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La ceremonia de coronación de Carlos III marca un sábado de fiesta para el Reino Unido.
EFE | LA PATRIA | Londres
Siete décadas a la sombra de su legendaria madre han configurado la personalidad y la imagen de Carlos III, quien hoy será coronado pese a haberse convertido en rey a todos los efectos desde la muerte de Isabel II, el pasado 8 de septiembre.
El simple hecho de que haya decidido rebajar el tono y la dimensión de una ceremonia tan fastuosa como la coronación habla a las claras, no solo del compromiso con la sostenibilidad del que presume, sino también de que su reinado no debe aspirar a compararse con el de su madre.
Por muy proverbial que sea la longevidad de los Windsor (sus progenitores casi alcanzaron el siglo), los 74 años de Carlos permiten vaticinar que su reinado será a la fuerza mucho más breve que el de Isabel II.
Su popularidad, siempre en entredicho, tampoco le augura un sitio en el panteón de la realeza, aunque por ahora haya desempeñado su papel con solvencia.
La vida de Carlos Felipe Arturo Jorge de Windsor está definida por tres mujeres: su madre Isabel, su exmujer Diana de Gales y su esposa, la reina consorte Camila.
Si Isabel le legó una monarquía c onsolidada en los turbulentos tiempos de la posguerra y del fin del imperio, el fallido matrimonio con la difunta Diana de Gales determinó en buena medida la imagen pública de Carlos en el Reino Unido y más allá del país.
Camila, mientras, ha pasado de ser la culpable de acabar con el cuento de hadas entre Carlos y Diana a ser aceptada como el gran amor de la vida del monarca, tras una operación para amabilizar su figura en la que el Palacio de Buckingham no ha escatimado recursos.
70 años esperando
Investido formalmente como príncipe de Gales el 1 de julio de 1969, allí inició una eterna espera al trono que está ya a solo unas horas de completar el círculo.