Foto | EFE | LA PATRIA La escritora peruana Gabriela Wiener.
La escritora peruana Gabriela Wiener, que denuncia el legado colonial en 'Huaco retrato', se revuelve contra la etiqueta de "buen salvaje" que, tras 20 años viviendo en España, estima que aún se le atribuye al migrante latinoamericano.
Wiener, que visitó el festival literario MOT de Olot y Girona, señala en una entrevista con EFE que los pobres actuales en esa zona del mundo de la que es originaria son "los descendientes directos de quienes fueron aplastados", mientras ella se sitúa entre sus "nietas modernas y urbanas" que vienen "a reclamar el oro".
También, en referencia a su libro, afirma que estos migrantes vienen "a demoler la memoria del tatarabuelo supuesto maravilloso", en su caso un explorador austríaco-francés que es uno de los ejes de su libro y al que vincula su apellido, aunque sin aclarar qué hay en ello de realidad y cuánto de ficción.
'Huaco retrato' (2021), una autoficción literaria, es una "invitación" a inventarse la historia a quienes no han sido parte de ella o han visto cómo otros la escribían por ellos, según indica.
"No puedo retroceder cuatro o cinco generaciones y encontrar allí mi blasón, los apellidos, los orígenes de cada lado y eso nos pasa a un montón de gente marrón en el mundo, pues hay un momento en que esa historia se borra", detalla.
El relato de Gabriela Wiener habla de la tatarabuela María Rodríguez, "de la que no se sabe absolutamente nada, porque precisamente la historia lo que cuenta tiene mucho más que ver con el hombre, el hombre blanco, el hombre europeo que conquistó y eso es lo que trasciende".
Wiener denuncia que todo un continente fue racializado y sostiene que son "heridas que quedan, que marcan y escinden a la sociedad", marcada por una separación entre blancos y "negros, mestizos, indios, cholos o lo que sea".
La autora peruana advierte de que estas nietas urbanas llegadas a España desde Latinoamérica no son "tan inofensivas" como se las etiqueta, sobre todo desde la ultraderecha, que asegura que intenta dividir a los migrantes y que ha puesto a los de ese origen como ejemplo de "asimilados" frente a otros, "como si no tuviéramos igual que hacer las colas de extranjería, que cuidar toda la vida a tus abuelos y a tus hijos para que nos trates con ese paternalismo y ese desprecio tremendo", puntualiza.
Según Wiener, el libro "tiene un montón de rabia migrante, porque finalmente hay una conexión directa entre las luchas migrantes y las anticoloniales".
Subraya que la colonización "te vuelve extraño en tu propia tierra", de la que te expulsa, y esa gente viene después "a tocar las puertas de los países del primer mundo y no les abren, les dejan que se ahoguen en los mares o que se claven en las vallas o los enjaulan en Estados Unidos".
Lo bueno para Wiener es que, "cada vez, más grupos activistas de las comunidades migrantes en este país -España- están dando y haciendo pedagogía constantemente y se logran cosas, instalar otro tipo de relato".
En él sitúa la pregunta sobre "qué tanto tienen que ver las fosas abiertas del Mediterráneo con la colonización o qué tiene que ver África con España".
Después de ocho años en Barcelona y de instalarse en Madrid desde 2011, le parece que, en Europa, "todo se está poniendo como siempre cada vez más fascista" y que, en el tema de la migración, "todos los países son de ultraderecha".
Su experiencia tiene que ver con aquella caracterización de razas que se impuso en Latinoamérica en la colonización para establecer categorías en función de las mezclas de sangre "y para todo había un nombre".
Wiener explica que en Perú los niños "todavía se lo tienen que aprender, lo ensayan con la música de Shakira o de algún reggaeton que les encanta", pero que todo eso deriva en insultos y burlas.
Al final, concluye que todas las violencias de supremacía de los siglos pasados, como las que cuenta 'Huaco retrato', son las mismas que provocan las guerras actuales, porque es "el mismo tipo de jerarquización".