El caserío donde nació José Eustasio, llamado San Mateo, cambió el nombre a Rivera, en honor del escritor. El Centro de Convenciones de Neiva lleva por nombre José Eustasio Rivera y la sala principal de conferencias del mismo se llama: ”Los potros”, en honor del soneto homónimo de Tierra de Promisión que en algún concurso hecho en Colombia ganó como el más bello soneto de nuestra literatura, y vaya si en nuestra tierra de poetas se han compuesto centenares de sonetos. En 1921 escribió los 55 sonetos de Tierra de Promisión, en 1923 denunció los crímenes de las caucherías, en 1924 escribió La Vorágine, en 1928 viajó a Nueva York para buscar la traducción de su novela y la filmación en cine y el 1 de diciembre de 1928 murió en ”la city” de malaria cerebral, seguramente contraída en sus viajes por los Llanos. Su cadáver fue traído luego de un largo y complicado viaje y enterrado en Bogotá. También escribió una novela sobre el petróleo, titulada “Mancha negra”, cuyo original se perdió.
Bueno es saberse que César Uribe Piedrahita, el principal toxicólogo que ha tenido Colombia, escribió una novela corta sobre el tema de las caucherías, novela que termina con un incendio en la selva y que se llama “Toá”. Obviamente esta novela fue eclipsada por La Vorágine. Un médico de nombre Antonio Orrantia viaja a las selvas del Putumayo y del Caquetá para traer un informe al gobierno sobre las caucherías. Allí conoce a una indígena de nombre Toá y de ella se enamora, es el resumen de la novela. También escribió “Mancha de aceite” sobre el petróleo venezolano del Zulia. Otro escritor que “se internó” en la selva amazónica fue Santiago Roncagliolo que escribió una novela titulada ”El Príncipe de los Caimanes”, cuyo protagonista se adentra también en la selva amazónica.
Antes de continuar con Rivera, su obra y la vida en la selva, justo es reconocer que el mayor investigador del tema es el académico Roberto Pineda Camacho, uno de los antropólogos y científicos sociales más importantes que ha tenido Colombia. Han sido mucha sus investigaciones y publicaciones sobre los indígenas amazónicos colombianos, sobre La Vorágine y sobre las caucherías. Su libro ”Holocausto en el amazonas. Historia social de la Casa Arana”, es clave en el estudio sobre los temas de la selva. En él se leen los recuerdos que los viejos indígenas conservan sobre los crímenes de Julio Arana, crímenes que ellos alcanzaron a sufrir o cuyos relatos oyeron de sus padres y antepasados.
Pienso que con motivo de los 100 años de La Vorágine, el Gobierno debería reconocer la inmensa labor que Roberto ha hecho en este campo. Se merece uno de los más altos premios que concede el Gobierno colombiano. Luego hablaré sobre los libros que el Ministerio de las Culturas y los Saberes (así se llama ahora) ha publicado este año relacionados con José Eustasio y La Vorágine.