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Jaime Obando López impartiendo una de sus clases.
Simón Aguirre y María Ángel Henao
PRENSA ESCUELA | LA PATRIA | NEIRA
A sus 64 años dejó de existir el docente Jaime Obando López, que durante muchos años prestó sus servicios a la Institución Educativa Nuestra Señora del Rosario de Neira (Caldas). También laboró en las instituciones Santa Inés y Nuestra Señora del Rosario de Manizales.
Era un amante de los números. Su pasión por el álgebra, la trigonometría y el cálculo siempre lo identificó frente a un buen número de jóvenes, quienes lo recuerdan con mucho cariño: "Jaime, maestro de maestros".
Retorno
Después de un retiro parcial del sector educativo, en febrero de este año había regresado al sistema. Tuvo la oportunidad de volver al colegio que lo vio nacer como estudiante y docente.
Cada labor diaria del profesor era un matiz de una gran expresión artística, acompañada por el deseo de celebrar con lujo de detalles cada fecha institucional. Siempre asumió el liderazgo de importantes actividades como del Día de la Mujer, el Día del Profesor y la Fiesta Rosada, que durante su primer ciclo de trabajo siempre la respaldó.
Fue don Jaime un hombre espiritual, amigo del rezo del Santo Rosario, partícipe de las Eucaristías y una persona con mucho altruismo. Sus alumnos siempre observaban su aspecto detallista: con una golosina diariamente endulzaba la mañana de trabajo, desde el portero hasta los compañeros docentes.
También era amante de la repostería, inclusive era un hombre muy creativo y preparaba sus propios platos caseros para amigos, compañeros y familiares.
En el aula
Su metodología era creativa y llegaba fácil al estudiante. Así lo recuerdan sus exalumnos, a pesar del poco tiempo que compartió este año con ellos. Conquistó el corazón de muchos; mientras mostraba una gran fortaleza, sin tener en cuenta sus quebrantos de salud.
“Hablar del profesor Jaime es referirse a un excelente pedagogo. Siempre lo recordaré como un gran amigo”, así lo describe una de sus exalumnas y colega, América Alzate Arango.
“En las pocas clases que tuvimos, nos pudimos dar cuenta del excelente ser que teníamos frente a nosotros”, anota Isabela Patiño, de séptimo grado.
La Eucaristía, con sus cenizas, se realizó en la parroquia San Juan Bautista de Neira, ante una gran afluencia de colegas, familiares y exalumnos.