Moira o el destino

Señor director:

Si usted piensa que la pandemia fue castigo de Dios, su pensamiento retrocede a los años 5.000 antes de Cristo. Si responsabiliza a Dios de tragedias naturales, terremotos, tsunamis, tornados, su pensar también se ubica allá. Entonces, para que sea coherente debería afirmar: Dios llueve, truena, relampaguea, hace crecer las plantas, embaraza mujeres, causa cáncer y otras enfermedades, que sean corruptos los políticos… O sea, nadie tiene la culpa. Este pensamiento es sacralizado: “Los dioses son los responsables de lo que acaece en la naturaleza y la humanidad”. En la mitología griega hay una expresión de este enfoque: MOIRA. “Mi vida está manejada por poderes superiores y no hay nada qué hacer”. Así se pierde mi propia responsabilidad frente a situaciones y hechos, y tales personas tienen una actitud milagrera: esperan que Dios solucione todos sus problemas. En un coloquio educativo, debía preguntarme por mi imagen de Dios y escribirla para compartirla. Mi respuesta: “Dios no interventor: no se mete en mi vida. Me dio libertad para elegir y la energía necesaria para realizarlo”. No hay un destino, un Moira. “Ayudado, y a veces estorbado, por los que lo educan y lo rodean, cada uno permanece siempre, sean los que sean los influjos que sobre él se ejercen, el artífice principal de su éxito o de su fracaso”, Paulo VI. Junto a la imagen de Dios no interventor estoy convencido de que “lo que no es posible para el hombre es posible para Dios”. ¿Qué no es posible para mí? ¿Hay una enfermedad incurable?, Dios la puede sanar.

Calibra tu energía interior hasta dónde puede llegar. Y tras este límite, Dios espera para bendecirte. Varias veces les dije a mis alumnos en clase: “Observas hacia arriba y ves que viene cayendo un gran ladrillo. No le pidas a Dios que lo detenga o desvíe. Quítate tú de ahí inmediatamente”. El destino no existe. El ser humano construye su vida y su entorno con sus propias capacidades y cualidades y también con la ayuda de los demás.

Alirio de los Ríos Flórez

 

Se le escapó una vocal a don Efraim

Señor director:

En La Patria del martes 10 de septiembre, don Efraim Osorio escribe con acierto al referirse a la expresión ‘de acuerdo’. En el mismo párrafo dice: “El error es más evidente si lo cometemos en otras construcciones, verbigracia, si decimos ‘estoy de acuerdo a usted’  en lugar de acuerdo con usted’. Evidente la carencia de la vocal ‘e’ en este aparte. 

Rigoberto Escudero Osorio

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Voz del lector.