Foto | Tomada de @unidosgorgona | LA PATRIA
El Colectivo Unidos por Gorgona denuncia que un sendero ya está deteriorado por el constante paso de infantes llevando combustible para mantener el equipo que suministra energía a futura instalación de radar. "Esto ya ha causando un impacto ambiental a comunidades de anfibios y reptiles, algunas endémicas", asegura el colectivo.
EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ
El anuncio del Gobierno nacional de continuar con el proyecto de activar un puesto militar para la Isla Gorgona, un paraje en el Pacífico protegido por su biodiversidad, causa revuelo entre la comunidad científica.
"Desde la academia estamos muy preocupados porque los ministros que hablaron dieron datos que no son correctos", afirmó la bióloga Gina Jiménez, del Colectivo Unidos por Gorgona, que promueve la conservación de esta isla, hogar de especies que están en peligro de extinción como la tortuga verde o la tortuga carey y lugar de paso de ballenas.
La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, acompañada de las carteras de Comercio y Defensa, entre otros funcionarios, compartió el lunes en una rueda de prensa los planes que la Armada Nacional, en convenio con Estados Unidos, va a llevar a cabo en el Parque Nacional Natural Gorgona.
El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 12 millones de dólares incluye la construcción de un muelle de 132 metros de largo para el que, según la ministra, "se han tomado medidas estrictas por posibles afectaciones de los mamíferos marinos", aunque la comunidad científica no está de acuerdo.
El lugar inicial donde se planteó la estructura se encontraba muy cerca de los arrecifes, por lo que la reubicaron en una zona virgen donde no hay pilares submarinos construidos, por lo que levantarlos podría dañar el suelo marino.
Especies en peligro
"Han dicho que no van a construir el muelle en época de ballenas (entre mayo y octubre), pero ¿qué pasa con las tortugas marinas, los tiburones y los delfines?", se cuestionó Laura Benítez, otra bióloga del Colectivo Unidos por Gorgona.
Benítez aseguró que el año pasado empezaron a avistar ballenas jorobadas desde abril y que tanto hembras como crías viven en la zona centro oriental donde van a construir el muelle y cuyas obras durarán tres meses.
Las lanchas que la Armada colombiana va a utilizar para sus operaciones también son una amenaza para los animales acuáticos, pues son embarcaciones con tres motores de 350 caballos de potencia y "van a tener libertad para navegar a máxima potencia", lamentan las biólogas.
Ambas especialistas coinciden en que las obras afectarán a la biodiversidad de las aguas del Pacífico colombiano y a la terrestre, como los murciélagos amenazados por el impacto acústico y de radiación por el radar de monitoreo de embarcaciones que usarán para luchar contra el narcotráfico.
Lucha contra el narcotráfico
El radar de control ha sido objeto de críticas por la financiación del proyecto, al ser en colaboración con Estados Unidos, pero el ministro de Defensa, Iván Velásquez, aclaró que será el Gobierno quien lo financie, "sin ayuda de los norteamericanos".
También afirmó que el radar, que estará ubicado en una torre ya levantada a 55 metros de altura, funcionará con energías alternativas y no con combustibles como el diésel, iniciativa para la que plantean la instalación de 3.500 metros cuadrados de paneles solares en la isla.
Sin embargo, las biólogas sugieren que el radar no es el instrumento idóneo para controlar las embarcaciones, pues como explica Benítez, "los narcotraficantes salen del continente en semisumergibles, por lo que sería mejor opción utilizar hidrófonos o unidades flotantes".
"La Gorgona es una isla pequeña de apenas nueve kilómetros, la Armada debería mover este proyecto a otro lugar", aseguró Benítez.
Gorgona*
La isla fue bautizada así por Diego de Almagro en 1525, el aventurero que la descubrió, deslumbrado por la cantidad de serpientes que la poblaban, fue durante décadas refugio de piratas hasta que Simón Bolívar se la cedió, a principios del siglo XIX, a un inglés que apoyó las guerras de Independencia. El Estado la expropio a comienzos del siglo XX. Con sus islas cercanas, las imponentes Malpelo y Galapagos, forma un corredor para la vida marina.
Fue transformada en cárcel en 1960 y estuvo abierta durante 24 años. En 1985 el entonces presidente Belisario Betancur cerró la prisión y siete años después fue César Gaviria Trujillo quien decidió convertirla en un parque natural.
*Con información de Pares.