Flor Alba Rodríguez, de la vereda Papayal de Villamaría

Fotos | Freddy Arango | LA PATRIA

Flora camina por la vereda Montenegro y pensando en los animales que también podrían afectarse solicita ayuda a entidades para que en caso de una emergencia aporten concentrado para ayudar a las familias.

LA PATRIA | MANIZALES

Flor Alba Rodríguez Roncancio es conocida en la vereda Papayal de Villamaría como Flora Papayal. Se conoce esta zona como la palma de su mano que es igual a la de cualquier otro campesino: dedos gruesos y uñas cortas con tierra adherida.

Usa botas pantaneras para caminar mejor por la vía destapada de su vereda, que está a unos 45 minutos en carro del casco urbano, mientras que una gorra y una chaqueta la cubren del frío o del sol.

Hace 11 días, el volcán Nevado del Ruiz está en nivel de actividad naranja y a ella hace poco la nombraron como guardabosques. Al igual que el Cumanday, está activa, pues debe estar pendiente de recoger basuras, de que no hagan quemas, de que no tumben árboles nativos y de cuidar los helechos arbóreos. A esas funciones le sumaron estar en contacto con la Unidad de Gestión del Riesgo y con el Cuerpo de Bomberos para darles información de cómo está su vereda y otras por las que pasa el río Molinos.

"De esta zona solo unas familias que viven en la parte baja tienen un poquito de riesgo. Ahí habitan ocho familias, 22 habitantes, y lo digo con seguridad porque el sábado (1 de abril) bajé con Cruz Roja y Bomberos para hacer el censo. Ahora me pidieron hacer un censo de cuántos animales hay en la vereda", dijo la mujer, de 60 años, mientras muestra un cuaderno cosido línea corriente en el que apuntará los datos.

Según ella, por habitar en la zona alta no se afectará ante una erupción, pero sí por la caída de ceniza porque como muchos otros, tiene animales. "La ceniza que cayó hace años cubrió el pasto. Tengo dos cerdos y vivo de la producción de leche de tres vaquitas. Me preocupa la gente que vive a la ribera del río. Esta semana (lunes y jueves) hubo maquinaria amarilla para arreglar la carretera por si pasa algo, claro que desde la Alcaldía siempre están pendientes con la vía".

La labor de Flora es de mayor relevancia en este momento, pues por estar en una zona alta podría dar aviso a los organismos de socorro de algún cambio en el color del agua del río Molinos, del olor a azufre o de algún otro hecho que haga encender las alarmas. "Debo estar pendiente y si me piden fotos del río subo en un yip lechero para enviar la información de acuerdo con lo que ellos me digan", dice.

En la vereda Montenegro, de Villamaría, hay señales que indican una ruta de evacuación en caso de una erupción del volcán. Esta zona se afectó en la emergencia de 1985.

El rastro

Lo que pasa ahora con el Ruiz no es nuevo para Flora. Vivió la avalancha de 1985 y "quizás me va a tocar esta otra”. Recuerda que ese año en su vereda hubo cuatro damnificados a los que reubicaron en casas en la zona alta, pero con el tiempo, la mayoría vendió e inclusive ella compró una de estas viviendas.

Al llegar a la cascada Molinos, formada por el río Molinos, señala la huella que dejó la avalancha, ya que algunas partes no cuentan con vegetación. Metros más adelante está la vereda Montenegro en la que se ve de cerca el caudal del río Molinos. “La avalancha pasó por acá y se llevó el puente y dos casas. Por un tiempo estuvieron incomunicados mientras edificaban la nueva estructura. En ese entonces la gente no creía y no había la información y la comunicación que hay ahora. Por ejemplo, a mí me llegan mensajes de Gestión de Riesgo y de Bomberos, y en Papayal tenemos un grupo de WhatsApp para estar informados, pero de Laguna Negra hacia arriba la comunicación es mala”.

Difícil evacuar

Sabe de la orden de evacuación preventiva que ordenó la Alcaldía de Villamaría para las familias que habitan veredas que están después de la de ella, pero para Flora la palabra evacuar le genera pánico a la gente. “Póngase en el lugar de ellos ¿pa' dónde nos van a llevar?, tienen sus animales y son agregados. Es entendible y no es fácil para una familia evacuar si no tiene para dónde irse. Si ustedes me dicen ¿evacuaría? les digo que no porque uno está en su sitio”.

No siente miedo, a pesar de haber vivido la primera avalancha, sino que transmite tranquilidad a su comunidad e invita a guardar la calma porque hay buena comunicación.

"Solo les digo que mantengan los celulares cargados para llamar a la familia, a las personas y estar pendientes de quienes viven a orillas del río. Si pasa algo eso baja despacio, no a mil porque viví la del 85. Seguramente arrancará árboles, pero uno tiene tiempo de movilizarse e ir informando a los organismos de socorro. Lo que les pediría a las entidades es que nos ayuden con tapabocas, agua y con un radioteléfono porque si pasa algo a determinada hora se irá la energía y debemos mantener la comunicación. También necesitamos linternas y botiquines porque la gente del campo vive de su cultivo y de sus animalitos”.

Destacado

“Debemos estar en comunicación, pero sin atemorizar a la gente. Pase lo que pase los socorristas no estarán al momentico y es entendible porque somos seres humanos, tienen familia y uno libra su vida. Antes de pertenecer a una institución, usted es un ser humano y le da miedo”.

Clases en casa

Se recuerda que entre las medidas preventivas, la Secretaría de Educación de Caldas, ante el cambio de actividad del volcán, decidió que durante la semana de Pascua (comienza mañana) las clases sean en casa para esos centros educativos que están en el área de influencia del volcán. En Villamaría las instituciones son: Centro Educativo Antonio Nariño, Escuela Rural Londoño Jaramillo, Escuela Rural María Reina, Escuela Rural Santo Domingo, Escuela Rural Valles, Escuela Nueva La Primavera, Escuela Rural Aspar, Escuela Rural Nazario Restrepo, Pío XII y Escuela El Avión.

Cascada Los Molinos

Esta es la cascada Molinos. Según Flora, lo que no tiene vegetación es porque sufrió los estragos del paso de la avalancha del Ruiz en 1985. Al fondo se ve El Hostal La Laguna.