LA PATRIA| MANIZALES

La menor de esta historia, de 14 años, y su hermana, de 9, deben bajar una loma con media hora de camino hasta la carretera para tomar el transporte escolar. Luego unirse con otros 15 niños que vienen de los parajes La Ciega, El Popal y El Porvenir (Pensilvania), para arribar a la sede central de la Institución Francisco Julián Olaya, tras una hora, pues las escuelas de sus veredas están cerradas hace 5 años.

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La primera tuvo un accidente en la tarde del jueves, entre Pueblo Nuevo y El Porvenir. Se desprendió del capacete del campero en el que regresaba de la jornada estudiantil.

Yolanda, su madre, saltó de la escalera a la carretera cuando vio cómo su hija se fue al piso, despedida por el automotor. Todos se alarmaron, las compañeras gritaron y se armó la trifulca para llevar a la menor accidentada al centro de salud. Subieron a la estudiante al vehículo y el resto de niños y niñas fueron arrimados por la chiva de turno a sus lugares.

El accidente ocurrió, al parecer, por la mala repartición de los alumnos, que deben viajar apeñuscados por el poco espacio dentro del carro, por lo que optan por subirse al capacete.

La Administración Municipal fue enterada de esta riesgosa incomodidad y busca soluciones, dijo. Entre tanto la menor llegó inconsciente al puesto de salud, donde al cabo de una hora recuperó el sentido. Sin médico y sin ambulancia, hubo que esperar 4 horas para movilizarla a Pensilvania y luego a Manizales.

Por fortuna la médica de Arboleda se trasladó hasta Pueblo Nuevo para colaborar con la emergencia, estabilizar la paciente y remitirla a la capital.

Yolanda acompañó en medio de sus lágrimas a la hija hacia un hospital de mayor complejidad, a la espera de que pueda regresar pronto a las aulas.

"La comunidad educativa y padres de familia quedamos sorprendidos por este caso y esperamos que se tomen medidas de mayor seguridad para la movilización de estudiantes", contó una madre.