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¿Qué son las bombas de racimo?
BEATRIZ PASCUAL Y JORGE DASTIS
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
Las bombas de racimo que Estados Unidos enviará a Ucrania han estado durante décadas en el punto de mira de organizaciones promotoras de los derechos humanos y defensores del control de armas, que consideran que deberían ser ilegales porque no distinguen entre civiles y combatientes.
El artefacto explosivo está prohibido en más de cien países y ya lo han usado en la guerra en Ucrania tanto tropas rusas como ucranianas, provocando la muerte de civiles y serias heridas a los sobrevivientes.
Human Rights Watch (HRW) asegura que tanto Rusia como Ucrania han utilizado ese tipo de armamento en la guerra en Ucrania, pero asegura que Moscú lo usa de manera más frecuente que Kiev.
De acuerdo a HRW, Rusia ha recurrido a ese armamento en varias ocasiones. Uno de los incidentes que la organización ha investigado es el ocurrido en abril del 2022, cuando un misil balístico ruso equipado con una ojiva de municiones de racimo estalló sobre la abarrotada estación de ferrocarril de Kramatorsk, en el este de Ucrania, provocando la muerte de al menos 58 civiles.
Las fuerzas ucranianas, según un informe de marzo de Naciones Unidas, también usaron bombas de racimo en el 2022 en la ciudad de Izium, en el este de Ucrania.
La variable postura de EE.UU.
Estados Unidos tiene una relación complicada con las bombas de racimo: dejó de utilizarlas en Afganistán en el 2002 y en Irak en el 2003, y en el 2008, por motivos humanitarios, el Gobierno de Barack Obama (2009-2017) acordó eliminar todas las bombas con una tasa de no explosión -las que fallan y quedan enterradas- superior al 1%.
Sin embargo, con la Administración de Donald Trump (2017-2021) el plan de Obama fue cancelado en virtud de la "utilidad militar clara" de las municiones de racimo, según dijo en el 2017 el entonces subsecretario de Defensa Patrick Shanahan, reflejando la opinión del Pentágono, que siempre ha sido reacio a abandonar este tipo de armamento.
Con todo, la decisión del Gobierno de Joe Biden de dar luz verde al envío de bombas de racimo amenaza con tensionar las relaciones con el resto de países de la Alianza Atlántica, escribió recientemente el director ejecutivo de la ACA, Daryl Kimball.
En una nota de prensa publicada el jueves, antes de confirmarse la decisión, Kimball dijo que el envío de este tipo de munición sería "contraproducente y solo aumentaría los riesgos para los civiles atrapados en zonas de combate y para aquellos que, algún día, volverán a sus ciudades, pueblos y granjas".
Promesa ucraniana
El Ministerio de Defensa ucraniano celebró ayer que Estados Unidos haya decidido enviar bombas de racimo a Ucrania y se comprometió a no utilizarlas “en zonas urbanas para evitar riesgos para la población civil”.