Salvando a quien los salvó: los padres del Monumento a Cristo Rey en Belalcázar

Foto | Fabio Nelson Tirado Jaramillo | LA PATRIA
El sacerdote Rubén Darío Herrera Marín a los pies del Monumento a Cristo Rey o la joya de Belalcázar como él prefiere llamarlo.

Autor

MELANY GALLEGO

LA PATRIA | MANIZALES

Antonio José Valencia dio inicio en 1948 a una construcción para armonizar la convivencia y dejar atrás una época de violencia que azotaba a Belalcázar (Caldas). Hoy, con casi 75 años de diferencia, se repite la historia siendo protagonista la misma fe reencarnada en el padre Rubén Darío Herrera, quien trata de salvar de las ruinas el Monumento de Cristo Rey.

La estructura que dio paso a la unión entre los ciudadanos de dicho pueblo es una escultura hecha de hierro y cemento, que trata de asemejar la divinidad del mesías. Esta tiene los brazos extendidos tratando de acoger el pueblo que se encuentra al frente de sus ojos, siendo sinónimo de protección. Así lo quiso hacer entender su creador. Su color que da un llamado a la paz y la tranquilidad, se integra con los tonos cálidos y potentes que tiene a su alrededor.

Los tonos que acompañan su divinidad de 45,5 metros de altura son los mismos de las verdes montañas, del azul del cielo y los vistosos colores que pueden llegarse a ver en uno de sus tradicionales atardeceres.

Para llegar a este monumento se tiene que subir la pequeña serranía del Alto de los Osos, que queda al sur del pueblo.

Él tuvo la idea de construir esta infraestructura para unir a sus habitantes y dejar atrás la ola de violencia que se estaba viviendo en ese entonces, por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948. Este suceso dio comienzo al conflicto político entre conservadores y liberales. Belalcázar era liderado por los conservadores, lo que inició un derramamiento de sangre en el que los liberales fueron masacrados y las pocas personas leales a esta ideología política que sobrevivieron fueron obligadas a abandonar sus raíces, como asegura Danilo Gallego, por nueve años administrador del Monumento y conocedor de su historia, ya que la vivió en persona.

Danilo relata las hazañas y el gran esfuerzo que hizo el párroco Antonio para unir a la comunidad y llevar a cabo este proyecto: “Él tuvo la idea de involucrar a los dueños de las fincas cafeteras, para que donaran un porcentaje de las ganancias de las dos cosechas del año y así recaudar fondos para la obra. A las mujeres les dio la tarea de hacer ventas de comida y realizar festivales para reunir más dinero”. Danilo también resalta que la comunidad estaba tan comprometida con el proyecto que los fines de semana las familias completas iban a trabajar en él, “venían los adultos, los jóvenes y los niños. Ellos traían las palas, las carretas, los picos y los baldes”.

Foto | Melany Gallego Bedoya | LA PATRIA  Desde el segundo piso del Monumento se puede divisar el río Cauca, que viene de sur a norte, y el río Risaralda, que va de norte a sur.

Desde el segundo piso del Monumento se puede divisar el río Cauca, que viene de sur a norte, y el río Risaralda, que va de norte a sur.

Gracias a este Monumento a Cristo Rey, Belalcázar se convierte en un sitio turístico, atrayendo visitantes por su magnitud. Lleva el título del Cristo más grande de Colombia y el único en el mundo donde se puede ingresar hasta llegar a su cabeza, para divisar en 360° el paisaje de 11 municipios y poder admirar los dos celosos ríos que cuidan sus laderas: el Cauca y el Risaralda.

A pesar de ser declarado en el 2015 patrimonio de la Nación y reconocido por el Congreso de la República por su importancia en la cultura y en la religión, este monumento no había tenido la atención merecida. Pasaron muchas administraciones municipales y párrocos sin brindarle algún tipo de mantenimiento o modificación a la estructura, tanto que se declaró en el 2017 una falla en sus brazos, un tipo de osteoporosis que dejó sin acceso a esta parte de su cuerpo.

Siguió desgastándose. Cada puesta de sol era una mancha más en su capa blanca, cada que lloraba el cielo, lloraba con él. Apareció el moho apoderándose de sus pequeños escalones en caracol. Las puertas se lamentaban cada vez que las tocaban. En su rostro, aunque inexpresivo, se podía sentir una tristeza agobiante. En sus ojos se percibió la desilusión. Ojos y brazos, que cuidaron, ayudaron y velaron por un pueblo, eran testigos de su ingratitud. Convirtieron en un cementerio turístico a esa estructura que brinda paz, explotando sus paisajes sin mirar al cielo y ver el mesías pidiendo abrigo.

Foto | Melany Gallego Bedoya | LA PATRIA  Un obrero ultimando detalles del pulgar derecho cayó y perdió la vida, siendo el único fallecido de la construcción.

Fotos | Melany Gallego Bedoya | LA PATRIA

Un obrero ultimando detalles del pulgar derecho cayó y perdió la vida, siendo el único fallecido de la construcción.

 

Un bálsamo para el Cristo

El 28 de enero del 2022 llegó a Belalcázar una luz de esperanza, como el alba después de una noche oscura. Rubén Darío Herrera Marín es un paisa que ha entregado, desde el 17 de noviembre de 1985, su vida a la labor social por medio de su rol como sacerdote.

Este párroco de aproximadamente 1,70 metros de altura, contextura gruesa, piel morena y ojos oscuros llegó al municipio a reestructurar el pensamiento de sus habitantes y asimismo de una “joya”, como él le suele decir al Monumento a Cristo Rey.

El padre Rubén ha tenido experiencia en obras sociales, así mismo en dejar huella en cada lugar donde ha estado. Cuenta con una memoria prodigiosa. Derramándose en prosa explica los proyectos que ha hecho para beneficio de los habitantes de los cinco lugares donde ha llevado la palabra del Señor. Estas experiencias le han ayudado a seguir adelante con su proyecto de vida: apoyar a la gente.

Ha apadrinado a 30 jóvenes, brindándoles oportunidad de prepararse académicamente y alardea con honor de las profesiones de sus “hijos”, como los llama él. Con el apoyo de ellos y de una cantidad innumerable de amigos, que han sido testigos de sus acciones en otros municipios, ha vuelto a pulir ese diamante que es el Monumento a Cristo Rey.

“El Cristo estaba cochinísimo y estaba en lo peor”, dice el párroco un poco exaltado. En menos de 3 meses de haber llegado al municipio se asesoró de arquitectos y geotécnicos para empezar con el mantenimiento del Cristo: “Duraron un mes lavándolo, luego se resanó, se impermeabilizó y después se pintó. Se cambiaron las puertas y se mejoraron los pisos. Se pintó la capilla y se restauró la imagen del señor caído”, cuenta el padre Rubén Darío.

Confiesa que estas reparaciones tuvieron un costo de $115 millones y de esta cuenta aún se deben $30 millones. El dinero se recaudó de la forma en que el fundador del Monumento, Antonio José Valencia, lo hizo: “Hicimos venta de empanadas, vendimos boletas. Además, recibimos ayuda de amigos y de mis hijos”.

Foto | Melany Gallego Bedoya | LA PATRIA  El Monumento a Cristo Rey se construyó por un valor de 300 mil pesos de la época.

El Monumento a Cristo Rey se construyó por un valor de 300 mil pesos de la época.

El padre trata de unir a la comunidad y cambiar el pensamiento corrupto que tenían acerca de la curia y así poder proseguir con los diferentes proyectos. Él afirma que cuando llegó no veía un panorama fácil con los belalcazaritas: “La gente es muy perezosa para trabajar por el Cristo… Es una gran joya, lo que pasa es que el pueblo de Belalcázar no ha valorado lo que tiene y no tienen sentido de pertenencia sobre él”. También comenta que no ha recibido apoyo de las autoridades, "estoy tratando de cambiar todo eso, pero necesito que los educadores colaboren. La Alcaldía no ha colaborado con nada, lo puedo decir tranquilamente y no me da miedo.

El párroco tiene una visión muy exacta de cómo ve al pueblo en unos años: "El proyecto mío es que Belalcázar crezca y que haya un turismo religioso, que lo visiten como visitan a Buga. Convertirlo en un santuario, para que la gente venga a orar, por esta razón tiene en mente restaurar el interior del monumento, así mismo la pequeña capilla que se encuentra en su base.

El padre Rubén al hablar de todos los proyectos que tiene en su mente para este municipio, se asemeja a un niño hablándole a su mamá de su primer día de clases. Sin embargo, tiene la tenacidad y en su voz se nota la radicalidad de sus pensamientos para llevar a cabo su obra.

Una de estas obras es aún un boceto. Se trata de un libro que se titula No temas, soy yo Monumento a Cristo Rey. Este es un proyecto en conjunto con la Universidad Tecnológica de Pereira donde se da la explicación de cómo la construcción del Monumento fue basada en la sagrada escritura. El padre conmovido y efusivo resalta la importancia de este documento: “Hay una explicación apoteósica de su estructura”.

Con el fin de hacer realidad sus proyectos reúne a la población para seguir con las ventas de comida y de boletas. "Belalcázar tiene 10 mil habitantes, necesito 3 mil que se coloquen la camiseta del pueblo y que cada uno me regale de a $50 mil. Ya van 60 personas”, y aunque no tiene muchos recursos la obra ya comenzó: “Yo soy diciendo y haciendo. Uno empieza y ya la gente se anima y sigue colaborando”, manifiesta el padre.

Hoy al Monumento a Cristo Rey no le pesan esos 75 años, los lleva con honor teniendo un aspecto rejuvenecido. Aunque sufre de una fatal enfermedad como es la osteoporosis, los médicos están haciendo todo lo posible para que esta no se propague por todo su cuerpo, para que sus 154 escalones sigan en pie y así recibir a todos sus visitantes que confían en sus poderes milagrosos. Ahora su imagen refleja serenidad y su rostro vuelve a tener luminosidad.

 

 

 

Foto | Melany Gallego Bedoya | LA PATRIA  La zona de los brazos, que tiempo atrás estuvo abierta al público, actualmente está cerrada por fallas en su infraestructura. Tiene riesgo de colapsar.

La zona de los brazos, que tiempo atrás estuvo abierta al público, actualmente está cerrada por fallas en su infraestructura. Tiene riesgo de colapsar.

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