Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA Luz Míriam Giraldo Arboleda cultiva la piña y la convierte en postre. Un emprendimiento que nace en las goteras del Parque Natural Nacional Selva de Florencia en Pueblo Nuevo (Pensilvania). Ha posicionado su producto en el municipio, lo vende en el mercado campesino con la etiqueta Sabor del Hogar Hojaldres Luz Míriam.
A 25 kilómetros de la cabecera municipal de Pensilvania, en un paraje de la carretera al corregimiento de Pueblo Nuevo se encuentra la vereda Las Colonias. Allí, lleva décadas la finca Las Margaritas que limita con el Parque Natural Nacional Selva de Florencia, donde el verde se vuelve agua, se lee en la valla que recibe a los visitantes a este sector.
Aquí se produce agua en cantidades. Y también el delicioso postre de piña que lleva elaborando desde hace 10 años Luz Míriam Giraldo Arboleda.
Ella ha posicionado su producto en el municipio, lo vende cada mes en el mercado campesino con la etiqueta de Sabor del Hogar Hojaldres Luz Míriam.
En su finca cultiva piña. El proceso de su emprendimiento comienza en la huerta, abonando el cultivo y cuidándolo para luego recoger la cosecha. El siguiente paso es en la cocina, construida en tabla parada, material típico de casas que evocan la oleada de la colonización antioqueña en el oriente caldense.
La pared se interrumpe por una pequeña ventana, por donde la mirada encuentra montañas de verdes infinitos que, comenta la señora, le han servido de inspiración para ponerle la calidad, el sabor y el toque secreto a su postre.
Estuvo en Manizales en la más reciente edición de Sabores de Caldas. “Los funcionarios de la Alcaldía de Pensilvania me hicieron la invitación para participar en ese encuentro con los postres de piña, me patrocinaron el transporte, y el alojamiento los de Sabores de Caldas. Me fue muy bien, lleve 250 postres de piña y se me agotaron”, dice Luz Míriam.
A $10 mil pesos vende cada postre, es el producto estrella de su emprendimiento Sabor del Hogar Hojaldres Luz Míriam.
“Me invitaron a un mercado gastronómico en Pensilvania. Desde pequeña he recortado recetas de cajas de maicena y gelatina. Allí presenté hojaldras y nos dieron folletos para preparar abonos y huertas. Así inicié hasta llegar al postre de piña”, cuenta Luz Míriam.
Luz Míriam dice que mantener sus balcones llenos de matas florecidas se lo debe al abono orgánico que les echa, además advierte que nunca le puede faltar el agüita.
En esta zona rural encontrar a Luz Míriam es tener un restaurante a disposición con sus comidas típicas, como este desayuno con productos de su finca.
Dedica tres horas diarias a la cebolla, piña, plátano, yuca, brevos, tomate de árbol, aguacate hass y café. “Abono con estiércol de vaca y gallinas. Las cáscaras de huevo y los huevos que se totean los mezclo con ceniza y agua para abonar los cultivos, lo mismo con las cáscaras de papa y residuos orgánicos”, recomienda Luz Míriam.