Foto | Archivo | LA PATRIA Gabriel Boric y Gustavo Petro.
Unidos por una admiración mutua y una estrecha afinidad ideológica, los presidentes de Chile, Gabriel Boric, y de Colombia, Gustavo Petro, se reúnen este lunes en Santiago en una cita para estrechar lazos que escenifica los nuevos vientos progresistas que soplan en Suramérica.
El mandatario colombiano llega a la capital chilena en su primera visita oficial al país andino tras entrevistarse el sábado en Caracas con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, con el que ha emprendido un camino para reconducir las relaciones tras casi una década marcada por el bloqueo de Estados Unidos y sus aliados.
Una estrategia que ha contribuido al empobrecimiento y la inestabilidad en la rica nación petrolera y que ha desencadenado una aguda crisis migratoria y humanitaria en toda Suramérica que ha afectado principalmente a Colombia y a Chile, país este último que siempre había quedado al margen de los flujos migratorios irregulares.
La migración irregular, que tanto Petro como Boric consideran un problema regional necesitado de "soluciones regionales", y las relaciones con Venezuela, deterioradas durante las Administraciones anteriores de ambos países, serán uno de los capítulos importantes de una visita que "busca estrechar lazos entre Gobiernos afines", según dijeron a Efe fuentes en La Moneda (sede de Gobierno).
Una afinidad que también se percibe en otros frentes, como la lucha contra la emergencia climática, la promoción de la agenda femenina, la defensa de los océanos, la integración y colaboración regional y la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, dos graves problemas que al igual que la migración irregular, también son nuevos en Chile.
La sintonía y la admiración mutua de ambos mandatarios ya fue evidente durante la ceremonia de asunción de mando de Petro, a la que asistió Boric, y durante el regreso de Lula da Silva a la presidencia de Brasil, otro de los líderes de la región con el que ambos se sienten cercanos, al igual que el argentino Alberto Fernández.
Y es que Suramérica experimenta lo que los expertos han denominado "la marea fucsia", un renacer progresista similar al que se vivió a inicios del presente siglo al que se le añadido la defensa del planeta y la igualdad, tanto de género, como económica y social.
Todos ellos se verán las caras el 24 de enero en Buenos Aires durante la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a la que Petro y Boric llegan con un deseo común ya expresado por separado: la de una mayor integración y cooperación en foros regionales para hacer frente a desafíos presentes.
Visita protocolaria
El presidente colombiano tiene previsto aterrizar a las de la 02.00 del lunes hora local (05.00 GMT) en Santiago, donde será recibido con honores antes de depositar una corona de flores ante tumba del líder independentista Bernardo O`Higgings.
De allí, se prevé que parta hacia el palacio presidencial de La Moneda, donde se celebrará una pequeña parada militar antes de que ambos intercambien condecoraciones y ofrezcan una declaración de prensa conjunta.
Petro se reunirá, asimismo, con los presidentes del Senado, Álvaro Elizalde Soto, y de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic, así como con la alcaldesa de la Comuna de Santiago, Irací Hassler, quien le entregará las llaves de la ciudad y lo declarará Huésped Ilustre.
El martes, Petro visitará el Palacio de los Tribunales de Justicia, donde se reunirá con el presidente de la Corte Suprema chilena, Sergio Muñoz, antes de regresar a Bogotá.
Sin agenda económica
Pese a que Chile es el principal inversor suramericano en Colombia y el cuarto receptor del capital colombiano en la región, después de Brasil, Argentina y Perú, y que ambos tienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente desde 2009, en la agenda de la visita no figuran actividades empresariales
Petro llega, igualmente, en plena crisis política chilena, la segunda a la que hace frente el Gobierno de Boric desde que asumiera la dirección del Estado el pasado marzo.
El mandatario chileno anunció este sábado la dimisión de la ministra de Justicia, Marcela Ríos, y de su jefe de Gabinete, Matías Meza-Lopehandía, miembros ambos de Convergencia Social, uno de los partidos de la coalición de izquierdas Frente Amplio, exigida por la oposición tras la polémica por los controvertidos indultos presidenciales de fin de año.
En la primera, ocurrida en septiembre tras el triunfo del rechazo en el referéndum para cambiar la Constitución escrita durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), Boric se vio obligado a dar un golpe de timón y apostar por un gabinete y una estrategia más moderada.