Putin y Zelenski, dos hombres y un destino
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EFE | LA PATRIA | MOSCÚ 
El presidente ruso, Vladímir Putin, y el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, son las dos caras de la misma moneda. Son líderes absolutamente opuestos, pero comparten destino. Del desenlace de la contienda depende su futuro y el de sus países.
El jefe del Kremlin se juega su legado con una campaña militar que inició el 24 de febrero de 2022 y que se torció hace ya muchos meses, mientras el ucraniano intenta salvar a su país por todos los medios pese al alto coste en vidas humanas.

Putin declara la guerra a Occidente   
Hace nueve años Putin devolvió el orgullo a los rusos con la anexión ilegal de la península ucraniana de Crimea, un acontecimiento que desató un júbilo sin precedentes desde la caída de la URSS. No obstante, hace un año declaró la guerra a Occidente.    
Algunos expertos consideran que los delirios de grandeza del presidente ruso le han cegado el juicio. El control del mar Negro ha sido vital para el Kremlin desde el advenimiento del Imperio Ruso en el siglo XVIII. La incorporación de Crimea (2014) garantizaba la hegemonía rusa en la región, pero Putin quería más.     
Hay analistas que van más allá y consideran que el líder ruso hizo lo mismo que otros dictadores como Stalin o Mao cuando el sistema dejaba de funcionar. Crear un enemigo exterior para frenar la degradación del modelo y el descontento social. 

Guerra de supervivencia
Pocos recuerdan que Zelenski llegó al poder en 2019 con una rama de olivo y con promesas de que no intentaría reconquistar el Donbás por la fuerza, pero las circunstancias le obligaron a colgar el traje y ponerse una camiseta caqui.  
Llegó al poder para acabar con la guerra y con la oligarquía corrupta que exprimía a su país y ha tenido que asumir el papel de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas contra el segundo ejército del mundo.   
Casi todos los dirigentes mundiales daban por hecho la derrota ucraniana, pero, contra todo pronóstico, Zelenski y Ucrania resisten. 
De la noche a la mañana, Zelenski se convirtió en un símbolo de la defensa de la democracia en el mundo. Este papel, que pareció venirle grande al actor de profesión, le viene ahora como anillo al dedo. 

El legado del Kremlin
Putin ha comparado la “operación militar especial” con la Gran Guerra Patria contra la Alemania nazi. No obstante, ha fracasado a la hora de convencer a los rusos de que ésta es una guerra de liberación nacional.     
Como en el caso de Stalin, el fin justifica los medios. Según diversas fuentes, decenas de miles de rusos han muerto en Ucrania, pero Putin aún se ha atrevido a utilizar todo el potencial militar de su país en aras de una aventura que él considera “noble”. 
El riesgo limitado de una victoria sobre Kiev en cuestión de días era asumible, pero una campaña que se prolonga ya durante 12 meses obliga a Putin a adoptar medidas de mucho mayor calado para el futuro de su país. Al fin y al cabo, se juega su legado de salvador de la patria. 
 
Zelenski, uno más entre iguales
A Zelenski le costó que lo tomaran en serio en Occidente, pero lo ha logrado. Se ha convertido en la vanguardia de la resistencia contra la tiranía al llevar su lucha a todos los rincones del mundo. 
Putin nunca lo vio como un interlocutor, ya que lo consideraba un dirigente débil. Apostó por que capitularía en los primeros compases, pero ha tenido que tragarse sus palabras. Zelenski es dirigente de un país agredido, pero se dirige todos los días a sus ciudadanos y no deja de recibir visitas internacionales. Putin es el que parece vivir aislado en su búnker. 
En el último año el líder ucraniano ha roto muchos tabús. 

Zelenski ha arrancado de Occidente el envío de tanques, cruciales para frenar la próxima ofensiva rusa, y ha acercado a su país a la Unión Europea y a la OTAN.

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