“Hace pocos meses, María Teresa Ronderos caminó por las rutas clandestinas que miles de migrantes desafían para pasar de Colombia a Panamá a través del Tapón del Darién, desesperados por encontrar un lugar donde vivir dignamente en el norte de América. Lo hizo durante la investigación previa al libro Migrantes de otro mundo, que acaba de aparecer con la firma de 22 autores de varios países que ella convocó, dirigió y editó en nueve meses de trabajo" (Lea el acta del jurado: https://premiosimonbolivar.com/).
Así empieza el acta del jurado que reconoció a esta maestra del periodismo, con Vida y Obra, reconocimiento más importante que entrega cada año el Premio Simón Bolívar de Periodismo. No es para menos, Ronderos lleva años ayudando a la reinvención del periodismo, bien desde los medios tradicionales, bien desde una organización multinacional de apoyo a iniciativas en pro del periodismo para la democracia, bien como coequipera o líder de iniciativas para la defensa de la libertad de expresión o bien desde un medio nativo digital.
Hace un par de años fundó el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigación (CLIP), que hizo una tremenda investigación sobre los migrantes que llegan por los aeropuertos de los países latinoamericanos para atravesar carreteras, trochas, exponerse a todo tipo de peligros, y que vienen de tierras lejanas (https://www.elclip.org/migrantes-de-otro-mundo/). Migrantes de otro mundo fue como definió este proyecto que dirigió y en el que participaron otros 21 periodistas, dirigidos por ella. Inicialmente se trató de una propuesta multimedial, que la leí justo cuando salió al aire y que entonces comenté con algunos colegas: esto bien puede ser un libro.
Y el libro se publicó hace un par de meses recogiendo las historias de decenas de migrantes de otro mundo, que cuentan las dificultades en su paso por Latinoamérica, principalmente por el Tapón del Darién en la frontera colombopanameña.
Fue lectura para mis alumnos de la clase de Periodismo de Investigación en la Universidad de Manizales. A ellos les llamó la atención ratificar que el periodismo es cada vez más un trabajo en equipo; también la crudeza de historias de mujeres que pierden a sus hijos en las selvas colombianas y deben seguir su rumbo; los grises que se generan en lugares de paso, en donde se confunde al buen samaritano con el que se aprovecha de la tragedia de otros; así como el negocio que se consolida alrededor del tráfico humano; o cómo en pleno siglo XXI hay apátridas, por inventos de nostálgicos de regímenes de frontera.
Hemos visto cientos de videos e imágenes de los migrantes cuando pasan por Colombia, pero falta el ojo de una editora entrenada como María Teresa Ronderos para hacer coherente el trabajo, para sumar periodistas de los lugares de origen de estos migrantes (Angola, Bangladesh, Camerún, Sudán, Irán, India, Pakistán, Nepal...) y darle forma y fondo a esa tragedia. Hace unos meses supimos del paso de cientos de haitianos por nuestras carreteras caldenses, rumbo a la frontera con Panamá y que vienen desde Ecuador. Ocurrió un accidente para darnos cuenta de lo que sucede en nuestro territorio, que por aquí también pasan esos migrantes de otro mundo, asustados, temerosos, explotados, en busca de lo que consideran un lugar mejor.
Este libro retrata esas realidades que muchos quieren ocultar, que da cuenta de que vivimos una tragedia humanitaria que atraviesa todos los días nuestro país y el continente, sin que se encuentren las soluciones para brindar la mejor atención posible a estas personas. La migración no deseada es un problema de marca mayor en el mundo: para la muestra las fronteras entre México y Estados Unidos o lo que por estos días sucede entre Bielorrusia y Polonia.
Este trabajo nos sirve además para recordar que la condición de migrantes no hace ilegales a las personas; pueden estar en una condición irregular en un país, no tener los papeles al día, pero eso no los hace delincuentes. Proteger la dignidad de todos, sean de donde sean, es clave en el camino a la civilidad y al respeto de los Derechos Humanos.
Este libro nos demuestra la relevancia del periodismo, solo este es capaz de contar casi en tiempo real historias que remueven los cimientos de cualquiera. A pesar de tanto profeta del desastre que se apresura a firmar el acta de defunción de esta profesión, la buena noticia es que hay muchos periodistas haciendo periodismo relevante, periodismo de este mundo, aunque cuente historias de otros mundos.
El reconocimiento a María Teresa Ronderos, la misma autora de ese libro indispensable para la historia de Colombia que es Guerras Recicladas, nos alegra a quienes somos sus pupilos. La engrandece aún más el haberlo dedicado a la Red de Corresponsales de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) de la que soy un orgulloso miembro. Esa actitud desprendida con los demás, ese deseo por enseñar, esa idea de hacer de la excelencia en el periodismo un objetivo es solo una muestra de todos los méritos que tiene para recibir este reconocimiento y muchos más.
Su habilidad para dirigir equipos, para juntar personas con un propósito y su sencillez para orientar a grandes figuras o a principiantes reporteros la convierten en una maestra, que además ha estado al frente de la innovación periodística, como lo hace con este proyecto, Clip, que además de los migrantes tiene mucho trabajo de fondo. Enhorabuena sus alumnos celebramos con ella que el jurado de postín que tenía este año el Premio Simón Bolívar la haya escogido para ser homenajeada.
Este libro demuestra que los editores son clave para lograr que historias del día a día se vuelvan memorables. Migrantes de otro mundo está lleno de estas. Léanlo y #HablemosDeLibros y de #Periodismos.
Subrayado
"Para ellos, América es un continente desconocido, ancho y peligroso. Pocos hablan su idioma y hay regiones enteras donde gobiernan las mafias, cuando no son los mismos gobiernos los que imponen barreras legales arbitrarias y fluctuantes, a sabiendas de que alimentarán la corrupción de sus funcionarios, la codicia de los traficantes y los padecimientos de los viajeros. Pero el hambre de dignidad les da agallas". María Teresa Ronderos.