Fotos | Albeiro Rudas | LA PATRIA
Caminata por La Esmeralda, en Chinchiná.
LA PATRIA | ANSERMA
Manizales, al igual que otros municipios como Villamaría, Chinchiná y
Neira y los demás de Caldas, tiene en sus áreas rurales caminos, montañas, ríos, quebradas y bosques a donde pocas personas acceden, quizás por desconocimiento y en otras por miedo a la inseguridad.
Un grupo de unos 12 caminantes han querido andar los caminos que unen nuestras poblaciones. Esto lo hacen desde el 2018, cuando empezaron a caminar por estos sitios.
Escarpados terrenos.
Primero lo hicieron a la reserva de Río Blanco, luego a El Tablazo, hicieron la ruta del ferrocarril y Río Claro en Villamaría, también la de Gallinazo.
Albeiro Duque Arias es un caminante de vieja data, conoce de
senderismo y decidió, luego de caminar al lado de grupos grandes conformar el "Grupo2caminantes dejando huellas".
En primer plano, Albeiro Duque, líder del grupo.
Los integrantes son amigos que residen en diferentes barrios de Manizales como La Argentina, Aranjuez, La Cumbre, Alta Suiza y La Sultana.
El senderismo busca que se practique la actividad física a través de la recreación al aire libre. Visitar sitios caminando trae beneficios para la salud, mientras se disfruta de la naturaleza.
En La Samaria (San Félix, Salamina), disfrutando de las palmas de cera.
Se tiene permanente contacto con la flora, los ríos y las quebradas, además de avistarse numerosas especies animales. Con Albeiro caminan también Ana Aidé Hincapié, Amparo Quintero, Carmenza Hernández, Cristian Camilo Osorio, Diana Marulanda, Estefanía García, José Ignacio Suárez, Nevardo Castaño, María Echeverry, Amparo Grajales, Martha Aguirre y Rubiel Arias.
Estas caminatas las realizan casi sin falta cada ocho días los domingos. Se ponen de acuerdo por redes sociales, escogen la ruta, el punto de encuentro y llegan a la cita para hacer recorridos que duran hasta seis horas. Llevan fruta y agua para hidratarse o de pronto algún bocadillo.
Mujeres y hombres por igual disfrutan del recorrido.
Su compromiso con esta actividad es tanto que ni las restricciones de movilidad durante lo más fuerte de la pandemia en el 2020 los detuvieron. Siguieron caminando con tapabocas y con recorridos más cortos.
Amparo Grajales, a sus 72 años, dice que espera con ansiedad cada fin de semana. Prepara su equipo de botas, carpa para la lluvia, morral, bastones, gorra y gafas. Cumple como un reloj la cita semanal. Afirma que la mayor satisfacción son los paisajes que se pueden observar. En ocasiones se pierden de la ruta trazada, pero vuelven al camino con la satisfacción de haber culminado el recorrido.
Recomienda a quienes quieran empezar a hacer caminatas que tengan un buen líder o guía, no llevar equipaje en exceso y preparar el espíritu para disfrutar todo el recorrido.
Un árbol caído que se usa como puente.