El francés debutó en el primer partido de competencia, al lado de las principales figuras del cuadro madrileño que le apunta a ser galáctico de nuevo.
El francés Kylian Mbappé cerró un debut para el recuerdo como jugador del Real Madrid al levantar su primer título oficial con el conjunto blanco, la Supercopa de Europa, y contribuir además con un gol (el segundo) en el triunfo de los 'Merengues' 2-0 contra el Atalanta de Italia.
Tal como se esperaba en la previa del choque entre el vigente ganador de la Liga de Campeones y el de la Liga Europa, la noticia de la titularidad del galo se confirmó cerca de dos horas antes del partido, como acompañante en el frente de ataque de los brasileños Vinicius Jr. y Rodrygo Goes.
En ese dibujo inicial Mbappé, recibido por la grada con un ovación más sonora que la dedicada al resto de sus compañeros cuando se anunció su nombre por megafonía, partía como delantero centro. Y esa fue su posición habitual en fase ofensiva, si bien cayó a banda cuando la situación lo requería, sin la soltura aún que da la perfecta adaptación a un sistema y un estilo.
Con todo, dejó apuntes de buena sintonía sobre el verde con Vinicius Jr. y algún destello. Un tiro suyo desde el interior del área tapado por un defensa levantó ligeramente a los aficionados de blanco, que además de aplaudieron cuando intentó regatear a varios contrarios en una acción aislada en el centro del campo. Poco más en los cuarenta y cinco minutos iniciales.
Tras el paso por vestuarios, en la primera acción de ataque de los suyos, ofreció muestras de su desequilibrio y de su capacidad de generar peligro con poco en una acción en el costado izquierdo que terminó con un disparo potente pero algo desviado. Las ganas estaban, pero faltaba el acierto.
El ecosistema creado tras desestabilizarse el Atalanta con el 1-0 de Fede Valverde fue el ideal para el galo, que comenzó a verse más liberado en el área. Fruto de ello fue capaz de 'esconderse' de los zagueros, alejándose primero hacia el borde del área y desmarcándose posteriormente en dirección al punto de penalti, desde donde remató a la escuadra un buen centro del Jude Bellingham para certificar el triunfo.
Tras ello regaló en la banda su icónica celebración, acompañado en el festejo personal por el brasileño Vinicius Jr. Posteriormente, ya con todo sentenciado, fue sustituido en el minuto 88 por Brahim Diaz entre los aplausos de los seguidores que apoyaban desde sus asientos al Real Madrid. Con todos ellos celebró, como uno más junto a sus compañeros, el trofeo conseguido, primero internacional en el fútbol de clubes para él.
De esta manera el futbolista francés y el Real Madrid vieron por fin cumplidas las aspiraciones de cruzar sus destinos que se venían barruntando desde años atrás y que cristalizaron con el anuncio oficial de la llegada del atacante el pasado 3 de junio.
Pese a que ya han pasado más de dos meses desde aquello, Mbappé sigue siendo un recién llegado. La disputa de la Eurocopa con la selección francesa y su posterior periodo vacacional le impidieron estar disponible para los amistosos en Estados Unidos contra el Milan, el Barcelona y el Chelsea.
Así las cosas hubo que esperar hasta el pasado 7 de agosto para verle vestido de corto en la Ciudad del Fútbol del Real Madrid trabajando junto a algunos de sus compañeros. Desde entonces ha participado de manera continua en la dinámica del equipo hasta que ha cumplido, en Varsovia, el sueño de debutar en partido oficial con su nuevo club y de hacerlo además con gol.