Foto | Cortesía Federación Nacional de Cafeteros | LA PATRIA
Ceniza volcánica en hojas, ramas, yemas florales y frutos en formación. Foto en zona cafetera en el 2013.
LA PATRIA | MANIZALES
A pesar de la caída de hojas (defoliación) y quemazones que tuvieron varios cafetales en 1985, producto de la avalancha del volcán Nevado del Ruiz, no hubo una alta repercusión en las cosechas, salvo por el aumento de pasillas o cafés con defectos en algunas fincas del sector.
Los reportes y las conclusiones que realizaron la Federación de Cafeteros y el Centro de Investigaciones del grano (Cenicafé) hace 38 años se dieron a conocer nuevamente, con el fin de ofrecerles a los agricultores una información clara y prevenirlos de lo que podría suceder, ante una eventual erupción del Nevado, catalogado en nivel de actividad naranja desde hace 26 días.
En su informe, las investigaciones concluyeron que después de 5 meses de la erupción del 85, en general no hubo una defoliación adicional, aunque muchas de las hojas conservaron los síntomas de daños iniciales. De hecho, los árboles jóvenes continuaron en crecimiento y los frutos en desarrollo que tuvieron abrasiones siguieron de forma normal.
En el caso de las ramas y los tallos no se observaron daños adicionales y el crecimiento continuó siendo normal tanto en plantaciones jóvenes como en adultas. Incluso, resaltó el informe, los frutos en desarrollo continuaron su desarrollo normal, aunque hubo un incremento en los cafés pasillas, que incluyen granos brocados, negros, partidos y astillados.
Los daños
Toda esa recuperación se produjo, pese a que después de 20 días de la erupción de 1985 se encontraron cuatro tipo de daños que podrían volverse a repetir en caso de una nueva erupción, advirtió el informe:
1. En el follaje
Existe la probabilidad de que la ceniza emitida quede sobre la superficie de las hojas y que en los primeros pares de hojas, las nuevas, se presente quemazón, debido a la acción abrasiva de las partículas. Tampoco se descarta alguna defoliación.
2. Ramas y tallos
Las ramas y los tallos, las partes más expuestas, pueden sufrir, como en el 85, abrasiones semejantes a las de las hojas y quemazones. Algunas ramas también pueden presentar en sus extremos tejidos muertos o lesionados y también defoliación.
3. Daños en flores
En las observaciones, después de la erupción de 1985, no había muchas flores. Sin embargo, por la consistencia de los tejidos florales también es probable un daño por abrasión. Igualmente, se observó daño por abrasión en las yemas florales.
4. En frutos
En el 85 los frutos más jóvenes, de 2 a 5 semanas, presentaron quemazones. Aquellos entre 12 y 17 semanas de edad aparecieron secos o reventados. Los frutos aún verdes pero desarrollados presentaron signos de abrasión y con un daño similar al de las hojas. En el caso de frutos maduros, presentaron abrasiones y áreas deprimidas y tejidos muertos.
En su mapa de riesgos, el estudio recordó que hay un área cultivada en café que tendría mayor exposición a la actividad del volcán, en un área de 12 kilómetros, ubicada básicamente en la cuenca del río Claro (Villamaría), afluente del río Chinchiná. La caficultura de los departamentos de Tolima, Caldas, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca también tendría efectos por los materiales emanados del volcán, en una eventual erupción.
Ante todos estos hechos, el gremio les recomendó a los caficultores mantener un adecuado manejo agronómico de los mismos, de tal forma que se permita a las plantas recuperarse y continuar con su crecimiento vegetativo y reproductivo, ante cualquier daño que se presente por abrasiones provenientes del material volcánico.