En el Día de Amor y Amistad
Señor director:

Amabilidad-cordialidad, amor-amistad no se deben mirar con espíritu farandulesco. Son cimientos para que los países alcancen paz y alegría.
Sin excepciones de ninguna clase, todos debemos dimanar amabilidad y cordialidad con todo el mundo y tener lealtad y cariño con las amistades. Los familiares ocupan sitio preeminente.
Esto del Amor y la Amistad no puede seguir teniendo la idea de una frivolidad, porque ese binomio encierra muchas variables fundamentales, para que las naciones vivan con paz y alegría: que es otro dúo que también se trata con superficialidad, dejando a un lado la grande profundidad que tiene.
Al no dársele la importancia debida en los salones de clase, a los seis conceptos señalados, los países se van llenando de gentes belicosas que irrespetan en forma dramática la Libertad y el Orden, que tienen que tener las naciones. Es por ello que los estados tienen que dinamizar valores de dignidad humana, fundamentales para lograr una sólida convivencia pacífica.
Es el sentimiento de un ciudadano, ahora que viene la celebración del Día del Amor y la Amistad.
Saludos a todos,
Rogelio Vallejo Obando

¿Creer en los políticos?
Señor director:

Leí el libro de Luis Roberto Rivas M., “El desafío de gerenciar lo público” y experimenté una grata sensación de que no todo está perdido.
Jamás pensé que ese ideal de la política orientada al bien común, se ejerciera por personas de quienes por inercia desconfiamos.
Ignoraba que Guido Echeverry Piedrahíta como gobernador de Caldas, hubiera sido capaz de tomar decisiones tan claras y contundentes frente a la debacle ya diagnosticada.
Y a todo riesgo designó a Luis Roberto Rivas Montoya como gerente de la ILC, quien dotado de máximas facultades y autonomía, transformó la empresa desde sus bases logísticas, tecnológicas, de mercadeo, ventas, de relacionamiento sindical y de recuperación de la esperanza.
El proceso de transformación y la salvación de la Industria Licorera es sorprendente y revela un líder académica y humanísticamente preparado, intencionado y comprometido con los resultados. Desafiante frente a los obstáculos y sobre todo capaz de derribar la desconfianza y de recuperar la fe.
El paso a paso de la transformación de la Licorera descrito en forma clara y sintética, pero profunda y potente, enseña y nos reta a la preparación académica, filosófica, social, política, y a trabajar con rigor y método.
El respeto al ser humano, a sus capacidades y a sus sueños resalta como factor determinante del éxito de toda empresa.
El rescate del resultado como fruto de la acción colectiva es el milagro. Al leer el libro me entusiasmó saber que no todo está perdido, que sí se puede, que hay líderes en el medio, que hay seres humanos valiosos y proyectados para el bien de la sociedad.
Pero sobre todo, me gustó saber que definitivamente hay personas que ejerciendo la política nos inspiran y nos permiten soñar con el futuro.
Blanquita de Rojas

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