El 12 de junio me preparaba para una charla en el Banco de la República cuando un desconocido me abordó: “por favor escriba sobre la Biblioteca Municipal. Llevo varios días intentando devolver este libro, pero no hay quién lo reciba. Están otra vez sin personal. Lo mismo de todos los años”. Esa noche alguien me contactó por Instagram: “quería exponerle una situación muy grave que está viviendo la Banda Municipal de Manizales”.
Este lunes encontré en La Patria una nota que corrobora lo que el músico y el lector me contaron: "La Banda Municipal no suena desde marzo debido a retrasos e inconvenientes en el proceso de contratación". La tradicional retreta dominical del Parque Ernesto Gutiérrez suma tres meses de silencio. El informe agrega: “las casas de la cultura y las bibliotecas están cerradas desde el 25 de mayo y aún no han contratado coordinadores".
Esta semana el Centro Colombo Americano realizó el “Colombo Jazz Festival 2024”. El martes en el concierto del Jazz Quintet el músico Juan Felipe Calderón le habló al público del auditorio de la Universidad Nacional: agradeció por el festival, que es maravilloso, pero señaló que a pesar de su trayectoria y del esfuerzo de sus gestores, la falta de apoyo económico los golpea de manera evidente.
El Museo de Arte de Caldas inauguró el 13 de junio una magnífica exposición en el Teatro Fundadores con obras del Museo Nacional. La alegría que siento por esta exhibición contrasta con mi incertidumbre por el futuro del Museo, que tiene una colección de más de 320 obras. La Alcaldía le pidió al Museo desocupar el Fondo Cultural Cafetero, en donde están desde hace 27 años. A cambio prometió ayudar a conseguir una sede nueva y suscribir un convenio para garantizar los recursos para su sostenimiento.
¿Les cumplirán? Cruzo los dedos, pero veo el espejo del Festival de Teatro. El principal evento cultural de Manizales genera más de 450 empleos directos e invierte casi mil millones en la ciudad, sin contar con lo que dejan turistas y actores, así como los empleos indirectos que promueve. Pese a este impacto su crisis es profunda: Imagine que usted firma un contrato por $1.6 millones mensuales y con base en eso presupuesta sus gastos, pero aunque usted cumple la plata no llega. Eso fue lo que pasó en 2019. La Alcaldía de Octavio Cardona firmó un convenio por $160 millones para el Festival pero la plata se embolató. En 2020 Carlos Mario Marín bajó el aporte a $120 millones. Es como si a usted le bajan el contrato de $1.6 a $1.2 millones. Para 2021 bajó otros $20 millones y quedó en $100 millones, los mismos $100 que prometieron para este año. El Festival de 2024 vale $1.800 millones, pero el apoyo de la Alcaldía está congelado en $100 millones desde hace cuatro años y de la plata perdida desde 2019 no hay razón. Por ser un festival internacional muchos pagos son en dólares y ahí se ven más claras las cuentas: el apoyo de la Alcaldía hace cinco años era de casi US$50.000 dólares y hoy no llega a US$25.000. Los aportes regionales y locales, tanto de entes públicos como privados, vienen cayendo y en 2023 representaron solo el 14% del presupuesto total.
El primer problema de la cultura local lo resumió el escritor Octavio Escobar Giraldo en Twitter: “No hay palabra más manoseada en Manizales que "Cultura". Se pronuncia con elegancia, pero se presupuesta con tacañería, si es que se presupuesta (porque es más elegante tener a los gestores culturales rogando durante todo el año)”.
El segundo problema es la desarticulación de los gestores culturales, quienes se mueren del susto de alzar la voz para reclamar colectivamente. Le tienen pavor a que secretarias, alcalde, gobernador o gerentes se pongan bravos y los castiguen cortándoles contratos. Hacen catarsis en juntas directivas y se quejan telepáticamente o por mensajes privados para no molestar a nadie porque temen perder las migajas que les lanzan. Así ha sido siempre y así les (nos) va.
Urge imaginar formas creativas, bullosas y en alianza para exigir convocatorias transparentes y condiciones mínimas.