Fotos | Diego Salgado | LA PATRIA
Esta perspectiva permite dimensionar el tamaño del vitral comparado con las personas que los desmontan con sumo cuidado.
LA PATRIA | Aranzazu
Quien visita a Aranzazu, apenas ingresa a la Plaza de Bolívar, queda admirado con el imponente templo parroquial Nuestra Señora del Rosario, edificación que se empezó a construir en 1957. En esta obra se combinan elementos arquitectónicos neoclásicos como los arcos de medio punto y las decoraciones geométricas con un sistema constructivo moderno en mampostería y estructurado en concreto.
Sus campanarios acentúan la simetría y evocan ciertos rasgos de las torres medievales. Su espacio interior remata verticalmente en una gran cúpula sobre el altar y horizontalmente en un pequeño ábside decorado con un retablo de influencia quiteña.
Sus costados están decorados con hermosos vitrales que representan los misterios gozosos y gloriosos del Santo Rosario y que se empezaron a instalar el primero de enero de 1964. Fueron elaborados e instalados por José Velasco Santamaría.
Este artista español llegó a Colombia en los años 40 y fundó en 1948 la vidriera Casa Velasco en Cali en compañía de su socio, Alberto Martorel. Ambos fueron alumnos del pintor Pablo Picasso y trabajaron en sus talleres.
En esta empresa se elaboran vitrales para iglesias y catedrales de Colombia, como es la Basílica Nuestra Señora del Rosario de Manizales y los templos parroquiales de los municipios de Pensilvania, Manzanares, Neira, Aranzazu, Salamina, La Merced, Pácora, Aguadas y de corregimientos como Samaria (Filadelfia), San Bartolomé (Pácora) y Arma (Aguadas), entre otros.
Esta prestigiosa empresa hoy en día está en cabeza de Alfonso Velasco, hijo de José Velasco, y su radio de acción se ha extendido a varios países de Latinoamérica, donde instalan todo tipo de vitrales.
La simetría de estos vitrales embellecen el templo.
Los misterios
Es en los vitrales laterales del templo de Aranzazu donde se representan los misterios gozosos y gloriosos del Santo Rosario. Se destaca entre estos el vitral de Nuestra Señora del Carmen, pues no hace parte de los misterios, pero fue donado por Floro Noreña, devoto que junto con su familia, quiso que su patrona hiciera parte de los coloridos vitrales.
Los otros diez los donaron los gremios de las fiestas patronales y organizaciones del municipio.
59 años después de su instalación, por primera vez fueron desmontados por estos días por trabajadores de la Casa Velasco para hacerles mantenimiento y que sigan siendo admirados por quienes los aprecian en el templo.
Los vitrales hablan de los misterios gozosos y gloriosos.
Cada pieza fue sometida a limpieza y reparación.
Templo Nuestra Señora del Rosario de Aranzazu.