Fotos | Cortesía | LA PATRIA
Los delincuentes han destruido las ventanas de su casa en diversas ocasiones.
Carina Muñoz, edilesa del corregimiento Manantial y presidenta de la JAC de la vereda Alto Corinto, en Manizales, denunció que la persecución que sufre desde el 2019 se agudizó y hasta en redes sociales le hacen señalamientos que la llevan a temer por su vida.
Sostuvo que en una página de Facebook se publicó una queja por venta de vicio en el sector y unas personas la señalaron de liderar, junto a un hermano, una banda dedicada a esta actividad ilegal.
Curiosidad le causa que uno de los señalados es familiar de unas personas a quienes denunciaron por fabricar artefactos explosivos para usar durante las protestas y la amenazaron al pensar que ella era la denunciante.
Asegura que aunque estas personas aceptaron su responsabilidad y ya no la atacan, son otros quienes incluso la persiguen, la abordan en motos o a pie, como en una ocasión tras salir de una intervención en el Concejo y en la oficina de ediles en la Alcaldía, a la que tuvo que dejar de asistir por el temor de sus compañeros.
No solo perdió la tranquilidad, sino que también a una hija la tuvo que llevar a vivir a otro sitio porque llegaba tarde de estudiar y la asediaban sujetos que le lanzaban grotescos piropos y luego insultos hacia Muñoz.
Ante toda esta situación, desde marzo del año pasado la Unidad Nacional de Protección (UNP) le otorgó escolta armado, chaleco antibalas y un celular que nunca funcionó. Fue solo por un año y por orden de un juez, luego de que le rechazaron la solicitud en cinco oportunidades.
Debido a que su labor social abarca otras veredas de Manizales y municipios de Caldas, debe movilizarse constantemente, pero por las amenazas que sufre no viaja en bus, el bolsillo se afecta en pago de pasajes en taxis y está a la espera de que la UNP le resuelva la posibilidad de acceder a un vehículo.
Animales muertos
Carina Muñoz sostiene que a los panfletos que le hicieron llegar se suman vidrios rotos a piedra y hasta animales muertos que le dejan en el antejardín. También le envían mensajes anónimos por redes sociales y la llaman de números desconocidos.