Víctor Gabriel Arango, conocido como Vígamo, es el rey de los vehículos antiguos en Manizales. Actualmente colecciona 30 y permanece restaurándolos. Desde 1978 comenzó a comprarlos y venderlos. Conozca su historia.

Fotos | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA

Víctor Gabriel Arango, conocido como Vígamo, es el rey de los vehículos antiguos en Manizales. Actualmente colecciona 30 y permanece restaurándolos. Desde 1978 comenzó a comprarlos y venderlos. Conozca su historia.

LA PATRIA | Manizales

En su vida ha tenido varios centenares de carros y ahora “nada más” tiene 30. Su indudable pasión lo llevó a ser el dueño de más vehículos antiguos en Manizales.

Él es Víctor Gabriel Arango Montoya, conocido como Vígamo, un hombre de 64 años que a los 7 le heredó el gusto por los automotores a su papá y desde 1978 se dedica a comprar y vender carros viejos. Las personas lo buscan para ofrecerle sus coches, pero también tiene un ojo avizor para encontrarlos en garajes y pueblos.

La mitad de su colección se exhibe en el picnic San Francisco, ubicado en la entrada de Chinchiná. La otra está en la ciudad, repartida por parqueaderos del barrio Alta Suiza, en donde vive. Esos ruedan permanentemente por su taller, pues también es un mecánico inquieto y los desbarata con frecuencia “para mantenerlos al pelo”.

En este momento, Vígamo hace los últimos retoques para dejar como nuevo este Hudson de 1954. Lleva tres meses en el proceso de reparación.

 

El primer carro

“¿Sabe cuál es el carro volador de Harry Potter? El primero que tuve fue uno de esos, un Ford Anglia modelo 61”, recuerda Víctor. Hace 46 años iba en una moto por la avenida Paralela cuando lo vio varado en la entrada del cementerio San Esteban. 

Cuenta cómo lo consiguió: “Vi a un señor como hippie con el capó abierto. Me le arrimé, nos pusimos a hablar y resulté dándole mi moto –que estaba nueva– por el carro. Ahí se quedó como cuatro días porque yo no sabía manejarlo ni tenía plata para gasolina”. 

Pero tuvo un triste desenlace: “Cuando lo llevé a arreglarlo, di con las personas que no eran, me dijeron que tenía un daño gravísimo y lo vendí superregalado, ni por la mitad de lo que valía la moto”.

“La restauración de los carros es costosa, pero esa plata que uno invirtió no se pierde porque quedan bonitos y nunca falta un interesado que lo compre”, relata Víctor Gabriel. En la foto, un Mercury 46.

 

El mercado

“Yo tenía un Ford de 1928, se lo vendí a un médico y en este momento vale por ahí $150 millones y es espectacularmente lindo”, dice Vígamo. Explica que este es el carro más caro que ha tenido, pero que los precios promedio de un antiguo en Colombia oscilan entre los $30 millones y los $50 millones.

¿Y de qué depende el costo? De la marca, el modelo, la originalidad, la antigüedad, la escasez del carro y, por supuesto, el estado actual. “Por ahí hasta el 2014, vendía cinco o seis por año. Ahora, solo uno o dos, y eso que son trueques, carro por carro”, agrega.

Este Buick Skylark 66 es propiedad de Víctor Arango desde hace tres años: “Casi no lo he tocado, está en buenas condiciones”.

 

¿Clásicos o antiguos?

Los carros antiguos, según el Código Nacional de Tránsito, son aquellos con más de 35 años que conservan sus características originales de fábrica. Por otro lado, los clásicos deben tener al menos 50 años, estar bien mantenidos y haber sido de baja producción.

“Un VolksWagen escarabajo del 53, por ejemplo, es una joya, pero nunca será un clásico porque hicieron millones”, cuenta Víctor Gabriel Arango.

Foto | Cortesía | LA PATRIA

“Este es un carro muy noble. Es la réplica de un MG modelo 52. Lo tengo hace 15 años, lo he pintado por ahí 20 veces y lo he desbaratado por ahí 30”.

 

Faceta corredora

El coleccionista recuerda que, cuando era un niño, su padre era aficionado por las motos inglesas y además era amigo cercano de grandes corredores de carreras en Colombia. "Cuando era pequeñito, me llevaban a ver los carros que al otro día iban a correr y pensaba: 'Uy, ¿cuándo estaré grande para hacer lo mismo'. Ahí nació también la afición por las carreras", manifiesta. 

Y cumplió su sueño. Durante unos años participó en rallies, kilómetros contrarreloj y eventos de trepadores, que se realizaban entre Chinchiná y Manizales. "En el 2005 corrí en un Mini Cooper pequeñito, como el de Mr. Bean, y gané la categoría hasta 1.000 centímetros cúbicos. Me gustaba y la verdad es que me rendía", añade.

Frente a este Mini Cooper 1992, Arango Montoya afirma que “es hermoso de ver, pero muy aburridor de tener”.

 

Los clubes

Manizales sobre ruedas es un grupo de amigos, gomosos de los carros viejos, que desde hace 10 años lidera los desfiles de la Feria y el cumpleaños de la ciudad. Sus 40 integrantes se reúnen cada jueves. Hace poco estuvieron en las fiestas del barrio El Bosque y de Filadelfia.

“También existe otro club, Carcuchos, que nació en la puerta de mi casa. Nos veíamos en Chipre, conversábamos y dábamos vueltas en los carros. Ese está dormidito, nos dejamos de ver porque se presentaron muchas divisiones”, expone Víctor.

Foto | Cortesía | LA PATRIA

En Chinchiná, al menos 12 vehículos de 'marca Vígamo' decoran un picnic. Su propietario dice que apenas los mueve para los desfiles, "porque no se justifica pagarles SOAT ni revisión tecnicomecánica cada año si permanecen guardados".

 


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