El Gobierno del cambio, y vaya que cambio, insiste en financiar al Eln para que esta organización criminal, que no guerrillera, deje de cometer los delitos de secuestro y extorsión. La noticia, de días atrás, se conoció en el marco de la visita oficial de Petro a Alemania, donde según fuentes de la Casa de Nariño, el Gobierno ya tiene listo un fondo que recibiría dineros de la comunidad internacional, para ser entregados al grupo subversivo. El domingo 19 de noviembre, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, puso nuevamente sobre la mesa esta propuesta: “Debemos llegar a la realidad de que si le vamos a pedir a una organización ilegal, que vive de acciones ilegales, que deje de cometerlas, hay que buscar la solución al problema de su subsistencia, pues de qué van a vivir entonces”. Estas palabras en labios del ministro de la política, pensaría uno, que este alto funcionario cree que el país está al borde del llanto por el pesar que pueda causarnos, el tener embolatada su comida y no tener claro qué hacer durante los meses o los años que duren las negociaciones en busca de la paz.
“Todas las estructuras del Eln tienen claro que deben realizar operaciones militares para financiarnos, pues somos una organización pobre como la mayoría de los colombianos, y no nos avergüenza reconocerlo”, dijo cínicamente Antonio García, su jefe, contrastando con un informe de la Fiscalía que señala que a esa organización criminal, durante la administración del fiscal General, Francisco Barbosa, le han ocupado 908 bienes por un valor de 1.6 billones de pesos, en manos de personas señaladas de hacer parte de la organización delictiva. Pese al intento de desmarcarse del narcotráfico, tanto la Fiscalía como las autoridades de Estados Unidos tienen en su poder expedientes que comprometen a muchos de sus integrantes con el comercio de la droga. García igualmente sostuvo, que el Eln le cumplió a la familia de Lucho Díaz con la liberación de su padre, y agregó que ellos no están obligados a suspender las actividades de financiación, porque el Gobierno nacional no les ha resuelto de qué van a vivir. “Que no se hagan ilusiones porque el Eln no aceptará imposiciones ni chantajes”.
A estos extremos hemos llegado en este Gobierno del cambio, que pretende entregarles dinero a los que secuestran y extorsionan, para que sigan viviendo sabroso, como permanentemente nos lo anuncia la vicepresidenta, a quien Petro mantiene alejada, encomendándole tareas que ella y sus comitivas gozan de lo lindo, para permitir que el cambio continúe. Igual, saca criminales de las cárceles para premiarlos como gestores de paz, además de ponerles sueldo millonario. Entre tanto, el país se descuaderna por el desgobierno y la incompetencia de los funcionarios, pues hasta hoy han salido 11 ministros en 15 meses, un promedio de ministro por mes, superando y por mucho el promedio de los últimos tres presidentes, confirmándose que lo que está hoy sucediendo en el Gobierno nacional es un espejo de lo que aconteció en su administración como alcalde de Bogotá.
La constante salida de viceministros y directores de departamentos administrativos es el resultado de discrepancias políticas, ineficacia y conflictos personales. Es un claro reflejo de la falta de cohesión y unidad, trasmitiendo una imagen de inestabilidad, desorden y total falta de liderazgo. Si bien los cambios ministeriales son normales en cualquier gobierno, en el caso Petro es una muestra palpable de la improvisación en el Gobierno. Para facilitar la acción de los delincuentes, el Gobierno del Cambio ha sacado a 60 generales y almirantes de la República, en los 14 meses de mandato. Y decimos para facilitar la acción de los delincuentes, pues el arrasamiento de toda la inteligencia militar, altamente costosa y de años de juiciosa preparación, es una de las gabelas entregadas a los criminales que hoy se sienten a sus anchas, mientras la población, que mayoritariamente votó por el “cambio”, hoy, según el Opinómetro de Datexco, tiene una desaprobación histórica, pues solo un 26% aprueba su gestión, mientras el 66% la rechaza.
Desde su arribo a la Casa de Nariño, ha efectuado un total de 21 viajes, la mayoría improductivos, estableciendo un nuevo récord como el mandatario con mayor número de desplazamientos, acompañado de un séquito de turistas que, con nuestros impuestos, están conociendo el mundo, y constatando que, bajo el Gobierno Petro, se vive muy sabroso. Si entregar dinero a los criminales mientras negociamos una paz, que concebida de esta manera, nunca va a llegar, no es financiar el conflicto, ¿cómo entonces puede llamarse?