Foto | EFE | LA PATRIA Así luce marruecos luego del terremoto del viernes.
“Es triste vivir una experiencia así y más en un lugar donde no hablan tu lengua. Se entra en shock y nadie te puede dar información. Ahora solo queda la desazón de haberlo vivido”.
Así describe la manizaleña Juliana Osorio Patiño, directora de proyectos del Geoparque Volcán del Ruiz, su experiencia con el terremoto de magnitud 6.8 que sacudió la ciudad de Marrakech (Marruecos) sobre las 11:00 p.m. (hora local) del viernes.
Juliana arribó a Marruecos el miércoles, junto con el también manizaleño Juan Pablo Arbeláez, gerente Geoparque Volcán del Ruiz, y otros tres compañeros antioqueños. Los cinco fueron la comitiva colombiana que participó en la Décima Conferencia Internacional de Geoparques Mundiales de la Unesco, que comenzó el jueves en ese país.
Fue aterrador
Juan Pablo y Juliana se alojaron en la zona antigua de la ciudad, conocida como La Medina. Ese es el lugar más turístico de esa nación y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985.
“Todas las casas son de barro y son como especie de túneles, algo parecido a un laberinto, entonces realmente estar en un lugar así en medio de la situación fue demasiado aterrador. Yo estaba en la terraza y pude ver el terremoto, primero se sintió como un gran golpe y luego como si taladraran. Se movía y no paraba, fue demasiado largo, como entre 30 y 40 segundos. Yo creía que no iba a terminar”, relata Juliana.
En medio del temblor, la manizaleña trató de buscar señales que indicaran rutas de evacuación, pero no encontró. Las escaleras, estrechas y en forma de caracol, retumbaron y se movieron. Bajar por ahí no pareció una buena idea.
Escombros y polvo
La tierra se calmó y Juliana respiró. Desde la azotea, en frente, observó una nube de polvo que se levantó tras el estremecimiento y también la cúpula de la tradicional mezquita, ahora fracturada.
“Decidí dirigirme a un parque cercano a la mezquita, pero había mucho caos en la calle. Las personas lloraban, otros estaban angustiados, se veían escombros y casas colapsadas. En ningún momento vimos puntos de encuentro, autoridades, organismos de emergencia, la ciudad estaba muy poco preparada”, lamenta.
El temor era una réplica anunciada para las 2:00 a.m. (hora local), por lo que Juliana se dirigió a una plaza, donde permaneció hasta las 3:00 a.m. Ante el cansancio y la poca seguridad del lugar, la manizaleña decidió regresar al hotel, pero en su habitación la puerta estaba fracturada y el baño derrumbado.
Entonces, junto con sus compañeros, decidieron encontrarse en el aeropuerto, pues era amplio, moderno, seguro y contaba con wifi para comunicarse. En el sitio lograron conciliar el sueño hasta las 10:00 a.m., luego la Unesco reunió a todos los participantes de la Conferencia Internacional para brindarles primeros auxilios y alimentación.
Juliana agrega: “El evento se cerró y también una salida de campo programada para hacer el domingo y el lunes, habíamos pagado por ella y todo el dinero ahora será donado a los damnificados”.
Resalta que los cinco colombianos están a salvo al igual que los otros 1.500 participantes del evento. También reconoce que todos terminaron conmovidos por la situación, que la deja marcada y que hoy viajará de regreso a casa.
La cifra de muertos que ha causado la tragedia ascendió a 2 mi 122 y heridos a 2 mil 400.