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Cárcel La Blanca.
LA PATRIA | MANIZALES
Juan Felipe afronta un proceso por tráfico de estupefacientes agravado, ante un juzgado de Manizales. De acuerdo con el escrito de acusación, el 6 de junio del año pasado, a eso de las 9:20 de la noche, dos dragoneantes del Inpec, de servicio en la cárcel de varones de esta capital, con apoyo de una unidad canina, requisaron al personal de auxiliares.
Juan Felipe dio positivo, por lo que se dirigieron al área de alojamientos y encontraron en su locker una bolsa plástica con 100 gramos y 2 miligramos de cocaína.
Legalizaron su aprehensión y le imputaron tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, modalidad de conservar, agravado, por ser dentro de establecimiento carcelario. Le dieron domiciliaria.
En este momento el proceso está en la etapa de la preparatoria, que es cuando se enumeran todas las pruebas que se llevarán a juicio.
Sin pruebas
El defensor pidió la exclusión de las pruebas documentales, pues consideró que se violan derechos fundamentales de su cliente. "Desde que se llama al guía canino y el perro dio la alerta en la humanidad de Juan Felipe, este ya tenía la calidad de indiciado, puesto que se le estaba atribuyendo una conducta punible, así que tenía derecho a guardar silencio y no autoincriminarse. Pese a ello se le hicieron preguntas y se conminó a que abriera el locker sobre el que tenía expectativa de intimidad, sin orden previa de autoridad judicial", explicó.
Para la jueza, el registro en la humanidad y en las pertenencias del procesado obedeció a su condición de auxiliar del cuerpo de custodia, mientras estaba dentro del lugar, sin que avizorara alguna extralimitación o violación de derechos fundamentales en el desarrollo de ese procedimiento. Añadió que la señal del perro no implicaba la certeza de la comisión de un delito, sino que se trataba de una alerta.
El defensor apeló y el Tribunal confirmó la decisión de la jueza.