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Yorman Julián Londoño Llanos.
LA PATRIA | MANIZALES
Daniel Orlando Sánchez Londoño no se salvó de la condena. En primera instancia lo absolvieron por homicidio agravado y porte ilegal de arma de fuego, el 8 de junio del 2020, caso en el que murió un menor de edad del barrio Comuneros, de Manizales.
En la apelación de la Fiscalía y de las víctimas, el Tribunal Superior de esta capital cambió la decisión y le dio 12 años de condena, pero por tentativa de homicidio.
El caso
En la tarde del 26 de diciembre del 2018, en el barrio Comuneros, cuando Yorman Julián Londoño Llanos departía en una esquina con un par de amigos, se acercó a ellos un hombre que al accionar en varias ocasiones el arma de fuego que llevaba logró impactar con uno de los proyectiles la humanidad del adolescente, de 16 años para ese momento. El atentado iba para un primo de este último.
Tras múltiples intervenciones médicas quedó cuadripléjico, sometido a la asistencia de terceros, numerosos cuidados y la necesidad de tratamientos constantes, sin que finalmente conservara la vida, como quiera que, en razón a complicaciones infecciosas secundarias a la herida penetrante en tórax murió a los seis meses, el 25 de junio del 2019.
De acuerdo con el señalamiento de la propia víctima y testigos presenciales, se estableció que el ataque había sido perpetrado por un par de hombres que se movilizaban en una motocicleta, siendo uno de ellos quien accionó el arma de fuego: Daniel Orlando. quien hacía parte de un combo de barrio enemigo del grupo en que se encontraban la víctima y su primo. La pelea era entre Comuneros I y Comuneros II.
A Daniel Orlando lo aprehendieron el 4 de julio del 2019. El juicio fue entre febrero y marzo del 2020, con absolución. El juzgado indicó que se trataría de una tentativa, pues a su parecer el joven pereció por "un choque séptico, explicable por la negligencia familiar para atender la cuadriplejia que el menor tenía y que hubiese podido sobrellevar, conservando su vida de contar con una buena red de apoyo, que no tuvo, pues apenas era visitado por días por su madre".
Sobre el responsable, el juzgado indicó que "llama poderosamente la atención que cada uno de los relatos correspondientes a ese día de los hechos varía en gran manera acerca de las características del atacante y algunas circunstancias del asalto".
Declaraciones
Se reconoció que en el barrio existe una disputa entre dos combos, que ha generado varias tragedias desde hace unos 15 años. "Una guerra encarnizada que está matando gente inocente”, señaló un testigo.
El ahora condenado confirmó que había tenido problemas con un hermano y un primo del menor víctima, antes del 26 de diciembre del 2018, narrando que pasado aproximadamente un año de haber salido de la cárcel, como en agosto o septiembre del mismo 2018, estaba trabajando en el barrio Palermo y un día que se desplazaba a pie hacia su casa, al final de la jornada laboral, se encontró a los dos familiares de Yorman y estos lo abordaron con sendas armas blancas, lesionándole una mano y su espalda, sin que optara por denunciar.
Que después, por el Estadio, le salieron al encuentro el primo y el hermano de Yorman y allí lo apuñalaron cerca del corazón, pudiéndose escapar, pero requiriendo atención médica por el gran compromiso vital que padeció.
"Fue a lo mal hecho, es decir, hubo mansalva y eso me ofendió y debía cuadrarse", anotó.
El Tribunal expresó que el propio Daniel Orlando, pese a que manifestó que nunca tuvo problema directo con el asesinado, sí era enemigo de parientes muy cercanos con los que tuvo efectivos encuentros bélicos, por lo que sobraban ganas de venganza.
"Como factor adicional habrá de tenerse presente que el procesado, además de que dio a conocer que ya ha estado en dos ocasiones privado de la libertad, y la más reciente de ellas lo fue por porte ilegal de armas de fuego, reconoció con su testimonio que es del combo de Comuneros II, que ha hecho parte activa de los problemas con el otro bando en que está la familia del occiso -y por consiguiente este también-, y que es hombre de armas tomar, pues manifestó que en una ocasión que el hermano de Yorman le esgrimió un cuchillo, para lo que también se valió de un 'machetico recortado' para batirse en riña.
Eso permite concebir que el ataque del 2018 sí haya tenido como protagonista al acusado", dijo el Tribunal. La Sala consideró como un absurdo que quien es víctima de tamaño atentado opte por convertir esa calamitosa situación en una fórmula para vengarse o perjudicar a quien no lo lesionó, ocultando y favoreciendo a quien sí lo hizo. Esto para anotar que el señalado sí es el culpable de disparar, como lo expresó la víctima en entrevista en el hospital.
Juan Manuel Collazos, también minusválido por participación años atrás en esa guerra de bandos, dijo conocer al procesado porque son amigos, por lo que de entrada se devela un lazo afectivo apto para buscar librarlo del brazo de la justicia. Él indicó que la mamá incidió en el reconocimiento fotográfico que su hijo hizo del hoy sentenciado.
Aunque se salvó la vida del menor, surgieron condiciones nefastas de existencia, que lo llevaron a un estado de tristeza tal como para manifestar no querer seguir viviendo y pedir que lo dejaran morir, con oposición a recibir tratamiento y cuidados, para los que, en todo caso, no contaba con una red de apoyo idónea (todo ello tomado de la historia clínica).
"Este abandono del menor representó para él un desenlace fatal. Todo se originó desde el impacto de bala". Sin embargo, se le condenó por tentativa de homicidio simple (no agravado, pues no se demostró que el menor estaba indefenso) en concurso con porte ilegal de armas, pues no se determinó que el ataque fuese el causante del deceso, según relatos de tres médicos que pasaron por los estrados.
Recuerdos
Adriana, mamá de Yorman Julián Londoño Llanos, de 16 años, recibió la llamada que siempre temió. Del Hospital Santa Sofía le informaron, a las 7:15 de la mañana de ese día, que su hijo acababa de fallecer.
"Esa bala acabó con mi niño", expresó la mujer en diálogo con este diario, afligida, haciendo referencia al disparo que recibió el menor esa tarde, en una balacera entre combos de la comuna Ciudadela del Norte.
No soportó las secuelas que le dejó el impacto. "No duraba ni tres días fuera del centro asistencial. Le daban de alta y luego regresaba. Llevaba 15 días internado. Esa bala le cogió la médula y me le afectó varios órganos", indicó.
Lo recordó como buen hijo, sano, sin problemas, estudiante de grado séptimo y que se mantenía en las actividades del barrio Comuneros. "No era vicioso, solo cansón, como todo niño. Quería estudiar criminalística y sacarme adelante. Era mi bastón, andaba conmigo para donde fuera", relató la madre de cinco hijos.
La mamá anotó que su hijo cruzaba en ese momento la calle donde habita, cuando se acercaron tres hombres de un sector cercano, que sostienen un conflicto con otro grupo del sitio donde ella vive.
Varias personas quedaron en la trayectoria de las balas, pero solo su hijo resultó herido. Al menor le entró un disparo por el hombro derecho y se alojó en el izquierdo.
Le practicaron en ese entonces una cirugía de pulmón, pero luego se dieron otras intervenciones. A la mamá le tocó renunciar a su trabajo para dedicarse a cuidarlo, porque para cada procedimiento debía firmar el consentimiento.
Debido a su difícil situación acudió a la solidaridad ciudadana, pues requería cremas, pañitos aceites, Ensure líquido y, sobre todo, pañales, ya que al adolescente había que cambiarlo unas 15 veces cada día. Por eso esperaba que ese hecho no quedara impune.
Sepelio de Yorman en la cancha del barrio.