El sector panelero se enfrenta a muchos retos para seguir con su nivel de producción. 

Foto | Cortesía | LA PATRIA | PEREIRA El sector panelero se enfrenta a muchos retos para seguir con su nivel de producción. 

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La producción de panela en el país sigue siendo una de las más importantes para el campo colombiano. Aproximadamente 350 mil familias viven de este producto en 27 departamentos, generando casi 280 mil empleos. En Risaralda destacan Belén de Umbría y Quinchía como los municipios con mayor producción panelera. Del total del territorio risaraldense hay 3.640 hectáreas dedicadas a la siembra de la caña de azúcar para la producción de panela. En Caldas hay 8.850 hectáreas dedicadas a la misma función.

A pesar de la importancia de la panela, tanto para el consumo de la sociedad (per cápita, 18 kilogramos), como para la economía del país, hay muchos retos para seguir con aproximadamente el millón de toneladas de producción que se tienen en la actualidad. 

Los principales obstáculos que tiene el sector, son el “empalme generacional", la mano de obra y los intermediarios. Así lo manifiesta María Eugenia Marín Colorado, miembro de la Asociación de Paneleros de Belén de Umbría (Asopabel). 

Los retos del sector panelero en Belén de Umbría 

"A nosotros nos va bien produciendo panela, aunque no tenemos la capacidad de cubrir toda la demanda que tenemos en Belén", comenta Marín, reflejando una realidad común entre los productores locales: la falta de mano de obra para la demanda que tienen en el municipio.

María Eugenia señala con gratitud el apoyo recibido del gobierno departamental y la Secretaría de Agricultura, pero recalca un problema crucial: la falta de mano de obra. "Nos da mucha dificultad conseguir mano de obra. Ese es nuestro gran problema," dice. 

El impacto de la falta de relevo generacional es evidente. Muchos hijos de los dueños de trapiches han migrado a las ciudades, dejando un vacío en el campo. "No sé qué va a pasar con el trapiche en cinco años, porque en el caso mío no tengo relevo generacional", admite Marín, quien también menciona que la producción ha disminuido un 30%. 

"Antes se podía trabajar en un trapiche desde el jueves hasta el amanecer del sábado, pero ahora es imposible mantener ese ritmo," agrega, resaltando que la calidad de la panela se resiente por la falta de mano de obra experimentada.

Actualmente, la asociación de paneleros en Belén de Umbría cuenta con 32 miembros, aunque sólo 15 están activamente involucrados. "Todos tenemos el mismo problema. Es un problema a nivel nacional," afirma Marín. 

A pesar de los desafíos, la producción en Belén de Umbría sigue diversificándose. "Sacamos panela tradicional de kilo, panela pulverizada y panela de tejo. Además, una productora saca panela saborizada," explica Marín. 

Sin embargo, la capacidad de exportación es limitada. "No tenemos la capacidad de exportar", admite y señala que varios trapiches han cerrado recientemente, reduciendo aún más la producción local. En Colombia el 90% son pequeños productores de panela.  

 

La visión de la Gobernación

Juan Carlos Toro, Secretario de desarrollo agropecuario del departamento, comparte una perspectiva más amplia sobre el sector panelero en el departamento. En Risaralda, se han logrado importantes avances, como la exportación de panela del municipio de Quinchía a Italia. 

"Con el cambio de la central y de la caldera de este municipio, logramos aumentar la productividad en 28 toneladas al mes para que lleguen a tierras lejanas como lo es el continente europeo," afirma el funcionario, resaltando la mejora en la productividad gracias a estas inversiones.

Sobre el tema del relevo generacional, Toro ofrece una visión renovada. La idea es que los hijos, nietos y sobrinos de los campesinos tradicionales se involucren en los procesos, aprovechando tanto los conocimientos ancestrales como las tecnologías modernas. "La tecnología en el campo y que el campo sea rentable es la única forma de que nuestros jóvenes se queden en el sector", subraya.

En cuanto a las mejoras en la infraestructura, menciona que se han cumplido varias etapas desde la siembra hasta la producción, pero aún queda trabajo por hacer. "Solamente falta una cosa: cambiar pisos y techos para que puedan cumplir con el Invima," dice, añadiendo que también se ha avanzado en la modernización de los trapiches, sustituyendo los de tracción animal por trapiches a motor.

El diálogo entre las experiencias locales de Belén de Umbría y la visión regional de Fedepanela en Risaralda subraya los retos y avances del sector panelero en Colombia. Mientras los pequeños productores luchan con la falta de mano de obra y el relevo generacional, las inversiones y modernizaciones prometen un futuro más productivo y sostenible. El apoyo gubernamental y la adopción de nuevas tecnologías serán clave para asegurar que esta tradición siga prosperando.

 

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