Foto | EFE | LA PATRIA Trabajadores a las afueras del estadio Khalila de Doha, en Catar.
Luis Miguel Pascual
La restricción de venta de alcohol en el entorno de los estadios del Mundial de Qatar se suma a las restricciones ya anunciadas por los organizadores, que colocan al evento bajo la lupa de los observadores a dos días de su inicio.
Contra todo pronóstico, la FIFA había anunciado que el alcohol, un producto muy cercenado en el país, iba a venderse en bares abiertos en los aledaños de los estadios tres horas antes del inicio de los partidos y una hora después de su final.
Pero a 48 horas del partido inaugural entre el país anfitrión y Ecuador, la FIFA dio marcha atrás y aseguró que, de acuerdo con los organizadores, no se podría vender alcohol en esas franjas.
Su consumo queda restringido a las "fan zones" y a aquellos restaurantes que estén autorizados a la venta, así como a ciertas áreas designadas.
Fue el epílogo a un pulso entre la marca de cerveza que patrocina el evento y las autoridades locales, que aseguraban que la mayor parte de los aficionados que viajarán al país del golfo provendrán de Oriente Medio y el sureste asiático, donde la venta de alcohol tiene menos arraigo que en otras regiones del mundo.
La organización también recomendó expresamente a los aficionados que no traigan bebidas alcohólicas en sus maletas.
Varias asociaciones de aficionados europeas han mostrado ya su preocupación por esta decisión, que se suma a otras sorprendentes en el mundo del fútbol.
Todos con camiseta
Entre ellas, la de despojarse de la camiseta en las gradas de un estadio, algo que no estará permitido durante el Mundial de Qatar.
Otro de los elementos que ha generado controversia es la limitación del contacto físico en público, algo que las autoridades cataríes no han explicado con claridad.
En sus páginas de internet, instan a los fans a respetar las normas locales, aunque no especifica los actos que estarán prohibidos.
El presidente del Comité Organizador, Nasser al-Khater, creó polémica hace unos meses al asegurar en la CNN que estaban prohibidas "las muestras públicas de afecto". Lo dijo en respuesta a una pregunta sobre la homosexualidad, pero aseguró que esa medida se aplica también a los heterosexuales.
"En Catar viven heterosexuales y homosexuales. Todo el mundo es bienvenido al país, pero las manifestación pública de afecto está mal vista. Eso se aplica a todos (...) Más allá de eso, todo el mundo es libre de vivir su vida", indicó.
Catar tampoco quiere, según reza la página de internet de los organizadores del Mundial, una vestimenta que considere indecorosa. La recomendación pasa por llevar cubiertos hombros y rodillas, algo que se exigirá dentro de edificios gubernamentales.
En un Mundial que se disputará con temperaturas por encima de los 30 grados, los organizadores dejaron claro que los trajes de baño quedan circunscritos a las piscinas de los hoteles y a las playas.
El país ha mostrado también un celo particular con la toma de imágenes de los edificios gubernamentales, que están tajantemente prohibidas, mientras que grabar en ciertos áreas precisará de un permiso especial.
Un límite que vale para los aficionados que decidan acudir al Mundial, pero también para los periodistas, que deben pedir autorizaciones específicas para sus rodajes.
La secuencia de un reportero danés que se ve interceptado por trabajadores locales cuando grababa su crónica sobre el Mundial ha dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales, en una muestra de la tensión del ambiente, pese a las disculpas que ya han pedido los organizadores.