Doña Lucía, en compañía de visitantes, entre ellos el guía de turismo Sebastián Ballesteros. Es la tercera vez que llega con viajeros.

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA Doña Lucía, en compañía de visitantes, entre ellos el guía de turismo Sebastián Ballesteros. Es la tercera vez que llega con viajeros. En esta ocasión acompaña a uno procedente de Londres. Sebastián resalta que el sitio es muy interesante para el avistamiento de aves y para la fauna en general. Además expresa: "Hoy pudimos avistar a Manchas, es algo muy inusual ver a un tigrillo de cerca, un animal que es salvaje, pero que llega a alimentarse".

LA PATRIA | RIOSUCIO

Alba Lucía Morales inició hace cinco años con el Mirador El Roble, motivada por conservar y cuidar la montaña. Allí se pueden avistar varias aves y un tigrillo que se convirtió en el protagonista de este bosque.

También tiene la opción de disfrutar de un buen café y de un paisaje en el que se divisa el Nevado del Ruiz y varios municipios de Antioquia y Caldas.

"Mejor dicho el bosque es un lugar tan tranquilo que el que esté enfermo se cura y se olvida de todos los males", expresa doña Lucía, como es conocida en el sector turístico.

Ella nació en la zona y se dedicó a trabajar en fincas hasta que decidió construir su casa en uno de los sitios más estratégicos de la vereda La Antioqueña, ubicada en Riosucio (Caldas), a 20 kilómetros del casco urbano vía a Jardín (Antioquia) y a 50 minutos en carro por vía destapada y en construcción.

En el Mirador el Roble se puede observar el Carriqui Verdiamarillo (Cyanocorax yncas).

Le ofrece a los turistas

Doña Lucía les ofrece a sus visitantes un buen desayuno para luego hacer un recorrido por el bosque y conocer especies, como las famosas glararias. "Son unos animales rastreros de vuelo corto, muy difíciles de observar, luego regresamos a la casa hacia las 11:00 a.m. para hacer fotografía de colibrís o de otras especies y de los loros orejiamarillos. Si los turistas están de suerte pueden fotografiar a Manchas, un tigrillo que nos visita desde hace un año", resalta.

Manchas se convirtió en la sensación del Mirador El Roble. Doña Lucía empezó a sentir que las gallinas se alborotaban y que algunas se perdían, por lo que se puso en la tarea de investigar qué pasaba hasta que encontró al tigrillo forcejeando con una de las aves de corral. Ella se la quitó y junto con su hijo, Martín, empezó a mirar qué hacer para que no se las comiera.

"Le quité la gallina, se la partí en porciones y, a las tres horas que regresó, le lanzamos una porción y se la llevó. Entonces cada que escuchaba a los pájaros, las ardillas y todos con el bullicio yo decía: Manchas está por ahí. Íbamos y preciso, ahí estaba, le dábamos la porción de gallina o de pescado y así se acostumbró a vernos y ya sabe que cuando tiene hambre viene y se posa en un tronco cerca a la cocina, a veces llega dos veces al día, pero ha pasado hasta un mes sin aparecer", explica.

En la pared del Mirador el Roble un afiche del tigrillo recibe a los turistas. Ellos empiezan por degustar un buen café y a escuchar la experiencia que vivió doña Lucía el primer día cuando la visitó Manchas.

El plato de trucha en fogón de leña es uno de los almuerzos más apetecidos por los turistas.

Anisongnatus lacrymosus.

Atlapetes schistaceus o Gorrión Montes Pizarra.

Carpintero Payaso o de Robles o Melaneroes formicivorus.

Diglossa cynea.

Colibrí Chillón o Corunscas. Estos, las tángaras y muchas aves más se pueden registrar si el turista tiene paciencia y tiempo.