llevarlos a Supía.
Gardel perdió la vida el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo en el aeropuerto de Medellín. Ese día chocó el trimotor F31, en el que viajaba, con otra aeronave similar llamada Manizales. 15 personas murieron y al ídolo musical lo sepultaron al día siguiente en el cementerio San Pedro de Medellín.
Francisco Echavarría, uno de los sepultureros, recordó el año pasado en una de las publicaciones con motivo de los 70 años de la muerte de Gardel: "Fue en la parte de atrás del cementerio, en la puerta norte, y había muchísima gente que mientras lloraba, cantaba...".
Ataúd y baúles
Seis meses después se inició el tortuoso recorrido, que incluyó a Supía, Riosucio y Anserma, para llevar los restos a Buenos Aires. Uruguay aseguraba que el cantante nació en Tacuarembó, al sur del país, y Francia reclamaba que en Tolouse. Sin embargo, al final fue Argentina, la tierra donde creció el artista, la que se quedó con los despojos mortales.
El historiador caldense Jaime Rico Salazar, autor del libro “La vida y las canciones de Carlos Gardel”, relata que Armando Defino, quien fue el representante en vida de Gardel, consiguió el permiso legal para sacar el ataúd de la bóveda.
La caja mortuoria, fabricada en metal, con unos 20 baúles, partió el 17 de diciembre de 1936 en tren con rumbo a Buenaventura (Valle), donde la esperaría Defino. El ferrocarril llegó a La Pintada. El cortejo fúnebre continuó su ruta y en una berlina (coche pequeño cerrado por lo general con dos puestos atrás) prosiguió hasta arribar a Valparaíso.
Don Luis Orozco, el papá de Napoleón, terminaba la jornada labrando la tierra y sacaba tiempo para responder las inquietudes de su hijo, ya tocado para siempre por el sentimiento del tango. “'El 'Mono' Montoya, tío mio, y 'Pepe' Meza tenían una recua y en Caldas (Antioquia) los contrataron para que trajeran los restos por estos caminos tan difíciles”, expresa Napoleón.
El papá también le contó que los restos los bajaron hasta Supía y allí les rindieron honores. El supieño y Presidente de la Academia Caldense de Historia, Jorge Eliécer Zapata, indica: “es algo que siempre se ha contado en el municipio, inclusive que lo tuvieron en el recinto del Concejo Municipal, donde ofrecieron un homenaje”.
Con placa en Riosucio
María Trejos de López solía contar historias a sus nietos sobre la llegada del primer carro a Riosucio, los viajes a lomo de mula, los antepasados indígenas... Sin embargo, en el repertorio de la abuela estaba una que llamaba más la atención de su nieta Luz Marina Escobar. Se trataba de la velación de Carlos Gardel en la casa de la familia.
La vivienda está ubicada enseguida del templo de San Sebastián. Se presume que la casa gigante de dos pisos tiene cerca de 100 años, pues la iglesia la construyeron en 1867 y a su alrededor surgieron residencias. “El sitio exacto de la velación es en los bajos donde hoy funciona Mueblería y Variedades La Taborda”, dice doña Luz Marina.
La señora advierte que no había nacido cuando ocurrió el hecho, pero la tradición oral, característica aferrada en el municipio, permitió que se conservara el relato. Asegura que en su casa pernoctó la delegación que llevaba el cadáver rumbo a Buenaventura.
Jaime Rico narra: “una vez en Supía, todo el cargamento fue transportado por las berlinas del Expreso Ricovilla a Riosucio-Anserma”. El escritor explica que Ricovilla fue una de las primeras transportadoras de pasajeros del occidente de Caldas y tenía como propietarios a los hermanos Rico Villa (por eso el nombre Ricovilla), entre ellos Roberto, padre del historiador ansermeño.
Julián Bueno, historiador y gestor cultural en Riosucio, comenta: “aquí efectuamos una recopilación de narraciones orales sobre el tema y nos dimos cuenta de varios datos. Por ejemplo que a las 3:00 de la tarde llegaron a Riosucio con una caja que era de plomo y forrada en madera. No se dio mucha publicidad y los restos se los llevaron al día siguiente”.
En otra publicación del año pasado se cita al escritor colombiano Fernando Cruz, quien describe: “...pero un accidente ocurrió poco antes de que llegaran a Riosucio, cuando algunas de las mulas se desbarrancaron y dejaron al descubierto los documentos en que constaba el nombre del cadáver ilustre. La noticia corrió de boca en boca y cuando el cortejo entró a Riosucio ya era vox populi. Se organizó un homenaje que incluyó discursos y hasta la declaratoria como hijo ilustre del poblado”.
En la casa de doña Luz Marina pegaron entre la entrada principal y la mueblería una placa que tiene dos leyendas, una dedicada al paso de Gardel por Riosucio: “...Igualmente en esta casa permanecieron por una noche las cenizas de Carlos Gardel, el rey del tango, quien vivió entre 1890 y 1935. Su voz quedó para siempre en el alma popular”.
Bueno agrega que la leyenda de Gardel se suma a la riqueza cultural abonada por siglos en Riosucio con diversas manifestaciones culturales y artísticas. Además, considera que se enriquece el atractivo turístico porque está la certeza del suceso con un personaje histórico del mundo.
La última estación
¿Por qué Roberto Rico no quiso decir que los restos mortales de Gardel estaban en la oficina de Expreso Ricovilla en Anserma? El interrogante lo plantea en un texto el escritor Jaime Rico, quien en los próximos días será declarado miembro correspondiente de la Academia Caldense de Historia.
La respuesta la da el mismo Jaime. Explica que en Anserma se recibió con consternación la noticia de la muerte de Gardel. Inclusive el parque central se colmó de personas que buscaban pormenores del acontecimiento, luego de que el telegrafista Heli Cataño comunicó a gritos al pueblo el fatal desenlace.
“..Y Roberto Rico, que había conocido lo que había pasado en Anserma el día que pereció Gardel, pensó que si los ansermeños sabían que su cadáver estaba allí, tendría que afrontar una difícil situación por la curiosidad de la gente... así que prefirió quedarse callado”.
Don Roberto guardó tanto el secreto que ni siquiera les contó a sus hermanas, dueñas de la única librería de ese tiempo en la localidad, ubicada en el occidente del departamento. “Si supieran a quién tenemos en la oficina en Anserma”, fue lo único que comentó.
La ruta con los restos de Gardel siguió hacia Cali. Unos dicen que en camión por Armenia, otros que por Pereira. En todo caso cuando llegaron a Buenaventura apenas se iniciaba un viaje en barco que comprendería Panamá, Nueva York. En avión los trasladaron a Río de Janeiro, después a Montevideo. Finalmente a Buenos Aires, donde lo sepultaron, ochos meses después de la muerte del famoso cantante.
Carlos Arturo Meza Arango, Director del programa Grandes Valores del Tango de RCN Manizales, dice: “sin lugar a dudas el paso de los restos de Gardel por el departamento, algo ya comprobado, enriquecen la cultura de nuestro departamento, pues se trata de un personaje mundial, del cual se puede decir que murió en Medellín y lo velaron en Caldas”.
La historia de Gardel en Caldas se sustenta en relatos nacionales e internacionales, a pesar de que abundan las especulaciones. Algunos sólo mencionan a Anserma, otros a Supía y a Riosucio. Se habla de romerías haciendo fila para tratar de ver el cuerpo sin vida, de homenajes, de declaratorias de huésped de honor, de trayectos a pie, en mula, en bus, en camión. Nadie sostiene fechas y rutas exactas. En todo caso en los tres municipios están seguros de la leyenda.
LA PRADERA, la casa de la zona rural de Supía, por donde dicen pasa el fantasma de un militar con las alforjas cargadas de oro, también es parte del recinto del occidente que mantiene vivo el histórico paso de los restos de Gardel por Caldas.
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Algunos datos*
* Nació en 1890. Existe una controversia sobre si su lugar de nacimiento fue Toulouse (Francia) o Tacuarembó (Uruguay).
* Creció en Argentina y murió en 1935 en un accidente aéreo durante una gira en Medellín, Colombia.
* Gardel creció en el Abasto, barrio de Buenos Aires en el que funcionaba el mercado central de frutas y verduras.
* A muy temprana edad comienza a ser reconocido por su canto, y trasciende su fama como "el Morocho del Abasto".
* En 1902, siendo tramoyista en el teatro La Victoria, comienza a escuchar a distintos cantantes de zarzuela y ópera, entre los que se destacan el barítono italiano Titta Ruffo y el zarzuelista español Sagi Barba.
* En 1911 celebró un duelo musical con 'El Oriental' José Razzano en la calle Guardia Vieja del barrio del Abasto. En ese duelo no ganó ninguno de los dos: más bien surgió el dúo Gardel-Razzano, que trabajó unido 15 años.
* Hacia mediados de la década del 20 el dúo se separa, pasando Razzano a ejercer las funciones empresariales. Gardel comienza a viajar a Europa, donde actúa en España y Francia, y actúa en varias películas para la Paramount. Muy pronto se incorpora como colaborador el poeta y periodista Alfredo Le Pera, con quien Gardel escribirá muchos tangos (Mi Buenos Aires Querido, Volver, El Día Que Me Quieras, etc.).
* Se conservan más de setecientas grabaciones de Gardel. No sólo grabó tangos; también música folclórica como milongas, zambas, rancheras, tonadas, estilos, etc. Grabó algunos Fox trots en inglés, como así también algunas canciones tradicionales en francés e italiano.
* "El Zorzal criollo" se ganó la gloria: popularmente, la gente dice que "Gardel cada día canta mejor". Un verso de su tango Volver se convirtió en un refrán famoso en toda América latina: "Veinte años no es nada". Carlos Gardel está enterrado en el cementerio de la Chacarita de Buenos Aires.
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