Ilustración | Juan Carlos Hómez | LA PATRIA
La música tiene la capacidad de modificar nuestro comportamiento, basado en el hecho que por evocación nos lleva al pasado despertando sentimientos positivos o negativos de acuerdo con la experiencia vivida.
Germán Eduardo Arias*
Papel Salmón
¿Es posible vivir sin música? La música es mucho más que lo que escuchamos. Tras ella hay historias, anécdotas y aun dramas. Todo esto hace de la música un componente orgánico de la cultura de los pueblos de tal modo que, si queremos acercarnos a la cultura de alguno de ellos, un vehículo adecuado es justamente este arte que está entre nosotros cada minuto de nuestra existencia.
Cada pueblo tiene su propia música y desde aquí nos ocuparemos de abrir el apetito musical de nuestros lectores, pues cada mes tendremos una nota con entrevistas a expertos en las diferentes manifestaciones musicales que de alguna manera llegan hasta nuestros oídos.
La música y la actividad
Hoy, comenzamos un ciclo de notas en las que exploraremos estas músicas y sus efectos en nuestras vidas, específicamente en el desempeño de nuestra actividad ocupacional, con una entrevista con el doctor Julio César Samper Olaya, médico especialista en ortopedia y traumatología, quien realizó recientemente una ponencia sobre el tema.
Melómano irremediable y vasto conocedor de la historia del jazz y del blues, sus intérpretes, tendencias, géneros y evolución. Ha participado en numerosos talleres, seminarios y conferencias sobre estos géneros. Ha escrito artículos sobre música para este mismo medio, y para revistas especializadas en medicina, como Carta Ortopédica. En Cuba dictó una conferencia sobre evolución y estilos del jazz. Invitado recurrente a eventos en el Banco de la República de Armenia, Pereira y Manizales, así como de los seminarios de Jazz del Centro Colombo Americano. Cofundador de la Corporación Jazz Manizales, entidad que organizó todas las ediciones del Festival de Jazz de Manizales.
Doctor Samper, una de las actividades inherentes al ser humano es el trabajo. Considerando el tiempo que empleamos en nuestros oficios, ¿se puede decir que la música influye en el trabajo?
Sí, puede influir positivamente o negativamente. Actualmente dependiendo de la actividad que se tenga, es fácil acceder a la música y poder escuchar lo que se quiere, ya sea con audífonos o amplificada y puede ayudar a que sea más agradable y lo acompañe en su actividad sin limitarlo y poder ser más ágil y productivo en lo que está haciendo.
¿Qué criterios deben tenerse en cuenta a la hora de escoger la música para ambientar los espacios de trabajo?
Harto difícil la respuesta. Existe la denominada música ambiental, música mueble, música de ascensor que cumple con condiciones de volumen, temática, duración, instrumentalización, repetición que está presente sin que les moleste a las personas, pero está cumpliendo una función de acompañamiento, sosiego, frescura, tranquilidad y espacio. El volumen no debe sobrepasar los 60 decibles que se considera es perceptible por la mayoría de las personas sin molestarlas. La temática puede variar desde música universal, que se reconoce en cualquier lugar, música popular con arreglos para identificarla, música clásica y otros tipos que no necesariamente son conocidos como la música electrónica o música programada por computador. Su duración no sobrepasa los cinco minutos para que si se sigue no pierda la atención por lo largo de la interpretación. El tipo de grabación y los instrumentos que se utilizan. La grabación debe ser buena de modo que no tenga ruidos agregados y los instrumentos pueden ir desde piano solo, acompañamientos mínimos, hasta orquestadas. Hay entidades que venden este tipo de música apropiada para los ambientes y es puesta en marcha sin interrupciones, con repeticiones programadas para hacer la repetición al tiempo que el cliente desee.
En los ambientes públicos
Es literalmente imposible abstraernos de la música en ambientes públicos. ¿Qué clase de música se escucha y cuál es su finalidad?
Ya mencioné que la música puede ser universal, temas de música clásica muy conocidas, canciones como boleros, temas de rock “estilizados”, música bailable, música para todo lo que usted quiera no originales. Ya casi no se escuchan en los bancos o en algunas oficinas la música ambiental. En los lobbies de hotel puede usted escuchar, como lo escuché en un hotel en ciudad de México, Jazz, estilo Cool, Bossa Nova y cantantes de ambos estilos lo que me llamó positivamente la atención, con sensación de ambiente relajado. En sala de espera de consultorios odontológicos he visto y escuchado música New Age, clásica ligera, con videos de paisajes que pueden servir para relajar al paciente antes de su ingreso al consultorio, diríamos que puede servir de analgesia pre-intervención como se ha demostrado que funciona.
Y ya mencioné también que cada persona, sobre todo jóvenes, tienen su propia lista de temas que les gusta escuchar y aún más, podcast sobre diferentes temas que les interesa.
La música y el comportamiento humano
¿De qué manera la música nos condiciona para que asumamos comportamientos deseados o, en otras palabras, tiene la música el poder de modificar nuestro comportamiento?
Sí, la música tiene la capacidad de modificar nuestro comportamiento, basado en el hecho que por evocación nos lleva al pasado despertando sentimientos positivos o negativos de acuerdo con la experiencia vivida. Además, el ritmo de las composiciones nos puede desear tener la necesidad de movernos, bailar o simplemente acompañar ese ritmo con los pies o con las manos o todo el cuerpo. En las discotecas con los DJ’s que conocen el manejo de los beats de los temas que colocan, manejan el ánimo de los asistentes, los puede acelerar aumentando la frecuencia del beat, o hacerlo acompasar con los latidos del corazón en promedio de 72 por minuto, o bajar el ánimo acompañándolo con el manejo de las luces del recinto, crear fenómenos de exaltación, puede bajar el ánimo o mantener tranquilos a los presentes. La intencionalidad de una composición puede ser variada y despertar diferentes respuestas en el oyente. Se sabe que hay composiciones con tiempos lentos que, manejadas con bajo volumen pueden estimular el deseo de comprar en un centro comercial, o según el tipo de música, en un restaurante puede impulsar a comer más al leer la carta.
¿Qué con respecto al manejo de masas a través de la música?
Vayamos a nuestra gesta libertadora: se sabe que Bolívar acompañaba las batallas – caso de la de Boyacá - con la banda mediante la ejecución de La Libertadora y La Vencedora, para exaltar y animar a las tropas. Esto se repite en los ejércitos con las bandas marciales que impulsan a los soldados a combatir por su causa, sin importar sacrificar sus vidas, animados por esta música. Las bandas napoleónicas son también ejemplo de esto. En la guerra de secesión en Estados Unidos, el corneta iba al frente impulsando y animando a la lucha. El shofar, instrumento de viento judío, también arengaba los ejércitos de Israel en la antigüedad, por ejemplo, en el sitio de Jericó.
En las campañas políticas, se ve cómo se enardece la muchedumbre en el recinto mediante melodías reconocidas por sus respectivos partidos.
El ritmo y el acento (Beat), son determinantes a la hora de evaluar el efecto de la música en las masas, considerando como ejemplo la música popular, es decir, reguetón, rap, champeta. La llamada música de despecho está casi toda compuesta en tono menor, que facilita despertar sentimientos de melancolía y tristeza.
¿Cómo se da esta influencia en nuestros ambientes de trabajo?
No sé si pensar que es manipulación, que se puede ejercer con el tipo de música para que haya más productividad en una fábrica, más armonía en un quirófano, más eficiencia en un salón de clases, o más tensión antes de una reunión.
En primer lugar, la música debe ser reconocible para los empleados, sin que esta música los distraiga. La música instrumental fácilmente podría cumplir esta función. Esto está claramente destinado a mejorar la productividad.
En centros médicos se procura crear un ambiente de sosiego, esto es, bajo volumen, melodías reconocibles acompañadas de vistas relajantes.
Se ha utilizado con éxito géneros tales como bossa nova, smooth jazz, baladas pop y música clásica, específicamente, obras para piano de Mozart, o sonatas de Beethoven y obras de Chopin, Liszt, Rachmaninov, entre otros compositores.
En la mente
¿Cómo ocurre en nuestro cerebro la respuesta fisiológica a todos estos estímulos musicales?
En su libro Somos lo que escuchamos: Impacto de la música en la salud individual y social Patricia Caicedo, una médica, música, PhD en música, como quiera que es soprano, dice que el sonido es el estímulo inicial que da origen a un conjunto de procesos en múltiples áreas del cerebro; quiere decir que el estímulo musical realiza conexiones en múltiples niveles que impactan ámbitos como la emoción, la motricidad, la memoria, el afecto y reacciones metabólicas en el cuerpo. Habla que la experiencia musical no es solamente el procesamiento de estímulos auditivos pues al percibirla se le da sentido de acuerdo con el contexto social, cultural e histórico que nos rodea, actuando la música como una acción en la que participamos ya sea como oyentes, como ejecutantes, como bailadores o practicantes, o sea que se vive, se experimenta a través del cuerpo que está en permanente relación con el medio ambiente, y agrega que la palabra música no debe usarse como sustantivo, sino como un verbo: Musicar, por todo lo que desencadena al oírla. Esta es toda una teoría donde no existe la separación de mente y cuerpo ni existe el pensamiento como una abstracción que procesa símbolos a nivel neuronal. El proceso cognitivo se inicia en el cuerpo que es inseparable del medio ambiente que lo estimula con todo lo que lo rodea. Todo esto es interesante y lo menciono para no tener que profundizar en que áreas del cerebro un estímulo tonal se representa, o en qué áreas comienza el ciclo del placer al escuchar o interpretar un tema musical, donde se evoca y qué sustancias se liberan al tener esas sensaciones. Además, porque confundo anatómicamente unas con otras.
Según todo esto, ¿cuál es entonces la música adecuada en términos de género, instrumentación, compositores o formas musicales para propiciar el ambiente de trabajo deseado, tanto en su experiencia personal como en general?
Ay, esta pregunta tiene respuestas muy individuales, personales, que pueden parecerse de acuerdo con la edad, el medio donde se crece y donde se vive, el nivel de educación y el trabajo que se realiza.
Yo soy ecléctico respecto a la música, puedo escuchar cualquier tipo. Hay algunas formas musicales que aguanto más tiempo escuchándolas que otras.
Puedo escuchar Jazz en forma permanente; lo que cambio son los estilos, aunque en general me gustan todos. Me gusta escuchar blues, salsa, música clásica principalmente obras para piano, bossa nova, boleros, música colombiana de todo tipo, vallenatos, música bailable, escuchar de pronto temas populares del momento, poco rock…, pero como me gustan las historias que tienen relación con la música: al leer algo que tenga que ver con composiciones, artistas, interpretes, me gusta escuchar la música relacionada con lo que leo
*Músico y gestor cultural.
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