En medio del malestar por la larga espera, integrantes de guardias campesinas participaron en la instalación de la mesa de diálogo y el arranque del cese al fuego bilateral entre el Gobierno y la disidencia de las Farc.
Laia Mataix Gómez
EFE | LAPATRIA | Tibú
El Gobierno colombiano abrió ayer con el Estado Mayor Central (EMC), la principal disidencia de las Farc, su segundo proceso de paz, en una jornada donde la incertidumbre siguió siendo la protagonista.
La convocatoria era a las 8:00 a.m, pero el anuncio se demoró hasta el mediodía. Al final fue recibido entre celebraciones.
Bajo un sol extremo, el malestar de los asistentes se fue aumentando hasta que comenzaron a exigir explicaciones en la tarima. El jefe de la delegación del Gobierno, Camilo González, y al Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, no aparecían y los murmullos sugerían que no habría acuerdos.
Los anuncios no llegaban y los líderes y campesinos querían saber si habría cese el fuego o no, con la advertencia de que si no se confirmaba, no podrían abandonar el recinto.
Comienzo
Un grupo de líderes subió a la tarima y exigió la presencia de Danilo Rueda. Finalmente, la noticia llegó y Rueda, junto con el vocero del EMC, Andrey Avendaño, confirmaron: esta misma medianoche comienza un cese de operaciones ofensivas que culminará el próximo 16 de octubre, fecha en que arrancará un cese el fuego bilateral que se extenderá hasta finales de año. También se garantizó que se da inicio una mesa de diálogo entre ambas partes, que continuarán en Tibú toda la próxima semana.
La esperanza
Tibú se preparó durante 20 días para las delegaciones y para los colombianos que se movilizaron desde todos los rincones del país. Guaviare, Meta, Caquetá, Putumayo, Antioquia, Cauca y Tolima son algunos de los departamentos que tuvieron representación.
Luego de la larga espera, Rueda subió al escenario y los ánimos amainaron: “La vida física, material, es la que nos permitirá consolidar la construcción creíble de la paz”, dijo. Pese a ello, las caras no reflejaron la alegría que se esperaba.
De hecho, persistió la sensación agridulce, pues los anuncios se parecen a los que se hicieron el pasado 19 de noviembre: la promesa de un cese y de la instalación oficial de la mesa para el 8 de octubre. Estas mismas palabras fueron pronunciadas, pero cambiando la fecha para el 16, con la duda de si esta vez sí será en serio.
Con el acto simbólico de ayer, las dos delegaciones son conscientes de que les queda por delante una ardua discusión y negociación para llegar a los anhelados acuerdos de paz que reclamaron en la cancha de fútbol de Tibú.