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La Plaza Roja de Moscú, donde está ubicado el Kremlin, sede del Gobierno de Rusia.
EFE | LA PATRIA | KIEV
Rusia denunció ayer un ataque ucraniano con drones contra el Kremlin con el fin de asesinar al presidente ruso, Vladímir Putin, acusaciones que fueron desmentidas por Kiev, que lo considera una excusa para justificar una nueva escalada.
"El régimen de Kiev intentó golpear con drones la residencia del presidente de Rusia", indicó el Kremlin en un comunicado, en el que aseguró que se derribaron dos vehículos aéreos no tripulados cuyos restos cayeron en el recinto presidencial sin causar víctimas ni daños materiales.
"Estas acciones son un ataque terrorista planificado y un atentado contra la vida del presidente de la Federación Rusa, perpetrado en vísperas del Día de la Victoria", en referencia al desfile militar del 9 de mayo en la plaza Roja dedicado a la victoria soviética sobre la Alemania nazi.
El Gobierno ruso señaló que el mandatario, que no suele pernoctar en el Kremlin, sino en las afueras de la capital, "no resultó herido" y "continúa trabajando como de costumbre".
La Presidencia rusa también mantiene el desfile.
Rusia advirtió de que "se reserva el derecho a tomar medidas de represalia donde y cuando lo considere oportuno".
El temor a un ataque en la capital se ha intensificado en los últimos meses tras el hallazgo de drones en la región, el último ayer en Kolomna, a 110 kilómetros al sur de Moscú.
Las autoridades de Moscú y San Petersburgo prohibieron ayer mismo el uso de drones, salvo los de uso estatal.
Kiev responde
"Nosotros no atacamos a Putin ni a Moscú, solo luchamos en nuestro territorio, defendemos nuestros pueblos y ciudades", dijo horas después el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en una rueda de prensa en Helsinki. "Lo dejamos para un tribunal", remachó.
Según el mandatario, Rusia lanza este tipo de acusaciones para compensar la falta de resultados en el frente.
El asesor de la Presidencia ucraniana, Mykhailo Podolyak, tuiteó que "algo está sucediendo en Rusia, pero definitivamente sin drones ucranianos sobre el Kremlin".
Según él, "Rusia está preparando claramente un ataque terrorista a gran escala" contra Ucrania con esta denuncia como excusa, insinuando que puede tratarse de un ataque de falsa bandera o del trabajo clandestino de la "resistencia local".
Ojo por ojo
La cúpula política rusa exigió inmediatamente represalias: el presidente de la Duma rusa o Cámara Baja, Viacheslav Volodin, sostuvo que el supuesto intento de asesinato de Putin "es un ataque a Rusia", y exigió demandar "el uso de armas capaces de detener y destruir el régimen terrorista de Kiev".
El presidente del partido Rusia Justa, Serguéi Mirónov, calificó el incidente de "casus belli" y llamó a "liquidar la cúpula terrorista de Ucrania".
La contraofensiva al doblar de la esquina
El ataque contra el Kremlin, el primero en más de 70 años, no es el único: la víspera en la región rusa de Briansk, fronteriza con Ucrania, descarriló un tren de carga tras una explosión en la línea, el segundo en dos días, y un aeródromo fue atacado por cinco drones.
Además, en la madrugada se incendió un depósito de combustible en la localidad de Volná, en la región rusa de Krasnodar, a poco más de 10 kilómetros del lugar donde comienza el puente que une Rusia con la anexionada península de Crimea, debido a "la caída de un dron", como parte de una serie de sabotajes atribuidos a Ucrania.
Mientras Rusia desvía ahora su atención hacia el ataque y los sabotajes, Ucrania continúa con sus planes de lanzar en cuanto sea propicio su contraofensiva.
La administración militar de Jersón anunció ayer un toque de queda inédito de 58 horas que comenzará el viernes 5 de mayo, decisión que precisamente hace pensar en el posible inicio de la ofensiva.
El jefe del grupo de mercenarios ruso Wagner, Yevgueni Prigozin, declaró ayer que "la contraofensiva del Ejército ucraniano ya ha comenzado", pero que su "fase activa" podría arrancar "en pocos días".
Suspicacia
El ataque genera ahora preguntas sobre la capacidad de la defensa antiaérea rusa y de la protección del Kremlin, supuestamente de los edificios más seguros de Rusia. "El atentado contra el presidente de Rusia, Vladímir Putin, genera preguntas sobre la eficacia de la defensa antiaérea rusa", admitió Serguéi Mirónov, presidente del partido Rusia Justa.