El asesinato de Carlos Alberto Aristizábal Morales, líder social y presidente de la junta de acción comunal del barrio El Dorado en Pereira, el pasado miércoles 7 de agosto, ha vuelto a encender el debate sobre las violencias urbanas que siguen afectando al área metropolitana de Pereira. Este trágico suceso también pone en duda la eficacia de las respuestas de las administraciones locales y departamentales frente a la creciente inseguridad.

Desde 2023, Aristizábal venía denunciando amenazas de muerte en su contra debido a sus denuncias sobre la disputa entre bandas criminales en su comunidad. La presencia de estos grupos armados, que luchan por el control de la venta de sustancias psicoactivas, representaba un grave riesgo para la seguridad de los habitantes del sector.

En una entrevista realizada por Kimberly López para Caracol Radio, Jaime Gutiérrez, director ejecutivo de la Acción Comunal en Risaralda y vicepresidente de la Federación a nivel nacional, señaló que bandas criminales como Los Flacos y La Cordillera tienen una fuerte influencia en el territorio.

En respuesta al asesinato de Aristizábal, el alcalde de Pereira, Mauricio Salazar, convocó un consejo de seguridad en el que anunció una recompensa de $40 millones por información que conduzca a la captura de los responsables del homicidio. “No bajaremos la guardia contra la delincuencia que quiere crear zozobra y desestabilizar la tranquilidad de los pereiranos”, enfatizó Salazar.

A pesar de que el alcalde destacó que los indicadores estadísticos en materia de homicidios muestran una reducción del 13%, reconoció la necesidad de seguir trabajando de manera interinstitucional para reducir el accionar delincuencial en la ciudad. En este sentido, Salazar agradeció el apoyo del gobernador de Risaralda, Juan Diego Patiño, quien ha ofrecido $20 millones de la recompensa, con el propósito de hacer de Pereira una ciudad más segura.

¿Son eficaces las recompensas para combatir las violencias urbanas?

Sin embargo, surgen dudas sobre la eficacia de las recompensas como estrategia para desarticular las violencias urbanas. Oscar Fernando Martínez Herrera, investigador social, sostiene que las violencias urbanas en Pereira son parte de un contexto mucho más amplio que incluye violencias sistemáticas reproducidas en algunos barrios del Área Metropolitana, como El Dorado.

“Lo primero que nos tendría que decir es que es un contexto que tiene que ver con la violencia sistemática: que no es un caso aislado, que no es fortuito, que no es delincuencia común. Son parte de la disputa entre los actores armados que tenemos acá, tipo bandas criminales, y son los patrones sistemáticos, y sobre todo en ese sector. El Dorado es un sector que ha sido golpeado por la violencia desde hace muchos años y que tiene episodios de calma, pero sigue siendo un epicentro de ciertas violencias, vulneración de derechos y control por grupos armados”, señala Martínez.

Además de los procesos sistemáticos, difíciles de combatir por los gobiernos locales, Martínez también destaca la ausencia en la agenda política regional para enfrentar estas problemáticas. “Ha faltado disposición de algunos actores políticos locales y regionales para poner este tema en la agenda pública. A pesar de los altos niveles de violencia que hemos tenido durante muchos años, no vemos que esté en la agenda, ni siquiera de los congresistas de la región”.

Martínez también pone en duda la eficacia de las recompensas como estrategia para combatir estas violencias, señalando que, más allá de la eficacia mediática, es necesario un enfoque más profundo y sistemático. “Finalmente, no se trata solo de la recompensa, sino de entender sistemáticamente el problema, estudiarlo a fondo. Y eso es algo que no se está haciendo desde la institucionalidad, lo que genera situaciones como la que estamos viendo. Es fundamental investigar qué hay detrás, analizar las denuncias previas y estudiar el contexto de manera sistemática para poder dar respuestas efectivas”.

La dificultad de las investigaciones

Jaime Gutiérrez además hizo denuncias sobre la dificultad que enfrentan los líderes que deciden recurrir a las autoridades, porque, según él, hay dependencias tanto de La Policía como de la Fiscalía que están permeadas por las bandas criminales, dificultando que se esclarezcan los móviles de los actos criminales. 

“Nosotros creemos que en la institución en la Policía desafortunadamente ,no quiero decir que totalmente la Policía, está permeada pero si hay muchos miembros de la organización allá de la Policía que está permeada o la tiene cooptada el narcotráfico”, concluye Gutiérrez.

El asesinato de Carlos Alberto Aristizábal pone en evidencia no solo las fallas en la seguridad del municipio, sino también la necesidad urgente de un enfoque integral y sostenido para abordar las violencias urbanas que afectan a Pereira y sus alrededores.

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