Foto | Martha Monroy | LA PATRIA
Algunos vendedores de obleas en Chipre montan su puesto con mesa propia y sombrilla. Aunque son considerados informales, varios llevan allí hasta 15 años.
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Llegar a Manizales y darse una vuelta por Chipre es plan obligatorio para quienes visitan la ciudad y una tradición para quienes viven en ella. Ese es de los pocos lugares del país donde se consigue una oblea "con todas las de la ley". Así lo dice Diego Muñoz, a quien no le falta una mientras realiza su caminata diaria por el barrio.
El infaltable arequipe, acompañado de maní, queso, coco, mermeladas, leche condensada, crema de leche y frutas hacen parte de la receta de este típico manjar.
Además de ser un ícono de tradición en la capital caldense, el negocio de vender obleas es una forma de sustento para varias familias. La mayoría de comerciantes de este producto son vendedores informales que montan sus puestos en la Avenida 12 de Octubre.
Así es el negocio
La 1:00 de la tarde es la hora de llegada para los comerciantes de obleas de Chipre. Los avisos de pague 3 y lleve 4, pague 4 y lleve 5, pague 6 y lleve 8 y hasta pague 9 y lleve 12 se dejan ver en los puestos que adornan las tardes de este sector del barrio. La mayoría atienden hasta las 9:00 de la noche entre semana, y hasta las 10:00 y 11:00 de la noche los fines de semana.
Los precios van desde $1.500, si solo tiene arequipe, y hasta $8 mil, para las llamadas especiales, que tienen los demás ingredientes.
Aunque el aumento de la competencia ha hecho que el negocio ya no sea igual, cada uno le pone a su producto ese toque especial.
Sandra Fonseca y su mamá llevan 15 años con su puesto El Mirador de Chipre. Todos los días se levantan muy temprano a preparar el arequipe, las mermeladas de fresa y maracuyá, y el dulce de guayaba. Aseguran que sus obleas son muy apetecidas, pues su factor diferenciador es tener ingredientes caseros.
"Preparamos el arequipe nosotras mismas. Queda de mejor calidad y es más cremoso que al comprarlo ya hecho. Las mermeladas llevan fruta picada, lo que también les gusta mucho a los clientes", dice Sandra.
Aunque la tarea de preparar ellos mismos los ingredientes es más trabajo, en este caso prima la calidad y vender un producto que sobresalga frente a la competencia.
Para Diana González esto es precisamente lo que diferencia las obleas de Chipre. "Son más elaboradas que las que se encuentran en otras partes de la ciudad".
La fruta picada, cerezas caramelizadas y las brevas son otros ingredientes que han entrado a la receta.
Luis Enrique Naranjo, de Obleas Kike, asegura que hacer las mermelada también le resulta más rentable. "Yo mismo fabrico las mermeladas. Las obleas las compro en un proveedor de La Enea, y el resto de ingredientes, en queseras".
Las ventas
Los comerciantes miden sus ventas por paquetes. Cada uno trae 100 hojas para armar las obleas. En un día bueno venden más o menos de dos a tres paquetes, lo que representa unas 150 obleas y unos $450 mil en efectivo.
El mejor día es el domingo, cuando la venta sube a 5 o 6 paquetes, pero en días de ferias o en Semana Santa llegan hasta los 10.
Las ganancias varían, pero por lo general el porcentaje es alto, pues la inversión que se hace puede llegar a $50 mil para vender unas 150 obleas. Es decir que los ingresos pueden ser cinco veces más.
El buen clima también determina las ventas. En un día lluvioso o muy frío, solo compran entre 10 o 20 obleas.
El arte
Aunque los paquetes de galleta de oblea se consiguen fácilmente en el mercado, algunos vendedores prefieren hacerlas ellos mismos.
Es el caso de Obleas Manizalitas, cuyos dueños aseguran que las que se venden en el mercado son muy delgadas. Harina de trigo, leche, azúcar y esencia de vainilla son suficientes para una galleta crocante.
"Nosotras mismas fabricamos las obleas, son muy fáciles de hacer. Son más gruesas y crocantes que las que se consiguen por paquetes. Preparamos también las mermeladas. El resto lo compramos", asegura Sandra Carvajal.
Los proveedores
La mayoría de vendedores se surten en la quesera San José, en la Galería de la ciudad. Allí compran el queso costeño, que debe ser duro y no muy salado; la crema de leche; el coco; el maní, y la leche condensada. Estos productos los llevan generalmente por kilo.
"A diario mandamos de seis a siete domicilios para Chipre. Acá en la quesera no compran mucho las obleas, algunos vienen y se llevan seis o siete paquetes, pero no es constante", aseguró Gustavo González, vendedor del lugar.
Otro sitio donde se surten es Prove Helados, ubicado en la Avenida del Centro. "Los vendedores de obleas vienen a comprar principalmente leche condensada, por kilo; salsa con sabor a arequipe, que sale muy económica para ellos; maní y coco", dice Ana Isabel Vargas, administradora del local.
El precio del queso está entre los $12 mil y $13 mil por kilo; la leche condensada está entre los $5 mil y $ 7 mil 500; la crema de leche cuesta unos $9 mil; mientras que el arequipe se consigue en un promedio de $6 mil, también por kilo. Las salsas de fruta, aunque se venden menos, hacen parte de los productos que ofrecen estos comerciantes, con precios entre los $3 mil 200 y $4 mil.
El coco es de los ingredientes más costosos, con un valor cercano a los $16 mil, el kilo, mientras que la libra de maní está entre los $5 mil y $6 mil.
Los paquetes de obleas por 100 se consiguen en $7 mil 900 y $8 mil 500.
Módulos de la Alcaldía
Actualmente, por la Avenida 12 de Octubre, en Chipre, hay 53 módulos dispuestos por la Alcaldía de Manizales para los vendedores ambulantes, de los cuales, 10 están autorizados para la venta de obleas. Otros comerciantes montan su puesto con mesas y sillas propias, pero son considerados informales, y se les hace el debido control de espacio público, según informó la administración municipal.