Hace seis años el doctor en Ingeniería Química de la Universidad Nacional Carlos Andrés Díaz, comenzó una investigación que logró que un conjunto de microorganismos consuman la cocaína como fuente de energía. Gracias a esto la sustancia puede tener una disposición más amigable con el medio ambiente comparada con la incineración, que se utiliza actualmente. 

El equipo de trabajo incluye al doctor Juan Carlos Higuita y la doctora Elizabeth Restrepo, con el acompañamiento del Ciena (Centro Internacional de Estudios Estratégicos contra el Narcotráfico).

La quema de cualquier sustancia genera consecuencias ambientales debido a la emisión de contaminantes en la atmósfera. Las Fuerzas Militares y la Policía Nacional destruyeron 671 mil 13 kilos de cocaína el año pasado.

Proceso de degradación
El procedimiento ubica los microbios y la cocaína en unas cámaras que se llaman reactores. Luego, estos se alimentan de la droga para multiplicarse y convertirla en una molécula que no afecta el medioambiente y además puede ser dispuesta en aguas residuales al no ser tóxica.

Los microorganismos tardan entre 18 y 24 horas, con sistemas de aireación, en degradar la sustancia en el 99,7%. El objetivo de este estudio es hacer una disposición de la droga que sea ambientalmente amigable y  una alternativa real al único método avalado que es quemarla. 

La incineración
En Manizales el proceso de destrucción de estupefacientes se adelanta en la planta de Veolia Servicios Industriales que se ubica dentro del Parque Tecnológico Ambiental La Esmeralda. Después de incautada la droga se lleva al comando de la Policía Metropolitana de Manizales para una prueba de identificación en la que se confirme la sustancia. Después se almacena en la bodega de la Sijín.

La Fiscalía envía un comunicado a Emas para programar la conflagración. Se coordina para que esté presente el fiscal, el investigador y un funcionario de la Procuraduría; la sustancia se moviliza escoltada por policías y se deposita en los hornos para iniciar el procedimiento. El subintendente Juan Carlos Salazar de la Sijín explicó que la incineración de cinco kilos de cocaína puede durar poco más de 1 hora.

Un conjunto que evolucionó
El doctor Díaz cuenta que estos microorganismos provienen del suelo de plantaciones reales de cultivos ilícitos en Tumaco (Nariño): “En el laboratorio hacemos la replicación de los microorganismos con todos los permisos gubernamentales”, sostuvo. 

Además trabajaron con diferentes especies de microbios que aislaron hasta lograr esta combinación específica, la cual es efectiva degradando la sustancia ilícita cosa que no sucede si solo hay una variedad involucrada.
 

La investigación les propuso dificultades en temas científicos puesto que no manipularon la genética, sino que los microorganismos evolucionaron hasta consumir la droga.


Gran escala
Lo que necesitan los investigadores en este momento son recursos para escalar el proceso. “Hablamos de alrededor de un millón de dólares para acceder a los equipos necesarios” afirma el doctor Díaz. Este escalado sería por etapas, primero en una fase prepiloto donde se evaluarían las variables como temperatura y presión con una mayor concentración de cocaína.

El escalado toma entre 2 y 4 años de investigación adicional para comprender el comportamiento usando volúmenes grandes porque su conducta puede cambiar a gran escala.

Si consiguen la inversión habría dos alternativas por explorar. La primera, se trata de una planta piloto para almacenar la droga que se incaute en Colombia y luego se pueda realizar la transformación. Otro mecanismo, que puede ser más rápido, es que los comandos en campo lleven el producto del microorganismo procesado en un empaque especial para que lo adicionen a la cocaína.

En este momento este proyecto de degradación biológica se encuentra en proceso de patente, hace un año fue radicado ante la SIC (Superintendencia de Industria y Comercio) y están esperando una respuesta. También han asistido a foros mundiales donde agencias internacionales como Naciones Unidas y universidades como Harvard han estado interesadas en la investigación.