Budapest, fantástica ciudad, una de las más bellas y completas capitales de Europa, cumple 150 años. Las dos ciudades, Buda y Pest, antiquísimas y separadas por el Danubio, se unieron en noviembre de 1873 para formar la gran urbe de la moderna Budapest. No se puede hablar de Budapest sin referirse a su río, corazón de la ciudad. El Danubio es el río que atraviesa la mayor cantidad de países en el mundo, 10 en total en Europa central. Nace en Alemania, en la Selva Negra y desemboca en el Mar Negro, en Rumania, luego de un recorrido de 2.850 kilómetros que lo convierten en uno de los más importantes ríos de Europa.
El Danubio baña muchas ciudades y pueblos. Las principales urbes que el río atraviesa son Budapest, Viena, Belgrado, Ratisbona y Bratislava. Al pasar por Viena el río se convierte en uno de los más populares, bellos y aclamados valses de la musicología mundial, el “Danubio Azul”, surgido de la pluma y del corazón de Johann Strauss. Al atravesar Budapest, marca exactamente el límite entre las dos ciudades que forman la elegante capital de Hungría y en sus aguas se refleja el parlamento, uno de los más bellos, sino el más bello de todos los parlamentos del mundo.
Forzoso es, entonces, hablar de los puentes que unen las dos partes de Budapest. Son varios. El más famoso de todos y según el sentir de muchos viajeros ilustrados, el Puente de las Cadenas ubicado en el centro de la urbe, es el más bello de Europa. Doy fe de ello. Lo transité muchas veces en ambos sentidos, admirando sus torreones y las estatuas de los leones que lo flanquean. Parado largo rato en el corredor para los transeúntes en medio del Puente, me detenía mirando el correr del río y pensando en los secretos que guarda de ciudades, de países y sobre todo de los trágicos acontecimientos de dos guerras mundiales. Los cables del puente colgante son reemplazados por cadenas, de donde viene el nombre. Siete puentes atraviesan el Danubio en Budapest y el de las Cadenas con sus 202 metros de vano es el más largo.
Antes de la existencia del puente, durante el invierno al congelarse el río, personas y caballos caminaban sobre la superficie endurecida. El conde Esteban Szechenyi aportó los dineros para la construcción y desde entonces el puente lleva también el nombre del aristócrata benefactor. El puente se construyó en 1849 y durante la Segunda Guerra Mundial ante el avance de los soviéticos los alemanes lo dinamitaron. Reconstruido, fue reinaugurado en 1949 al celebrarse el centenario de la construcción. El Erzsebet, otro de los puentes de la ciudad, lleva el nombre de la emperatriz Isabel, la esposa de Francisco José, reina muy querida por los húngaros que limó las asperezas entre estos y el emperador.
Fue la emperatriz Sissi, inmortalizada en el cine por Romy Schneider, en una trilogía. Fue asesinada en Ginebra en 1898. El Puente de las Cadenas, símbolo de Budapest, y el río, son dos elementos claves en el paisaje de la ciudad. El tercero es el parlamento neogótico de inmensas proporciones cuya estampa se destaca entre el conjunto de edificaciones de la ciudad cuando se la contempla desde la colina de Buda. Pest se explaya en la llanura y Buda, pasado el río se levanta con sus palacios e iglesias sobre una colina que domina todo el paisaje de la ciudad. El gigantesco y hermoso parlamento inaugurado en 1902 tiene 700 habitaciones y mide 268 por 118 metros. De día reflejado en el río y de noche iluminado, el parlamento ofrece una imagen espectacular.