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La jornada de ayer marcó la primera aparición pública de Harris desde que Biden se apartase del camino a la reelección. Ha sido en la Casa Blanca, en un acto con deportistas universitarios.
MIKAELA VIQUEIRA
EFE | LA PATRIA | LOS ÁNGELES
La renuncia del presidente estadounidense, Joe Biden, a la reelección por la Casa Blanca aboca al país a un año electoral de vértigo que no se repetía en la historia de EE.UU. desde 1968, un 'annus horribilis' lleno de sorpresas, marcado por violentas protestas, dos asesinatos que marcaron al país y una retirada presidencial similar que desencadenó uno de los mayores batacazos electorales para los demócratas.
La serie de infortunios que abocaron a Biden a hacerse a un lado en la lucha por el poder de EE.UU. trae los ecos del presidente Lyndon B. Johnson (1963-1969), que sorprendió al mundo al anunciar que no buscaría la reelección meses antes de una convención.
Los paralelismos son varios: LBJ, con dos infartos a sus espaldas y una delicada salud, decidió no buscar la reelección en marzo de 1968 ante la impopularidad de la Guerra de Vietnam y dio paso a una convención del partido abierta en agosto y que, como este año, se celebró en Chicago.
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"Lo más parecido a esto, cuando miro hacia atrás en la historia de Estados Unidos, son las primarias de 1968 en las que participó mi padre y fue asesinado", dijo precisamente Robert F. Kennedy Jr., hijo de Robert F. Kennedy, candidato ese fatídico año a la Presidencia y asesinado en junio de tres tiros.
1968, 'annus horribilis' para el mundo
El de 1968 fue un año tumultuoso para la historia de EE.UU.; el descontento generalizado por la Guerra de Vietnam (1955-1975), sumado a la preocupaciones de sus aliados en relación a su delicado estado de salud le pasaron factura a Johnson.
El 31 de marzo de 1968 sucumbió a las presiones y en un discurso televisado anunció su salida de la carrera electoral: "No buscaré, ni aceptaré, la nominación de mi partido para otro mandato como su presidente".
Aquel discurso inesperado llevaría a una carrera contracorriente para buscar un candidato entre las filas demócratas capaz de hacer frente al republicano Richard Nixon, quien ostentaba una espectacular ventaja sobre sus rivales en las encuestas.
A la carga salió el hermano del expresidente John F. Kennedy (JFK), Robert (RFK), quien se postuló a la nominación demócrata junto a Eugene McCarthy, activista antiguerra.
Tras el asesinato de Kennedy dos meses después de anunciar su candidatura que conmocionó a la sociedad, McCarthy se enfrentaría contra Hubert Humphrey por la carrera demócrata a la Casa Blanca en la convención que tuvo lugar en Chicago. Éste último se hizo con la nominación, enojando a las facciones opuestas a la intervención en Vietnam.
Aquel año violento, en el que también conmocionó al país el asesinato de Martin Luther King, tiene cierto paralelismo con este 2024 y el intento de asesinato a tiros del candidato republicano Donald Trump en un mitin en Pensilvania el pasado día 13.
Chicago, un bastión maldito para los demócratas
Casualidad o destino, la convención demócrata de este año tendrá lugar en Chicago. La de 1968 supuso un punto de inflexión para los demócratas y será recordada para los anales de la historia como una de las más violentas tras los enfrentamientos entre manifestantes contra la guerra y la Policía, que se saldó con masivos arrestos en medio del caos.
"Hubo un caos que estalló y destruyó al Partido Demócrata durante una década", afirmó el candidato independiente Kennedy.
Kamala Harris allana su camino hacia la nominación demócrata
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha necesitado apenas 24 horas para prácticamente asegurarse la candidatura demócrata a la Casa Blanca tras la renuncia del presidente, Joe Biden, a la reelección.
Harris ha allanado su camino con un récord de recaudación de fondos, logrando el apoyo de algunos destacados líderes del partido y de posibles rivales, así como asegurándose la lealtad de centenares de los delegados demócratas que tendrán que ratificarla.
La gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, una de las estrellas emergentes del partido, apoyó ayer por la mañana la candidatura de Harris.
Se unía así a los espaldarazos del gobernador de California, Gavin Newsom, o del de Pensilvania, Josh Shapiro, otros de los demócratas con alto perfil presidencial.
De hecho, todos los gobernadores demócratas del país, 23 en total, han apoyado a Harris.
Además, al menos 221 de los 263 demócratas en el Congreso de Estados Unidos también han apoyado la candidatura de Harris, incluida Nancy Pelosi, la influyente expresidenta de la Cámara de Representantes.
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