LA PATRIA | Manizales

2 mil 996 fallecidos, al menos 25 mil heridos y 24 desaparecidos es el doloroso saldo que dejaron los atentados terroristas más mortíferos de toda la historia, perpetrados el 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos e inducidos por el líder árabe Osama Bin Laden.

Este suceso, que este miércoles cumple 23 años y cuyo epicentro más fatal fue el conocido ataque a las Torres Gemelas, ubicadas en el World Trade Center (WTC) de Nueva York, causó una gran conmoción mundial que aún se mantiene en la actualidad. 

Dos aviones, secuestrados por terroristas yihadistas, chocaron contra las torres norte y sur del WTC en el Bajo Manhattan, lo que llevó al colapso de ambas edificaciones (de 110 pisos y 415 metros de altura cada una) en 1 hora y 42 minutos. Estos hechos derivaron en un serio daño de la economía neoyorquina y crearon una recesión económica global. Los daños a la infraestructura y la propiedad fueron tasados en al menos 10 mil millones de dólares.

Registro local

En conmemoración de este trágico momento de la historia mundial, hay un poema de autoría caldense que narra y recuerda estos hechos en ocho estrofas.

Su autor es el pacoreño Orlando Mejía Quintero, conocido como Ormequín, quien además es autor de varias obras literarias sobre poesía y religión.

A propósito del vigésimo tercer aniversario de los atentados de Al-Qaeda, LA PATRIA publica la composición de 'Ormequín', titulada Las gemelas, un recuerdo:

Hermosa tarde de otoño,
flamantes rascacielos,
cual luceros de alborada
caían desde los cielos...

Se oscurecen las alturas,
se inflama la nariz, el pecho,
y se rompen las entrañas,
el corazón parece estrecho.

Al caer la majestad
en el corazón del mundo,
la felicidad en maldad,
de vileza lo más profundo.

Hubo un pájaro de acero,
herida la primera torre,
con sentimiento más fiero
la segunda quedó sin nombre.

Un infierno, una locura,
en desespero, en desplante,
caían cuerpos de las alturas
con dolor horrorizante.

Ese horror, cual un radar,
las entrañas enternece,
con dolor empieza a sangrar,
todo el mundo se estremece.

Al acariciar la impotencia,
tal semblante el coraje
y ver llorar en esencia
por sentimiento el ultraje.

La inmensidad, la grandeza,
ya no será majestad,
será tan solo un recuerdo
que Dios sabrá perdonar.

Foto | LA PATRIA

'Las gemelas, un recuerdo', de Orlando Mejía Quintero.

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