De la gran represa de Nasser, ubicada en los límites de Nubia con Sudán debieron ser salvados de las aguas cuando se llenó la represa, varios templos que fueron trasladados milimétricamente, piedra por piedra. Salvados de la misma manera que Moisés de las aguas del Nilo. Uno de estos templos es el de Abu Simbel sin cuya visita un viaje a Egipto quedaría definitivamente incompleto. Varios países europeos colaboraron generosamente con Egipto en la magna empresa del traslado. Alemania fue el gran mecenas del traslado del templo de Abu Simbel. Sin ir tan lejos, los turistas que visitan Madrid pueden admirar en toda su magnificencia un templo egipcio que España recibió de regalo por su colaboración en el traslado de los templos salvándolos de las aguas de la represa. Es el templo de Debod, que se encuentra cerca de la conocida y remozada Plaza de España.
Este es un buen año para visitar a Egipto puesto que se están celebrando aniversarios de importantes acontecimientos histórico-culturales de la historia del país. Ambos aniversarios ocurrieron en 1.922 y su celebración todavía continúa. Se trata de los 100 años del descubrimiento de la tumba de Tutankamon y del bicentenario del desciframiento del texto de la Piedra de Roseta. En 1.922 Howard Carter descubrió la tumba del joven faraón Tutankamon cuya trayectoria no tiene ni de lejos la relevancia de los grandes faraones como Ramsés II y su padre Seti, Tutmosis III y otros. Su fama se debe al hecho de haberse encontrado una tumba con un gran tesoro en oro y piedras preciosas. Muchas tumbas de faraones fueron saqueadas por ladrones en busca de tesoros y, tal como sucedió con los guaqueros en Colombia que buscaban oro y despreciaban y destrozaban piezas de cerámica, los ladrones de las tumbas faraónicas también iban solamente tras los tesoros y menospreciaban las demás piezas y por su afán de saquear lo más valioso destrozaban lo que a su juicio no tenía valor.
En 1.822 Champollion descifró los textos de la Piedra de Roseta encontrada en 1.799 cerca de la desembocadura del Nilo, durante la campaña de Napoleón en 1.799. Este es pues un excelente año para visitar a Egipto y conocer dos obras gigantescas, orgullo del país, el nuevo Museo Egipcio de El Cairo y la Nueva Biblioteca de Alejandría.
Tres países reclaman la propiedad de la Piedra de Roseta que se encuentra hoy en el Museo Británico: Egipto, por ser el indiscutible dueño, Francia porque un ciudadano suyo fue quien descifró el texto e Inglaterra porque la Piedra pasó a ser “propiedad” suya por el Tratado de Alejandría de 1.801 y por la derrota de Napoleón.
Con motivo de estas dos conmemoraciones flota ahora en Europa un aire reivindicativo que quiere con toda razón que los tesoros expoliados o vendidos, o reglados, o como sea, y que salieron de sus países de origen y circulan en importantes museos del mundo, vuelvan a sus legítimos dueños. Recuerdo muy bien las encarnadas luchas de la divina Melina Mercouri, que fue dos veces ministra de la cultura de Grecia y destacada actriz, para que los frisos del Partenón, actualmente en el British Museum, volvieran a su patria, la madre de la libertad y de la cultura, Grecia. Se trata del famoso tesoro Elgin que este diplomático se llevó a Inglaterra en la época de la emancipación de Grecia del imperio otomano. En ese tesoro se encuentran algunas de las cariátides del Erecteion de la Acrópolis de Atenas. Es buen momento para que por fin el gobierno colombiano reclame con éxito el Tesoro Quimbaya que reposa en un museo de Madrid.