Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
10 orejas cortaron ayer en total Antonio Ferrera, Daniel Luque y Juan de Castilla a los ejemplares de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo. Los aficionados disfrutaron de la tarde en la Plaza de Toros de Manizales. Así salieron por la puerta grande con Juan Bernardo Caicedo hijo.
PREGONERO | LA PATRIA
Hace dos siglos largos, alguien definió tauromaquia como "el arte de lidiar y matar toros". Señor, gracias, pero usted se ha quedado corto. Bastante más si su señoría hubiese estado ayer aquí para ver no tauromaquia, sino tauromaquias.
Una, esa de Daniel Luque con la que hizo de la suavidad y de la lentitud las armas para ganar una batalla con donosura ante el segundo de la tarde. Porque vea usted, amigo del pasado, que así es como vence en los suelos este caballero nacido en Gerena, ese pueblito donde vive el sol.
Hubo en esa lidia caricias tras caricias. O al menos eso fue lo que vieron nuestros ojos, porque el toro de Juan Bernardo Caicedo debió sentir que aparte de la hipnosis que ejercía el alma de la muleta, había un poder oculto en esas muñecas que jugaban con el trapo que apenas se mecía. Así supo poner a sus órdenes al ejemplar en una faena que el andaluz convirtió en cuadro para colgar en las paredes de un museo.
Y tauromaquia parecida pero nunca igual fue la suya en el otro, quinto de la tarde, donde, sin perder la belleza en la ejecución de las suertes, Luque se puso el overol para trabajar en la consecución del ritmo de las embestidas a punta de cites exactos y de fe de carbonero. Fue entonces Daniel el explorador que apostó por la tarea de llevar al norte lo que, por parte de su enemigo, no siempre apuntaba hacia ese punto cardinal. Dos orejas más.
La de Juan de Castilla, su tauromaquia, se inclinó por la inteligencia, esa misma que ahora intentan vendernos en paquetes en la nube, como quien va al supermercado.
De la inteligencia de Juan, de la suya, de la natural, salieron piezas magistrales que demuestran que Colombia tiene un torero que no sólo es una realidad sino que pronto dará un golpe en la mesa allá lejos, con el que además nos recordará a los maestros que ya lo han hecho antes.
Fue inteligente Juan para dar en el punto exacto que le permitió a ese tercero muy justo de fuerzas, y de presentación, mantenerse no sólo en pie sino con presteza para embestir. No faltó nada ni sobró tampoco para que, al final, el animal se fuera vacío. El del barrio Castilla de Medellín se había quedado con todo. Y, claro está, con las dos orejas.
Y en el sexto, cuando ya todo parecía resuelto y los goznes de la puerta grande comenzaban a crujir para la salida de los tres, Juan dijo: un momento, porque me voy a poner porta gayola y después ya veremos. Entonces, un huracán sopló sobre esta plaza donde nunca sopla el viento. Era Castilla que, primero, toreó largo, hasta cuando el toro se lo permitió.
Porque en cuanto el animal buscó la puerta para escapar, el torero de aquí se la cerró. Y no de cualquier manera, sino con eso, con la inteligencia, con esa cabeza amueblada con la que va a llegar muy lejos.
Y queda ahí en los anales del sentimiento la tauromaquia de Antonio Ferrera. Igual la de manos bajas con el capote para meter en su canasta aquel esquivo primero. El artista se dejó ver enseguida con iguales ideas en la muleta, por encima de la marcada tendencia del de JB a buscar con la cara alta.
En el otro apareció el Ferrera que nunca se rinde, aquel que sabe leer mejor que nadie anhelos y sentimientos de los tendidos. Por eso el popurrí de lances rodilla en tierra, esa vara suya con la que pico dónde era y cómo debía ser, más las banderillas en lo alto. Eso, antes de una faena en la que, con la muleta, nos dejó ver no sólo variedad sino también justa medida en cada pase y en cada serie. Una tauromaquia que nace de la heterodoxia, eso mismo que dan como resultado la diversidad y la libertad.
Sí señor de 1817: tauromaquia es el arte de lidiar y matar toros. Pero, en la práctica, tauromaquia es el arte de ir a ver a Antonio Ferrera, Daniel Luque y Juan de Castilla hacer el toreo de las formas sublimes que lo hicieron ayer para entrar en la historia, de donde sus obras no saldrán jamás. Como lo será esta tarde en conjunto que crecerá con el paso del tiempo.
Ficha del festejo
Tercera corrida de abono de la 69 Feria de Manizales . Seis toros de Juan Bernardo Caicedo, nobles y desiguales de presentación. Se le dio vuelta al ruedo al cuarto.
Antonio Ferrera: Blanco y oro. Palmas tras aviso y dos orejas.
Daniel Luque: Ciruela y oro. Dos orejas y dos orejas.
Juan de Castilla: Blanco y oro. Dos orejas y dos orejas.
Detalles: Plaza casi llena.
¿Qué les pareció?
Sebastián Cardona
Espectacular. No habíamos visto una corrida así en muchos años.
Wilson Cardona
Llevo no sé cuantos años viniendo a toros y es lo mejor lo más espectacular. Lo que hizo Ferrera no lo había visto nunca en mi vida.
Juan David Franco
Una tarde apoteósica con un encierro que vino de menos a más. Con unos toros que hicieron gala de su gran talento, donde derrocharon una tarde de toros para nuesta querida Manizales.
Juan David Montes
Una corrida entretenida con un encierro que fue mucho de analizarlo por los altibajos que tuvo, pero en definitiva una corrida que puede estar dando puertas a una temporada taurina muy buena para este fin de semana.
Julián Alberto Cardona
De las que hemos asistido esta ha sido una corrida llena de mucho triunfo. Espectacular.
Los protagonistas
Antonio Ferrera
Es un sueño. Han sido de las actuaciones más memorables que he tenido en mi carrera y le doy las gracias a Manizales por el alma, por el sentimiento. Dios ha sido generoso y nos ha hecho vivir una tarde inolvidable.
Juan de Castilla
Feliz. Me faltó más, pero bueno encantadísimo.
Daniel Luque
Muy contento la verdad. La vuelta ha sido de triunfo y eso es lo más importante.
Vuelta al ruedo de Antonio Ferrera luego de cortarle las dos orejas al cuarto toro de la tarde.
Daniel Luque con la dos orejas cortadas al toro Adivino de 442 kg.
La felicidad de Juan de Castilla en su segunda vuelta al ruedo de la tarde.
Verónica a pie junto de Daniel Luque al segundo toro de la tarde.
Derechazo de Juan de Castilla al toro Fulero de 442 kg.
Ayudado por bajo de Antonio Ferrera al cuarto toro de la tarde.