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El Salvador va a las urnas con un claro dominio de Bukele.
Manuel Fuentes
EFE | LA PATRIA | AMÉRICA
La figura del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien mañana se presenta a la reelección, tiene una influencia notable en América Latina especialmente visible en Ecuador, Argentina y Paraguay propiciada por las políticas de mano dura implementadas, la innovación en materia económica con la adopción del bitcoin como moneda de curso legal, la postura crítica hacia organismos como la Organización de Estados Anéricanos (OEA) y su estilo de liderazgo fuerte, que algunos identifican con una vocación autoritaria.
Desde su elección en 2019, el jefe de Estado salvadoreño se ha destacado por su uso intensivo de las redes sociales, su enfoque en la seguridad pública, particularmente en el combate a las pandillas, y su interés en la tecnología y la innovación, como lo demuestra su apuesta por el bitcoin como moneda legal en el país.
Este estilo de gobernar y las políticas implementadas en su administración, en ocasiones cuestionadas por organismos y activistas defensores de los derechos humanos que las consideran incompatibles con los principios democráticos, han ejercido una fuerte influencia en las decisiones adoptadas por otros mandatarios latinoamericanos.
Noboa, el más cercano a Bukele
El estilo del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, es probablemente el más cercano a Bukele. Noboa ha llevado la lucha contra el crimen organizado al nivel de “conflicto armado interno” y ha catalogado a 22 bandas criminales como grupos terroristas susceptibles de ser “neutralizados” por el Ejército y la Policía.
El mandatario ecuatoriano, que en campaña llegó a hablar de “cárceles barcaza” en alta mar, ya ha anunciado la construcción de dos nuevas prisiones inspiradas en el “modelo Bukele” diseñadas por el mismo equipo de la famosa “megacárcel” de El Salvador.
Costa Rica haría lo mismo si pudiera
En Costa Rica algunos ven a Bukele como un referente en la lucha contra la delincuencia. El propio presidente Rodrigo Chaves considera “envidiables” e “impresionantes” las cifras de seguridad de su vecino centroamericano, pero puntualiza que esas acciones no se pueden aplicar en Costa Rica por razones políticas y legales.
“Esa situación de levantamiento de garantías individuales sólo la puede hacer una Asamblea Legislativa con mayoría calificada”, recalca.
En Perú “no habrá un plan Bukele”
Aunque los niveles de inseguridad de Perú son relativamente bajos (8,7 homicidios por cada 100.000 personas), el primer ministro, Alberto Otárola, dijo tiempo atrás que el país andino podría replicar algunos métodos del mandatario salvadoreño. Después se desdijo y aclaró que Perú tenía que impulsar un “plan Boluarte”, en referencia a la presidenta, Dina Boluarte, pero la mandataria negó que existiera tal cosa.
Tampoco en Panamá, donde la corrupción y la inseguridad ciudadana son los problemas que más preocupan a la población, se ha replicado la política de “mano dura” contra la delincuencia y las pandillas aplicada por Bukele.
Las autoridades dicen que prefieren poner énfasis en las políticas de prevención y rehabilitación de “jóvenes en riesgo social” que en la criminalización de este segmento. Los panameños, sin embargo, tienen muy presente la figura del presidente panameño en el imaginario colectivo.
En México tampoco cala el modelo
Pese a los altos niveles de violencia e inseguridad asociados al crimen organizado en México, en este país tampoco han calado las propuestas de “mano dura”. De hecho, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, defiende el enfoque de “abrazos y no balazos”.