Uno de los más tristes recuerdos de la época que llamamos de la Violencia en Colombia, y que los que tenemos cierta edad y los habitantes de Santa Isabel, no podemos olvidar fue la masacre perpetrada por Sangrenegra en la finca La Ermita, vereda Totarito de Santa Isabel, el 20 de septiembre de 1963, hace casi 60 años.
Los hechos ocurrieron más o menos así en una de las mayores matanzas de esa época nefanda de la historia de Colombia. Fueron una veintena de bandoleros los asesinos y 30 las víctimas. Violaron a las mujeres, amarraron a los hombres, los machetearon y les hicieron el corte de franela, que era la firma sangrienta de Sangrenegra. Cuentan que a los niños los lanzaban al aire y al caer los macheteaban y luego los carbonizaban. Cuando llegaron los policías encontraron a seis niños carbonizados en la cocina. De manera similar procedían los asesinos de las caucherías de la selva amazónica. Los esbirros de Julio Arana, el criminal de las caucherías del Putumayo, lanzaban a los niños indígenas al aire y antes de que cayeran les disparaban a la cabeza. Cuando llegó el entonces Coronel Matallana al lugar de la masacre de la finca La Ermita prometió que mataría a Sangrenegra y lo enterraría en el mismo lugar. A los 8 meses lo mató en El Cairo, Valle, el 1 de mayo de 1964 y lo trajo a enterrar en la finca de la masacre y colocaron una enorme roca sobre el lugar de la sepultura del bandido.
La hidroeléctrica que se pretende hacer utilizando las aguas del río Totare y que lleva precisamente el nombre de Hidrototare, sería en la cuenca alta del río, en la Cordillera Central. Arrasaría una zona de bosques nativos y una zona de 40 quebradas, 65 microcuencas. y 100 nacimientos de agua. Habría que hacer 8 kilómetros de vías para llegar a las máquinas, rompiendo bosques y zonas de cultivo. A todo lo anterior debe añadirse un túnel de 3 kilómetros horadando la montaña. Los pueblos de la región se oponen al proyecto: Alvarado, Anzoátegui, Santa Isabel, Venadillo. Algo parecido quiere hacer el gobierno construyendo represas e hidroeléctricas en el Huila utilizando el río Magdalena. Todos los pueblo ribereños se oponen y con sobradas razones.
Hablando del bello pueblo de Santa Isabel forzosamente debemos decir una palabra sobre su nevado. Hace muchos años fue jardín y terreno de mis aventuras. Contradiciendo a varios investigadores, dije que sería el primero de los nevados en perder la nieve, sin tener en cuenta a los nevados del Quindío y del Cisne que la perdieron hace mucho tiempo. Me refería al Ruiz, al Santa Isabel y al Tolima. Yo lo veía con total claridad: la nieve de la cima se fracturó; una franja rocosa se descongeló y separó dos campos de nieve y ello necesariamente llevaría a un rápido descongelamiento total como en efecto está ocurriendo. Ya del Santa Isabel el casquete nevado está reducido a la mínima expresión y desaparecerá dentro de poco. Me quedan bellísimas fotos de su época de esplendor y de mis ascensiones a la cumbre.
Entre el Cisne y el Santa Isabel se encuentra la bellísima Laguna Verde Encantada y hacia el sur la Laguna del Otún. La Laguna de La Leona que se encuentra adosada a las paredes septentrionales del nevado del Quindío, hace tiempo se secó. Para mí todos estos cambios son dolorosos pues conocí y caminé decenas de veces los nevados y sus lagunas cuando exhibían todo su esplendor. Así terminé, gozoso, mi vuelta a los tres ricos municipios “paisas” del norte del Tolima.