Foto | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA
Catalina Villar, directora de cine bogotana. Reside desde 1984 en París (Francia) y es docente en dos escuelas de cine de ese país (cine documental y escrituras documentales). También laboró en Univalle (Cali), en la Escuela de Cuba y en España.
LA PATRIA | MANIZALES
Catalina Villar se valió del trabajo audiovisual que explora desde hace tiempo para llevar a las pantallas la vida de su abuela, Ana Rosa, una mujer que en el círculo de su familia nunca fue nombrada, pero que ella rescata de ese olvido o anonimato durante un documental que lleva su nombre y que estrenó anoche en las salas de Cinespiral de Manizales.
El rodaje le tomó cinco semanas y en ese proceso de construcción visitó lugares que le podrían ayudar a contar la historia de Ana Rosa a principios del siglo pasado.
LA PATRIA conversó con la directora, quien actualmente reside en París (Francia) para conocer más sobre la historia que dura 93 minutos.
¿Cómo descubre quién era Ana Rosa?
Ana Rosa es mi abuela paterna y que no conocí. Fue una mujer de la que nunca se habló en mi familia. Sin embargo, sabía vagamente que era pianista y que le habían hecho una lobotomía (Ablación total o parcial de los lóbulos frontales del cerebro), pero ella desapareció de la cosmogonía familiar completamente. Salvo que cuando mis padres murieron y desocupé su apartamento encontré una tarjeta de identidad de ella y me pareció como un lapsus de mi propio padre que nunca me habló de ella, haber dejado como una tarjeta de identidad de los años 50. Eso me dio mucha curiosidad y empecé a investigar, no solo quién eran, sino por qué se había guardado ese secreto.
¿Cómo nace el querer buscar lo qué pasó?
Fueron dos cosas. Al principio era querer saber quién era, de manera íntima y personal. Quería saber qué le había pasado, que se acordaban de ella. Cuando volví a tocar el tema de la lobotomía, a mí siempre me ha interesado mucho la psiquiatría. Entonces empecé a investigar, qué quería decir lobotomía y a quién se le hacía. Cuando entendí que la lobotomía se practicó mucho a partir de los años 40 y 50, y que la mayoría en el mundo, no solo en Colombia, se hicieron a mujeres en un 85%, eso me llamó la atención. También me di cuenta poco a poco sabiendo más sobre Ana Rosa que ella no estaba tan loca como pensé que estaba, o sea que la lobotomía no se le hizo por loca.ta
¿Cómo le afectó descubrir lo que le habían hecho?
Fue muy raro porque es una señora que no conocí, entonces no era como mi abuelita, no tenía ese afecto por ella, pero poco a poco tratando de entender la vida que vivió y en los lugares que estuvo me fui metiendo en su vida y sin darme cuenta hice esa película a la edad en que ella le hicieron la lobotomía y me enfermé neurológicamente también.
¿Cómo sanar el olvido de un familiar?
Hice la película para sanar eso, para salir del olvido, para que volviera a existir. Hacer una película es darle más que una foto a mi abuela, hacerla vivida y en mi familia ya se habla de Ana Rosa, pero también volvió la posibilidad de hablar de cosas que no están bien en una familia.
¿Cómo fue la reacción de su familia al ver el documental?
Cuando iba contando cosas en mi familia, ellos tenían un poco de miedo porque, como se dice en Colombia, la ropa sucia se lava en casa, pero fueron entendiendo poco a poco que justamente esa ropa no está tan sucia y que el mundo sepa que tener ropa sucia es algo que nos produce humanidad, entonces lo fueron aceptando. Cuando la vieron fue distinto para mis hermanos que han sido muy solidarios con la película y creo que les gustó y que va más allá de nosotros.
Boletería
Recuerde que las funciones en Cinespiral tienen un costo en semana de $12 mil y los fines de semana de $15 mil.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Una imagen de la película que hace referencia al gusto de Ana Rosa por tocar el piano.