Foto | EFE | LA PATRIA  Con un mar de lodo hasta las rodillas y entre muebles y vehículos arrastrados por el barro, familiares de las víctimas de la avalancha que arrasó el caserío de Naranjal, en el pueblo de Quetame, buscan desesperadamente a los desaparecidos con la esperanza de encontrarlos vivos.

Foto | EFE | LA PATRIA

Con un mar de lodo hasta las rodillas y entre muebles y vehículos arrastrados por el barro, familiares de las víctimas de la avalancha que arrasó el caserío de Naranjal, en el pueblo de Quetame, buscan desesperadamente a los desaparecidos con la esperanza de encontrarlos vivos.

Autor

JAIME ORTEGA CARRASCAL

EFE | LA PATRIA | BOGOTÁ

 

La zona donde ocurrió la avalancha de agua, lodo y piedras que hoy enluta a Colombia, con al menos 15 muertos, está marcada en los mapas de los ingenieros como de las más inestables del país y hace 49 años fue escenario de una tragedia que se calcula dejó unos 500 muertos.

La avalancha de la madrugada de ayer en la zona rural de Naranjal, que hace parte del municipio de Quetame (Cundinamarca), cortó un tramo de la Vía al Llano, una estratégica carretera de 90 kilómetros que conecta a Bogotá con Villavicencio, capital del Meta y despensa agrícola del país, escenario de frecuentes derrumbes por la inestabilidad geológica.

La carretera fue construida entre 1924 y 1936, con un trazado que baja desde el altiplano hasta los Llanos, desafiando montañas y desfiladeros de la Cordillera Oriental de los Andes, con puentes que salvan abismos, ríos y quebradas, y aunque en las últimas décadas se le han hecho túneles, viaductos y otras obras para suavizar el recorrido y acortar el tiempo de viaje, sigue siendo una ruta muy inestable.

Esta vez la causa de la emergencia fueron las lluvias que desde la tarde del lunes cayeron en la zona del kilómetro 64, provocando el desbordamiento de dos quebradas afluentes del río Negro, cuya furia arrasó la vereda Naranjal, donde habitaban cerca de 30 familias.

"Era una comunidad pequeña", dijo el director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Olmedo López, quien añadió que, según datos de la Alcaldía de Quetame, "son 20 viviendas desaparecidas" bajo las toneladas de lodo que dejó la avalancha.

 

Panorama desolador

Al amanecer de ayer, el escenario en la zona era desolador, con un manto de lodo extendido entre las laderas de las montañas y decenas de socorristas tratando de hallar a los desaparecidos o de recuperar los cadáveres de los fallecidos.

Pese a las obras de mejora, en la Vía al Llano son frecuentes los derrumbes y avalanchas que interrumpen el paso por esa estratégica carretera que es además la puerta de entrada a la Orinoquía.

No hay año que esta vía no tenga que ser cerrada por los aludes, y en algunos casos como, en 2019, un gigantesco derrumbe en el kilómetro 58 interrumpió el paso de vehículos durante semanas, lo que provocó enormes pérdidas económicas al Meta.

Año y medio antes, el 15 de enero de 2018, el viaducto de Chirajara, diseñado para evitar los abismos de un sector de la carretera, se desplomó estando aún en construcción, debido a graves errores en el diseño, causando la muerte de nueve trabajadores.

 

La tragedia mayor

Sin embargo, la peor tragedia en la zona ocurrió en la tarde del 28 de junio de 1974 cuando en el sector de Quebrada Blanca una avalancha de proporciones bíblicas sepultó a decenas de personas que quedaron atrapadas en los vehículos.

Era un viernes, víspera de la festividad de San Pedro y San Pablo, y por eso miles de personas salían de Bogotá en busca de climas más cálidos, como el de Villavicencio, cuando se produjo la tragedia.

Según las crónicas de la época, las autoridades habían constatado movimientos en el terreno, razón por la cual comenzaron unos trabajos de estabilización que interrumpieron el tráfico y cuando los viajeros esperaban la reapertura de la vía fueron sorprendidos por el alud de tierra.

El resultado fue cerca de medio millar de muertos, la mayoría de los cuales nunca fueron hallados, por lo cual la zona fue declarada camposanto.

"Esta tragedia marcó para siempre el sentir de numerosas personas que de una u otra manera la sufrieron", señala la investigación "Quebradablanca, el olvido de una tragedia", publicado en 2016 por la Corporación Universitaria Minuto de Dios y que incluye un documental dirigido por Jaime Ernesto Sandoval.

La catástrofe fue tal que el cantautor de música llanera Manuel Orozco compuso una canción titulada "Quebrada Blanca", en la que recuerda a aquellos que "se marcharon para siempre en el fondo de la parca", y reclama por "el marginamiento y el olvido" de una región que a pesar de su riqueza, "hoy recibe como pago indiferencia y nostalgia" de parte del Gobierno central.

 

Tres semanas cerrada la vía

Las autoridades informaron que el alud se llevó consigo un puente, lo que provoca el cierre de la carretera que conecta Bogotá con Villavicencio, capital del Meta, por aproximadamente tres semanas.

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