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Beatriz, al aceptar cargos, dijo sentirse presionada por la Fiscalía. Indicó que se allanaba a cargos, pero si dejaban en paz a su familia. El ente acusador aclaró que su labor es investigar y que no es nada personal.
LA PATRIA | MANIZALES
María Lucena González Ríos, Beatriz Elena Marín González y Martha Yolanda Marín González tienen dos cosas en común: son familiares y las tres aceptaron cargos por hacer parte de una banda manizaleña (todos allegados), señalada de captar mujeres vulnerables de la capital caldense, ofrecerles empleos con salarios jugosos y engañarlas para terminar prostituyéndolas en Chile.
La descripción de los hechos que hizo la fiscal 138 local de Cali dan muestra de los vejámenes, torturas, humillaciones y explotación de la que fueron víctimas las afectadas. LA PATRIA le cuenta el antes, durante y el después de este caso.
Así ocurrió
Antes
- Las mujeres, entre 18 y 25 años, eran reclutadas en barrios marginales de Manizales, especialmente El Aguacate y Cervantes. La Fiscalía indicó que en llamadas interceptadas entre integrantes de la banda se mofaban de que esas jóvenes aceptarían los ofrecimientos. "Es muy ingenua y vive en un lugar muy pobre, repobre de Manizales, será fácil convencerla". La banda empezó a delinquir en el 2019.
- Les ofrecían empleo como vendedoras, pero debían ser atractivas. Al llegar a Chile les decían la realidad: era para prostituirse. "Unas sabían que se trataba de eso, pero no en la manera en que les tocó ejercer", contó la fiscal.
- "Quien me contactó me dijo que le enviara unas fotos mías, que ella decidía si servía para el trabajo o no. Después me llamó y me explicó que ya había hablado con su hermana, que dio el sí y me puso una cita en el barrio Cervantes. Allí estaba con un señor del taxi que era como un amigo y me llevaron a sacar el pasaporte", contó una víctima.
- Las condenadas acompañaban a las víctimas a sacar el pasaporte, a cambiar divisas y hasta el aeropuerto de Pereira para viajar a Bogotá y luego a Chile.
- Antes les explicaban qué debían decir en las entrevistas con Migración. La clave era que iban para el matrimonio de una amiga de Manizales y que habían sido invitadas a la ceremonia. El dinero que debían declarar para el viaje se los entregaban a escondidas en los baños del aeropuerto.
Durante
- Las mujeres llegaban a Chile con una deuda millonaria. A los tiquetes de ida y regreso a Chile, se les sumaba el costo del pasaporte, el dinero que debían declarar en el aeropuerto, además de la manutención en el país austral. Adicional, las multas cuando se negaban a estar con los clientes.
- En Chile las recibían María Paula, hermana de dos de las que aceptaron cargos, junto a su esposo, William Javier Aguirre Pinilla. Martha Yolanda reemplazaba a veces a María Paula y torturaba a las víctimas con diferentes procederes.
- Al llegar a Chile debían grabar un video y tomarse fotos eróticas, usadas por la banda para ofrecer los servicios por internet. Unas pidieron que se hicieran, pero sin mostrar el rostro. Les daban un celular, solo para recibir llamadas y cuadrar las citas en las casas de lenocinio establecidas en Osorno, Puerto Montt y Temuco.
- Las amenazaban con mandarles esos videos a los familiares en Colombia, si no accedían a acostarse con algún cliente. Debían prestar los servicios en la misma cama en la que dormían y repartirse la elaboración de la comida y el aseo del lugar.
- Las afectadas no podían decidir con quién estar (cualquier tipo de clientes) y qué tipo de relaciones sexuales tener. El dinero por los servicios los recibían las integrantes de la banda y "lo abonaban" a la deuda. Permanecían sin dinero.
- Algunas preferían pagar la multa y endeudarse más, que estar con clientes desagradables.
- Las mandaban a realizar giros a Colombia, a nombre de personas de la banda, para que ellas pudieran conseguir más víctimas.
- Los integrantes del Clan Familiar en Manizales se repartían el reclamo de los dineros girados, con el fin de no superar el tope de 10 mil dólares que tiene cada persona para recibir plata del exterior. Así le daban aspecto de legalidad al dinero producto de la explotación sexual.
Después
- El 9 de abril pasado, las autoridades capturaron a siete personas del denominado Clan familiar. Cinco son de Manizales, de una misma familia.
- La Fiscalía logró 350 audios para detectar el entramado criminal y en este caso han sido acreditadas 27 víctimas, de las cuales cuatro contaron lo que vivieron.
- Se obtuvieron declaraciones de las víctimas. Una contó: "Cuando teníamos la menstruación, dos de la banda nos decían que teníamos que tener relaciones sexuales con los hombres en ese estado, que debíamos taponarnos y ellas nos enseñaron a hacerlo".
- "Nos taponamos con papel higiénico, con gazas, con elementos absorbentes y así teníamos las relaciones sexuales, eso nos generaba más dolor. Les decíamos que no era justo trabajar así y ellas respondían que había una deuda que debíamos pagar".
- La fiscal contó que una víctima ha tenido dos intentos de suicidio, al recordar los vejámenes que sufrió.
- "Martha Yolanda le alcanzó a girar a su esposo, Jorge Eliécer García Pineda, $24 millones. María Lucena recibió giros en Manizales por $2 millones 457 mil.
- En la audiencia de aceptación de cargos no se establecieron montos de penas, pues como son varios delitos será el juez de conocimiento quién las definirá, con las rebajas de ley.
- Beatriz, al aceptar cargos, dijo sentirse presionada por la Fiscalía. Indicó que se allanaba a cargos, pero si dejaban en paz a su familia. El ente acusador aclaró que su labor es investigar y que no es nada personal.
- Esta misma mujer alegó, antes de la audiencia, que ya había pagado por esos delitos, en el 2019. Se le explicó que en esa ocasión se le procesó por una víctima, pero ahora eran más. Continuó con el proceder delictivo.
- Los otros procesados en este caso son Cristian Javier Marín González y Sindy Lorena Cepeda Salinas.
Las que serán condenadas: María Lucena González Ríos, por lavado de activos, concierto para delinquir y tortura; Beatriz Elena Marín González, por trata de personas y lavado de activos, y Martha Yolanda Marín González, por trata de personas y lavado de activos. La primera está hospitalizada y la última, con problemas de salud en su casa.
Prevenga al viajar
- - Informe a familiares o personas cercanas su destino y números telefónicos para localizarlo.
- - Deje fotocopia de todos los documentos.
- - Regístrese en el consulado colombiano al llegar al destino.
- - Alerte a la familia sobre los posibles riesgos del viaje.
- - Si va a viajar, que no sea en situación de riesgo.
¿Cómo actúan?
- - Son personas atractivas y carismáticas que se ganan la confianza de la víctima.
- - Contactan por redes sociales, casas de modelaje, clasificados, falsas agencias de viajes y salones de belleza.
- - Asumen los gastos de viaje, indican cómo vestirse, actuar y qué decir ante las autoridades.
- - Acompañan a la víctima en el viaje para vigilar que llegue al destino final.
- -Si usted es o conoce a una víctima de trata de personas, puede comunicarse a la línea gratuita nacional 018000522020, al 122 o al número en Bogotá 5702000 de la Fiscalía, opción 7 y #2.
Otros casos caldenses
- - A los 13 años. Una pesadilla vivió una doradense, de 13 años, víctima de trata de personas en el Huila. Fue contactada para trabajar, supuestamente, como meseras en Neiva, pero al llegar al destino las llevaban a dos establecimientos comerciales donde eran obligadas a prestar servicios sexuales a distintos hombres.
- -Desde La Dorada. Unas 100 mujeres doradenses fueron víctimas de trata de personas durante 10 años. Las llevaban a Trinidad y Tobago con promesas de ingresos millonarios. Al llegar eran despojadas de documentos, encerradas y esclavizadas sexualmente.
- -Sueños de modelar. El sueño de 10 mujeres, de ser modelos reconocidas y desfilar en muchas pasarelas, terminó en engaño. En Manizales empezó lo que luego se convertiría en una pesadilla en Chile. Terminaron captadas por una red de explotación sexual, que las mantuvo encerradas por meses.
- -Ilusiones. Se marchó con la ilusión de ser modelo, trabajar en una oficina o estudiar. Sin embargo, cuando llegó a la China las condiciones cambiaron y los sueños se le fueron al piso. Los trasnochos no fueron en una universidad, sino en un bar; no pudo modelar, pero varios hombres sí la pusieron a desfilar en diminutas prendas o desnuda; y la supuesta oficina se cambió por una casa en la que solo descansaba por ratos. Le pasó a una chinchinense, de 22 años.