Egipto es mi primer destino para ciudadanos cultos del planeta. La cantidad de monumentos supérstites, sus famosas pirámides y esfinges, su rica, larguísima y también atormentada historia y el esplendor del Sahara hacen que este país sea el primero de mi lista.
Obviamente en la visita a Egipto no puede faltar el crucero por el Nilo, río sagrado y medular en la historia, cultura, religiosidad y economía del país. En el viaje que propongo tomaremos el crucero en Luxor. Los barcos tienen nombres de los grandes faraones: Amenofis, Ramsés, etc. El crucero dura de 4 a 5 días y permite conocer los más famosos templos de la antigüedad egipcia. Luxor, construída sobre la antigua y famosa ciudad faraónica de Tebas, alberga los dos más imponentes templos de Egipto: el de Luxor y el de Karnak. No confundir la Tebas egipcia con la Tebas griega, asiento del mito de Edipo.
Describir la monumentalidad de los templos de Luxor y de Karnak llenaría páginas.
Los dos estaban unidos por una avenida de dos kilómetros, adornada con estatuas de carneros, que son, (porque quedan muchos de pie) esfinges con cabeza de carneros. La entrada al templo de Luxor caminando entre las dos hileras de carneros es impresionante.
La avenida tenía 700 esfinges. El templo de Luxor fue construido por Amenofis III y por Ramsés II, pertenecientes a la XVIII dinastía. Faraones posteriores contribuyeron a enriquecer el templo.
El pilón de la entrada consta de dos bloques. Pilón. viene del griego y significa puerta grande. En los templos egipcios el pilón es la fachada y todos los pilones de los templos son monumentales. A la entrada tenía dos obeliscos, uno de los cuales fue llevado por Champollion a Francia y se encuentra en la Plaza de la Concordia en París. En un viaje reciente que hice a Roma fotografié todos los obeliscos que adornan las plazas de la ciudad, varios de los cuales fueron traídos desde Egipto. Adornan los pilones dos estatuas sedentes de Ramsés II. El interior es de belleza memorable. La sala hipóstila es un bosque de 32 gruesas columnas papiriformes, adornadas con figuras y cartuchos que contienen nombres de faraones. Obviamente los dos templos a los que nos referimos han sido declarados Patrimonios de la Humanidad.
Con el advenimiento del imperio romano el templo de Luxor fue convertido en fortín militar con una capilla para el emperador Augusto y cuando Roma se convirtió al cristianismo el templo se llenó de capillas cristianas y cuando apareció Mahoma una mezquita, que todavía se encuentra dentro del recinto del templo, se construyó allí. Sin embargo el templo que hoy admiramos es suficientemente hermoso y una muestra maravillosa del poderío y del buen gusto de los faraones egipcios. Del fortín romano y de las capillas cristianas no queda ni el recuerdo, afortunadamente. Emociona el recordar, mientras se recorren los salones y se admiran las columnas, los patios y las estatuas, que el templo fue durante 3.400 años un lugar sagrado dedicado al culto de Ra, el dios sol.
Karnak, todavía más espectacular, es el otro gran templo de la ciudad de Luxor. El inmenso templo dio cabida a 85.000 sacerdotes dedicados al culto del dios sol. El nombre completo del templo es Amón-Ra. Entre ambos templos se llevaba a cabo una procesión que llevaba la estatua del dios. El templo está orientado de este a oeste y en total tiene más de 200 estructuras, entre pilones, salas, patios, estatuas, obeliscos, todo rematado por un lago sagrado que mide 130 metros por 80. (Continuaremos).