Alfarería en Ráquira (Boyacá)

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA

Visitar este municipio ancestral de Boyacá ofrece la posibilidad de convertirse por un día en artesano, elaborando sus propias vasijas, experimentando procesos de creación en diseño y formas.

LA PATRIA | RÁQUIRA*

En Ráquira el tiempo parece detenerse para permitir que la tradición de la alfarería se mantenga pura y auténtica.

Este municipio de Boyacá ofrece un viaje a través de la magia ancestral de la cerámica.

Allá, la tierra no es simplemente tierra; es un lienzo en blanco, esperando ser transformado en piezas de arte que narran historias.

En el taller "Vive un día como artesano-arte raquireño", los visitantes son invitados a convertirse en escultores.

Bajo la guía experta de Leidy Viviana Villamil, la magia comienza con la recolección de barro, ese "oro marrón" que se extrae de las canteras locales como si se extrajeran secretos del corazón de la tierra.

Leidy describe el proceso como un baile antiguo entre el barro y el agua, donde la arcilla se hidrata y se muele hasta adquirir la textura perfecta. Es aquí donde la arcilla toma cuerpo, siendo moldeada, decorada, secada y pulida con esmero y devoción.

Cada pieza es una sinfonía de técnica y creatividad, una obra maestra única que combina el arte ancestral con el toque personal de los artesanos locales.

"La creación de cada pieza es una obra de arte en sí misma," afirma Leidy, como si revelara el secreto de un hechizo.

"Combinamos técnicas que han pasado de generación en generación con la chispa individual de nuestros artesanos", agrega la artesana.

Cada vasija, cada plato, cada figura que sale del taller es una joya que ha sido cuidadosamente examinada, como si cada una fuera una estrella que debe brillar con luz propia.

Luego, estas obras maestras son empaquetadas con el mismo cuidado con el que se envuelven los tesoros, listas para adornar almacenes en Ráquira y diversos rincones del país.


Datos

Ráquira en el departamento de Boyacá está ubicada a cuatro horas en carro de Bogotá, con una población de 14 mil habitantes.

El nombre del municipio combinaba las palabras chibchas Rua (olla) y Quira (pueblo) que significa pueblo de olleros o pueblo de ollas.



Se deja secar para facilitar su manipulación pasando por el moldeado, detalles y acabados.

El alfarero coloca el barro en el torno y con sus manos moldea la vasija dándole la forma deseada.


“Se agregan detalles y se perfecciona la forma con herramientas pequeñas. Esto incluye el alisado de la superficie y la creación de adornos o patrones”, indica Luna Rangel que lleva dos años en el oficio.


"La vasija moldeada se deja secar al aire libre durante días. Es crucial que se seque lentamente para evitar que se agriete", explica Leidy Viviana Villamil.


Parte del tour es recorrer su calles y visitar los almacenes que ofrecen el producto con diferentes terminados de distintos talleres del municipio.


El parque principal hace honor a su tradición con sus esculturas en arcilla.


* El reportero gráfico fue invitado por ProColombia a hacer parte del recorrido "El País de la Belleza".

 


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