94 años después de la revolución de 1789 en Francia fue creada en París la primera Alianza francesa del orbe (21 de julio de 1883), que se encargaría de difundir en todo el mundo la cultura de aquel país a través del idioma de Molière y Víctor Hugo; la iniciativa fue del señor Paul Cambon y su fundador el señor Pierre Foncin, quienes contaron con el apoyo, entre otros ilustres ciudadanos, de Ferdinand de Lesseps, Louis Pasteur y Jules Verne. La organización de Alianzas francesas hace presencia en más de 130 países, incluido por supuesto Colombia, que cuenta con instituciones en las principales ciudades del país. La alianza Francesa de Manizales se fundó en 1956.
El artículo 1.º constitucional define a Colombia como “democrática, participativa y pluralista”, al paso que el artículo 41 del mismo estatuto fundamental dispuso que en todas las instituciones de educación, entendidas por estas también las regidas por la Ley 115 de 1994, la que incluye la “Educación para el trabajo y el desarrollo humano”, antes denominada educación no formal, “se fomentarán prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana”.
Las Alianzas ‘Colombo’ Francesas como se llamaron en nuestro país hasta hace unos años, hoy denominadas simplemente “Alianzas Francesas”, dependen estatutariamente de la fundación del mismo nombre, aquellas que siempre estuvieron dirigidas por ciudadanos originarios de Francia en su condición de Directores, tradición que se rompió con la designación de la directora de Bucaramanga, primero, y luego con la de Manizales, esta última elección que no fue fácil no solo por la discusión que hubo en el seno de la junta directiva de la cual quien esto escribe era su presidente, sino por el interés que se tenía desde Bogotá, e incluso por alguna autoridad de Caldas, para que en la dirección se mantuviera un súbdito francés por los motivos que entonces se esbozaron. Por simple mayoría se optó por una vocera caldense, lo que igualmente derivó en un proceso de reorganización administrativa, regularización laboral de docentes, y un comienzo de proyección de la entidad a otras zonas del Departamento con las obvias dificultades que significaba su expansión.
Recuerdos gratos que aún se mantienen, es haber participado en la inauguración de la actual sede propia; reconectar al Colegio Anglo-hispano con la idea de convertirse en el primer centro de educación trilingüe de la región, como en efecto lo es hoy; la suscripción después de varios años de un convenio entre la Alianza y la Universidad de Manizales para la enseñanza del francés, así como en la elaboración de proyectos de estatutos para las Alianzas de Pereira y Manizales; siempre he querido mantener mis añejos lazos indisolubles con la institución, los que de alguna manera continúan.
Ha sido escaso el número de socios que ha tenido la Alianza Francesa de Manizales, algunos de los cuales por diversas circunstancias debieron dar un paso al costado disminuyéndose de esta manera su fortaleza institucional y democrática, deseando que se vuelva a incrementar con personas cívicas y desinteresadas (socios por afiliación), todo en beneficio de dicho organismo y de la ciudad. Habrá ya la ocasión de abordar cómo se ha establecido su configuración actual.
La importante visita del Señor Embajador, M. Sylvain Etté, para instalar la Semana de Francia en Colombia, es sumamente reconfortante para Manizales, el Departamento de Caldas y su Alianza Francesa, pero también se espera que este ente logre consolidar un grupo de asociados que coadyuve, sin exclusiones, en promover su objeto misional.