Foto | EFE | LA PATRIA
Claudia María Yepes se queja de que la dejaron sola en la búsqueda de su hijo mayor.
Jeimmy Paola Sierra
EFE | LA PATRIA | MEDELLÍN
Claudia María Yepes cuenta los días, horas y minutos que lleva sin saber de su hijo Andrés Camilo Peláez, un ingeniero forestal que desapareció el 4 de abril de 2022 cuando trabajaba en Antioquia.
Más que un conteo es el grito desesperado de una madre que comenzó su búsqueda hace casi 700 días con la etiqueta #DóndeEstáCamilo, campaña que trasladó a las redes sociales cuando se quedó sola, tirando de cualquier hilo o alimentando su fe con versiones de anónimos.
“Hoy son 679 días esperando a Camilo. Hay días que pongo un textico en las redes sociales, y yo creo que lo que me mantiene fortalecida es la oración. Pedirle a Dios todos los días que me dé fortaleza, que no me deje desfallecer”, dijo la mujer el martes en Medellín.
Andrés Camilo desapareció en San Andrés de Cuerquia (Antioquia) cuando trabajaba como contratista para Empresas Públicas de Medellín (EPM); estaba encargado de la compensación forestal en el área de influencia de Hidroituango, la hidroeléctrica más grande de Colombia.
El día de la desaparición su madre había viajado a Palestina (Caldas), y Andrés Camilo le dijo que tenía varias reuniones.
“Esa fue la última vez que hablé con él por teléfono. Llegamos a la medianoche a Palestina, algo de lo que me voy a arrepentir toda la vida fue de no haberlo llamado cuando llegué”, cuenta.
Desaparición sin rastro
En esa conversación el ingeniero, que en ese momento tenía 26 años, le dijo estaba cansado, que saldría a cenar y volvería al hotel porque al día siguiente lo buscarían para ir a otra reunión.
Andrés Camilo tenía programado un viaje a Canadá para estudiar inglés, un sueño que había aplazado mientras juntaba dinero y tras encontrar el trabajo, que según le dijo a su madre, era muy complicado: “No me quiero ir y dejar las cosas así”.
De la desaparición le avisó en una llamada Nicolás, su hijo menor. “Yo nunca en la vida había sentido dos puñaladas en el corazón. A mí me clavaron algo acá (señala el pecho), pero me lo rasgaron; en ese momento sentí que a Andrés Camilo sí le había pasado algo”.
Desde ese momento la vida de Claudia se partió en dos y empezó la búsqueda que en los dos primeros meses contó con drones, guardabosques y carteles en las calles.
Después lo hizo sola, cuando bajó el interés de las autoridades, de EPM y de Energía Colombia, filial de la multinacional WSP, consorcio con el que firmó contrato para trabajar con Hidroituango.
“Me dejaron sola (...) Mi hijo se fue a trabajarles, a entregarles toda su juventud y desaparece, y ya... Para ellos, se despareció una máquina en Hidroituango, no se desapareció un ser humano”, reflexiona entre lágrimas.
Múltiples dudas
La Justicia ha avanzado poco en el caso. Hay dos capturados con base en una versión que indica que atracaron y desaparecieron al ingeniero, algo que no convence a sus familiares y que deja dudas por las audiencias aplazadas y giros extraños de la investigación.
Las autoridades primero manejaron la hipótesis del secuestro de dos ingenieros, entre ellos Andrés Camilo. Luego aseguraron que el joven “se metió con la mujer de un bandido”, más adelante señalaron que descubrió una mina ilegal e iba a denunciarlo, o que había detectado que estaban robando a EPM, según anotaciones en su agenda.
“¿Cuál es la verdad de todas las hipótesis? ¿De quién es el trabajo? De la Fiscalía, pero si la Fiscalía no hace nada, entonces quién va a investigar. ¿Yo que no soy investigadora?”, ironiza Claudia.
También se pregunta por qué no han vinculado a la investigación a los compañeros de trabajo de su hijo, ni a sus superiores ni al conductor que lo recogió en el hotel, como tampoco al jefe de seguridad de WSP quien ese 4 de abril ordenó averiguar su paradero y luego recogió las pertenencias de Andrés Camilo en el hotel en compañía de dos policías alegando que era “material de la empresa” y debía estar “bajo custodia”.
“¿Qué pasó con los compañeros? ¿La versión del señor de seguridad? ¿Qué pasó con los policías que fueron al hotel? ¿Qué pasó con las declaraciones que estas personas pueden dar sobre lo que averiguaron para tomar la decisión de ir a recoger todo? ¿Qué descubrieron?”, pregunta.
En su búsqueda, esta madre ha recibido mensajes de personas que le dicen que no pierda la fe porque su hijo está vivo, y otras que dicen que lo asesinaron y lanzaron su cuerpo a un río.
“Vivo en la incertidumbre. ¿Yo tengo un hijo vivo o muerto? No sé, está desaparecido... es muy duro”, finaliza Claudia.
La esperanza
En los casi 700 días de pesadilla, en los que las redes sociales y los medios de comunicación han sido su apoyo, esta madre emite a diario una súplica con la que consiguió llamar la atención del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien escribió en su cuenta de X que el director de la Policía, general William Salamanca, debe “hacer todo lo posible para hallar al hijo de Claudia”.
“Yo estoy esperando que eso se haga efectivo y que la Fiscalía se pellizque”, afirma la mamá de Andrés Camilo Peláez.